Todo Cambia

Érase una vez que mientras Albert Einstein estaba enseñando en la Universidad de Princeton aplicó un examen a una clase avanzada de estudian...

viernes, 4 de noviembre de 2011

WAYNE DYER.- TU YO SAGRADO.-

ENERGÍA DIVINA


En los seres humanos palpita una energía divina. El poder de esta energía impregna todo nuestro ser y nos permite realizar todas las funciones del vasto repertorio de los pensamientos y conductas humanas. En esta energía divina existen dos aspectos.









El aspecto externo hace que el corazón lata, los pulmones se hinchen y los sentidos funcionen: en esencia, mantiene vivos nuestros cuerpos. El aspecto interno de esa energía está dormido, pero podemos despertarlo.

Este universo interno es más vasto que el externo. El júbilo interior hace que todo el júbilo que se experimenta en el mundo de los sentidos parezca carente

de significado. Cuando se exprimenta esa luz interna, añade a la vida una brillantez que no se parece a nada que puedan describir las palabras.

Cuando uno descubre su yo más sublime, experimenta esa energía interior y permite que guíe su vida. El adjetivo más corriente para describir esta fuerza interna es “espiritual”.

Cuando hablo de espiritualidad y de ser espiritual, describo una actitud hacia Dios, un viaje interior de iluminación. Hablo de desarrollar las cualidades divinas de amor, perdón, bondad y éxtasis que tenemos dentro. Según mi

interpretación, la espiritualidad no es cuestión de dogmas ni de reglas. Es luz, júbilo y concentración en la experiencia del amor y el éxtasis internos, y

transmitir esas cualidades al exterior. Al viaje destinado a descubrir su yo más sublime lo llamo “búsqueda sagrada!

DEFINICIÓN DE SU BÚSQUEDA SAGRADA

La energía esencial que le ha alimentado durante toda su vida es la energía exterior. Ésta energía exterior mantiene la vida, pero no proporciona la sensación de éxtasis y plenitud que anhelamos.

En su libro Mistery of the Mind (El misterio de la mente), Swami Muktananda describe la experiencia de la energía divina:

Un día, esa luz explotará y lo verá todo. Verá que el universo entero existe

dentro de ella. La luz divina de la Conciencia comenzará a inundarle los ojos y entonces la verá dondequiera que mire. Verá su luminosidad en la gente, en

los árboles, las rocas y los edificios. Verá la misma Conciencia alzándose en cada pensamiento y sentirá que pasa por su mente; adondequiera que vaya su mente, encontrará su propia Conciencia interior, el creador del mundo.









Verá que la totalidad del universo está contenida en usted mismo. Sabrá que todo –todas las infinitas formas del mundo- no son más que emanaciones de

su existencia. Se dará cuenta de que es usted quien se refleja en todas partes,

y que es su propio reflejo el que pasa ante sus ojos.

Usted tiene dentro de sí este poder de trascendencia sobre la vida dominadas por el ego. Puede darse la vuelta y mirar hacia el interior, descubrir su naturaleza espiritual. Entonces podrá vivir cada uno de sus días, con

independencia de lo que pueda estar haciendo, con la sensación de éxtasis que

se deriva de hallarse en el sendero de la búsqueda sagrada. Hacer explotar esa luz implica entender quién es uno y qué está haciendo aquí, en esta cosa

llamada cuerpo, en este lugar llamado mundo, en este momento de su via. UNA MIRADA ÚNICA A SU VIDA



El punto de partida de su búsqueda es entender que el universo y nuestra participación en él no son fortuitos.

La inteligencia fluye a través de todo el universo, y ha tenido muchos nombres. Hace que los planetas giren en sus órbitas, que las galaxias permanezcan en

su sitio, que las semillas broten, las flores se abran y que usted, sí, usted, respire, camine y piense.

Esta inteligencia invisible está en todas las cosas, en todas partes. No puede cogerla ni verla ni olerla. Pero usted sabe que está ahí.

La energía exterior, que controla la materia y el mundo físico, es finita. Esto significa que hay unas cantidades limitadas de oxígeno, hidrógeno y carbono. No hay ningún otro lugar al que ir en busca de más cuando se nos acaben. Todos los elementos físicos, identificados por los científicos y estudiados por los colegiales de todo el planeta, son finitos.

Todas las cosas de nuestro mundo visible están hechas de estos elementos

que existen en cantidades finitas. Me gusta pensar en lo material como en algo que se renueva permanentemente. Puesto que tenemos sólo una cantidad limitada de este “material”, tiene que ser constantemente transformado.









El hierro que tiene hoy en la sangre, forma parte de toda la reserva de hierro. Es evidente que estaba en otra parte antes de que usted fuese concebido.

Hace quince millones de años podría haber sido parte de un depósito de mena

de hierro de Afganistán. Hoy forma parte de la energía no interna que le anima

a usted.

Y así ocurre con todas las partículas físicas del universo. Es una reserva finita que se recicla sin parar. Partículas materiales que tienen una forma, regresan a

la Tierra y se trasforman. Como una partícula de magnesio de una espada que aparece más tarde en el fémur de una pantera.

Emily Dickinson escribió un libro de poemas, El lebrel solitario, en el que describe este fenómeno. Es mucho más atractivo que cualquier prosa que pueda usar para ilustrar dicho tema.

Este polvo callado fue caballeros y damas, Y muchachos y muchachas;

Fue risas, habilidades y canciones, Y vestidos y rizos.

Este lugar pasivo una elegante mansión veraniega, Donde flores y abejas

Cumplieron con su circuito oriental. Luego cesaron, como éstas.



El yo físico que podemos ver y tocar está hecho del mismo material del que está hecho todo lo demás. Sin embargo, usted es diferente de las cosas externas a usted mismo. Para comprender esto, considere las cuatro categorías que describen el mundo: mineral, vegetal, animal y humana. Si

tomáramos una muestra de cada una de estas categorías, las pulverizáramos y colocáramos el polvo en cuatro recipientes separados para analizarlas, el

informe no presentaría ninguna diferencia discernible. Las muestras mineral, vegetal, animal y humana comprenderían todas las mismas materias primas. Y sin embargo, todas estas muestras difieren entre sí de un modo invisiel, que

está más allá de lo material.



Las diferencias, no obstante, no se encuentran en la conformación física de las cosas. Se hallan en lo que llamaremos conciencia. Cada categoría tiene un

nivel distinto de conciencia. Mineral

El mundo mineral incluye mucho de lo que ve a su alrededor. Para el ojo que no está alerta son sólo cosas que se encuentran por ahí y no hacen nada.









Puede mirar una roca y ella no hará nada aunque la contemple eternamente.

Así pues, decimos que los minerales, aunque hechos de la misma materia que nosotros, tienen muy poca conciencia.

(Digo “muy poca” porque para un científico cuántico, que estudia las cosas en

el nivel subatómico y piensa en términos de billones de años luz, los minerales resultan fascinantes. Cuando se los examina a niveles subatómicos están

vivos, cambiando de modo interminable.) Vegetal

El reino vegetal está conformado por los mismos elementos físicos que el mundo mineral, pero tiene un nivel de conciencia muy diferente. La energía vegetal produce, da fruto, crece haia la luz del sol y se protege de los invasores. De alguna forma, la inteligencia organizadora ha tomado los mismos elementos y los ha reunido para crear un producto que tiene más conciencia que los minerales.

Animal

Una vez más, los animales están hechos de los mismos elementos que los minerales y los vegetales, pero su nivel de conciencia es mayor. En ellos vemos apareamiento, planificación de futuro, enseñanza de los jóvenes, emigración y una amplia variedad de otros ejemplos de conciencia superior. La inteligencia organizadora ha tomado los mismos elementos y ha hecho criaturas con niveles de conciencia más altos.

Humano

También nosotros estamos conformados por los mismos elementos que las otras categorías, pero tenemos niveles de conciencia todavía más elevados. Podemos hacer muchas de las cosas que hacen las otras categorías, y podemos hacer más.

Tenemos poder para comunicarnos con la inteligencia organizadora y para crear una vida placentera. Podemos conocer la inteligencia organizadora

divina que forma parte de nosotros, aunque haya estado durmiendo desde que tenemos memoria.

Sabe usted muy bien que existen diferencias importantes entre estas

categorías, y que estas diferencias no tienen nada que ver con el mundo físico.









En efecto, éste es un sistema inteligente en el que usted está integrado y eso significa que su vida en este planeta es parte de dicha inteligencia.

Si el sistema es inteligente y esa inteligencia es invisible, y nuestra presencia

aquí es una parte de esa inteligencia, nunca podremos discernir absolutamente nada al respecto mediante la utilización de instrumentos que sólo existan en el mundo físico. Necesitaremos comunicarnos con esa parte que yo llamo conciencia.

Usted necesita comenzar a mirar hacia su interior para ver quién es y por qué está aquí.



USTED ESTÁ AQUÍ POR UNA RAZÓN

Existió un instante del tiempo en el cual usted estuvo en “ninguna parte”. En el momento anterior a la concepción estaba “ahí”. Luego, en un instante

glorioso, pasó del ninguna parte al aquí y ahora.

Habrá otro instante glorioso en el que pasará del aquí y ahora al ninguna parte.

A ese momento lo llamamos muerte. Pero usted –ese usted inspirado, inmutable, eterno, indivisible –continuará viviendo.

Si es verdad que formamos parte de un sistema inteligente, podemos suponer que ese paso desde ninguna parte al aquí y ahora tiene un propósito. Al darse cuenta de esto puede dejar de plantearse si es una creación divina con un propósito, y sencillamente aceptar que lo es. Forma parte de este sistema inteligente, y está aquí por alguna razón divina.

Esa razón tiene que ver con la energía espiritual sobre la que estoy

escribiendo. El conocer su yo espiritual constituye su búsqueda sagrada y el reto de su vida.

Muchísimos de nosotros hemos crecido en la creencia de que somos el cuerpo que los alberga, el trabajo que realizamos y la religión que practicamos.

Nuestras vidas participan de las realidades exteriores al mismo tiempo que

vemos que siempre cambian. Sin embargo, en alguna parte de nuestro interior, nos sentimos iguales.

Puede que nunca le haya dedicado mucho tiempo a ese aspecto del yo, pero si

lo hace descubrirá un yo interno que nunca cambia sino que se encuentra inmerso en un mundo cambiante.

Es probable que algún día su yo físico descanse bajo una lápida que dé cuenta de la fecha de su nacimiento y de la de su muerte.









Pero su alma interior sabe que usted es eterno. En esa faceta de su yo carece

de forma, no tiene límites. Sin límites no hay nacimiento ni muerte. Lo que ha nacido morirá, lo que nunca ha nacido nunca puede morir.

¡Su yo espiritual nunca nació! ¡Su yo espiritual nunca morirá!

El saber esto de una forma que no deje lugar para la duda le capacitará en gran manera para su búsqueda sagrada. Cuando llegue a ese estado, sabiendo que quien es usted es el yo inmutable, tendrá un propósito en su vida.

Sogyal rinpoche, en The Tibetan Bool of Living and Dying (El libro tibetano del vivir y del morir) dice esto con unas palabras que merecen ser enmarcadas:

En el mundo moderno, hay pocos ejemplos de seres humanos que encarnen

las cualidades que derivan de la comprensión de la naturaleza de la mente. Así que nos resulta difícil imaginar una iluminación o la percepción de un ser iluminado, y más difícil todavía comenzar a pensar en que nosotros mismos podemos convertirnos en iluminados.

...Aun en el caso de que pudiéramos pensar en la posibilidad de una

iluminación, una sola mirada a lo que compone nuestra mente –enojo, codicia, celos, desprecio, crueldad, lujuria, miedo, ansiedad y agitación- minaría para siempre la esperanza de conseguirla.

...La iluminación... es real; y cada uno de nosotros puede, quienquiera que seamos, en las circunstancias correctas y con la preparación apropiada, comprender la naturaleza de la mente y conocer por tanto lo que es inmortal y eternamente puro en nosotros. Ésta es la promesa de todas las tradiciones místicas del mundo, y ha sido cumplida y está siendo cumplida en incontables millares de vidas humanas.



Usted puede ser uno de esos millares de seres humanos iluminados. Esto sucederá cuando descubra la naturaleza de su verdadero yo, y relegue a un segundo plano, donde le corresponde, la parte de usted que está centrada en lo físico. Desde allí podrá animarse a continuar y mantener su yo elevado, en

lugar de actuar de forma que minen su esencia espiritual.

Todo este asunto de la búsqueda sagrada es real, y puede conocerlo, amarlo y atesorarlo. Una vez que lo haga, ya no querrá volver a vivir de ninguna manera que sea inconsecuente con su yo divino e invisible.

Usted no es ese nombre, ni esa ocupación, ni ese número de la seguridad social, ni ese cuerpo.









Con independencia de su familia, o de la etiqueta que le hayan colgado. En la inteligencia de Dios usted es sagrado, y tiene un propósito para estar aquí.

Ese propósito no lo encontrará en el mundo físico. Cuando deje de buscar la satisfacción en el mundo externo, la totalidad de su ser, icluido su mundo material, reflejará su divinidad.

La verdadera definición de la propia conciencia es el descubrimiento del yo superior y la jubilosa vida. Es la conciencia de su energía interior y lo más elevado de usted mismo. Es una conexión con lo divino y todo lo inmutable. La propia conciencia está en la génesis de su yo.



LA EXPERIENCIA DE LA PROPIA CONCIENCIA

¿Qué experimentará cuando haya respondido al reto de mirar hacia el interior y vivir según las directrices de su yo espiritual? Continuará “cortando leña y acarreando agua”, como nos dice un antiguo proverbio zen. No desarrollará de modo repentino nuevos talentos e intereses.

No obstante, tendrá un nivel de conciencia que le permitirá ver cosas que han estado ocultas. Esta comprensión le proporcionará una sensación de paz y satisfacción interior.

La experiencia de la propia conciencia no es algo que se pueda obtener del mundo físico. Pero sus interacciones con el mundo físico se verán alteradas de forma espectacular cuando la adquiera. Será capaz de manifestar con precisión qué necesita del mundo físico. Participará en la creación de lo que

su yo inerno sabe que es necesario para la búsqueda sagrada.

Esta comunicación con su yo interno le llevará a nuevos grados de conciencia superior. Vivirá los siguientes cambios derivados de la conciencia superior, y

se convertirán en parte de su vida diaria:

1.- Experimentará e intensificará el significado de la conciencia. Se dará cuenta

de que en este sistema inteligente no existen los accidentes. Comprenderá que todo lo presente en su vida tiene algo nuevo que enseñarle. Apreciará a todas

las personas y todas las cosas de su vida.

Al saber que no existen las coincidencias, comenzará a confiar en esa

sensación de que los acontecimientos en apariencia desconectados tienden un significado. Incluso empezará a crear esas situaciones cuando las necesite.

Se sentirá ante el destino como un igual, en lugar de una víctima del mismo.









2.- Descubrirá la existencia de una fuente universal de energía. Usted tendrá fe en esa fuente universal de energía. Comenzará a ejercitar su capacidad de establecer contacto con esta fuente y a convertirla en parte de su vida



cotidiana. Desarrollará un profundo conocimiento sobre la energía divina y su capacidad para acceder a esa energía.

Será incapaz de abrigar ninguna duda acerca de la fuente universal de energía. Comprenderá que todos los seres son parte de ella y que ésta es lo que les

anima. No tendrá duda de que todas las debilidades y falsedades se derivan de

la negativa a reconocer estos hechos.

3.- Se sentirá amado. Pedirá y aceptará la guía de Dios. Esta vitual nutrición espiritual la percibirá tanto en sus experiencias internas como externas. El

miedo inmovilizador disminuye al sentir la presencia de la energía divina. Todo parece ser como debe ser, a pesar de que puede que no lo entienda. Se sentirá

en paz respecto de lo que ve y lo que siente.

Sus deseos de enmendar y reparar los errores de su vida también forman parte de este plan divino. Buscará satisfacer sus deseos para servir a Dios y a la humanidad con lucidez y ánimo de paz.

4.- Desarrollará sus sentimientos de respeto y estima. Comenzará a ver la belleza, y a sentirse que le embarga un sentimiento de respeto ante la magnificencia del universo. Estimar la belleza es en realidad la sensación de

amor que se experimenta cuando se está conectado con lo divino. Ese amor le llenará con una nueva sensación de fortaleza.

Al centrar su energía interna en la belleza que le rodea, recibirá esa energía. Con la práctica, este tipo de receptividad se transformará en una fuente de sustento en su vida diaria.

– Se sentirá conectado con todos. Al transformarse su yo superior en la fuerza dominante de su vida, se volverá cada vez más consciente de su vinculación

con los demás.

Al igual que usted puede observar millares de flores con diferentes tonalidades originadas por el mismo haz de luz, podrá observar también muchos matices y formas distintas en personas, con lenguas, costumbres e ideas políticas, todas originadas en una sola esencia. Una luz, muchos colores. Una esencia,

muchas manifestaciones físicas. Esto no será una mera percepción filosófica. Será una forma de vida.









Sentirá que cualquier cosa que sea destructiva para un ser humano es destructiva para todos. Sabrá que la esencia o fuerza vital que fluye a través

de usted, fluye a través de todo. Esta conciencia superior le llevará a la conclusión a la que llegó el Mahatma Gandhi: “Dios no tiene religión”. Esa conciencia le proporcionará la energía del amor, la cual nos ayudará a unirnos

a todos.

6.- Establecerá una nueva relación con la realidad. Cuando su alma se convierta en la fuerza que guíe su vida, romperá la relación habitual con la realidad. Los límites de su percepción se ampliarán para incluir otro mundo

que coexiste con el nuestro. Sabrá que los límites existen en la medida en que

el orden social define nuestras vidas. Trascenderá el orden social y romperá esa caduca relación una vez que haya transformado su realidad personal. Cuando descubra que es ilimitado, diferentes opciones comenzarán a nacer, hijas del conocimiento ilimitado que reside en su interior. Ya no creerá ni

siquiera en las suposiciones de más sólida apariencia sobre sí mismo y lo que

le rodea. Sabrá que todos los “poderes” que se les reconocen a los maestros espirituales están dentro de usted.

Sus niveles de conciencia cambiarán de un modo tan espectacular que ya no se sentirá limitado por la realidad de la mayoría.



7.- Experimentará la entrega y la aceptación. Finalmente dejará de luchar y se limitará a dejarse ir, a pesar de que no consiga entender por qué acontecen tantas cosas que no están de acuerdo con la forma en que usted orquestaría el universo. Aceptará que Dios sabe lo que está haciendo. Este proceso le transformará, será más eficaz en su búsqueda.

Ya no juzgará a Dios. Por el contrario, sabrá que éste es un sistema inteligente. Los huracanes, los tornados, las muertes accidentales, el delito y la pobreza

serán vistos como partes de este plan divino de la misma forma que lo son los días nublados, los mares en calma, la compasión, la prosperidad y la plácida muerte. Su deseo por mejorar las condiciones también participa de ese plan. Trabajará en ello, en lugar de centrarse en por qué son “erróneas” esas condiciones.

8.- Se convertirá en un soñador despierto. Su mayor conciencia se lo permitirá. Todo lo que sea capaz de conseguir cuando sueña será posible cuando esté despierto. El poder de su mente para dar forma a lo que antes

sólo podía ocurrir en sueños, comenzará a constituir su realidad en estado de vigilia.









En sueños, cuando quiere examinar en detalle un objeto no tiene que acercarse

a él: atrae el objeto hacia usted con el poder de su energía interior. Con la misma energía, comenzará a dar forma a objetos o realidades en su estado de conciencia de vigilia.

Comenzará a poder desplazarse por el tiempo, crear los personajes que

necesita la obra de su vida, a comunicarse con los difuntos, a estar en más de un sitio a la vez, a hacerse invisible, a conseguir parecer más viejo o más

joven, y todos los otros “trucos” de los que disfruta en sus sueños.

Algunas personas necesitan toda una vida para aprender a convertirse en un soñador despierto. Con su conciencia superior y la guía de su yo más noble,

se convertirá en uno de esos soñadores despiertos.

9.- Conocerá el poder y el éxtasis del silencio. Descubrirá que cuando “guarda silencio” entra en uno de los lugares más sagrados que puedan existir.

Un momento de silencio es el más alto honor que podemos hacerle a alguien. Descubrirá que también es el más alto honor que puede hacerse a sí mismo. Como escribió Herman Melville: “El silencio es la única voz de nuestro Dios... A todas las cosas y emociones profundas las precede y acompaña el silencio...”

Se apartará de la vida “ruidosa” y buscará el silencio. La oración y la meditación serán parte integral de su vida. Las respuestas que busca, la guía que necesita, la ayuda que requiere, aparecerán mientras practique el silencio como un modo de honrar su verdadero yo. Será capaz de vivir esos

momentos preciosos a voluntad.

El ruido y la agitación serán incapaces de penetrar en su silencio. Entre el tráfico, en medio de tensas reuniones, durante ejercicios de competición, en

casa, con sus hijos jugando y haciendo escándalo... será capaz de acceder a su propio silencio y saber qué quería decir Melville cuando escribió: “El silencio

es la consagración general del universo. El silencio es la invisible imposición de las manos del divino pontífice sobre el mundo” Ésta será su realidad una

vez lograda una mayor conciencia en su vida.

10.- Sabrá que hay una solución espiritual para cada problema. En el reino del espíritu encontrará las respuestas para las dificultades. Su yo superior tiene la solución, con independencia de lo insoluble que pueda parecer el problema.



Los problemas como la adicción a las drogas, la comida y el alcohol tienen soluciones en su yo superior. Al entrar en su interior verá su excesivo deseo

de algo externo como un mal refugio ante el dolor. Cuando comience a

disfrutar del placer y alborozo por dirigir la mirada hacia su interior, el deseo y

la necesidad de lo externo desaparecerá.

Cuando empiece a conseguir un equilibrio perfecto al estar en paz, al escuchar su cuerpo, la pulsión de comer en exceso o ser indolente ya no gobernará su vida.

Cada problema –ya sea en una relación amorosa, económica o se refiera a la salud o la imagen personal- tiene una solución en su yo superior. Cuando esté

en paz, goce del silencio, medite y escucha, escuche a Dios; se apartará de lo mundano y se encaminará hacia lo divino de su interior. Sabrá lo que necesita hacer.



11.- Pasará de adquirir a compartir. En este superior estado de conciencia pasará de los deseos personales a preguntarse: “¿Cómo puedo ser de

ayuda?”. En lugar de centrarse en lo que puede obtener, le guiará el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de otros. Lo paradójico de esto es que entonces comenzará a ver que la abundancia afluye a su propia vida.

Deseará menos y sin embargo se sentirá más satisfecho Apartará la atención

de sí mismo y obtendrá placer al ayudar a los otros. Necesitará menos, querrá menos y se sentirá menos atraído por la adquisición y la posesión. Sabrá lo

que quiso decir Albert Shwwitzer cuando escribió estas palabras: “Cada hombre tiene que buscar por sus propios medios que su propio yo sea más noble, y para darse cuenta de cuál es su verdadero y propio valor. Tiene que dedicarle un poco de tiempo a sus semejantes. Aunque sea poca cosa, présteles ayuda, h aga algo por ellos, algo por lo que no recibirá más que el privilegio de hacerlo. Porque recuerde, usted no vive sólo en el mundo. También están aquí sus hermanos”.

12.- Vivirá de manera auténtica. Ya no tendrá ninguna dificultad para ser usted mismo. Sabrá que una existencia vivida de modo auténtico conduce a al

verdad universal y a una superior conciencia.

Se aceptará al saber que cualesquiera que sean sus ctos en el pasado, incluso los que puedan haber sido destructivos e inmorales, fueron una parte de quien era en esa época y contenían grandes lecciones. Será capaz de decir con convicción: “Soy lo que soy”. Mientras que a algunas de las personas que

están cerca de usted esto podría resultarles difícil de aceptar, ya no será capaz de actuar en contra de sus ideas.









Cada vez le resultará más fácil escuchar sin estar a la defensiva, porque su conocimiento interior será grande y satisfactorio. Vivirá su existencia de forma auténtica: cumplirá el objetivo que tenía para estar aquí, sabiendo que “la vida pone exámenes” y aprendiendo de aquellos que suspendió. Su autenticidad se basará en el descubrimiento de que no puede emular a otras personas, y a

pesar de eso ser sincero consigo mismo y con Dios.

13.- La alegría será su estado natural. Accederá a un conocimiento interno plácido, como un tibio fluido que corre por dentro de usted. Descubrirá que la alegría es un estado natural y que puede alcanzarse sin recurrir a sustancias.



La alegría es un estado de gracia, y un estado de autosuficiencia. Es una conexión con Dios, una conexión con la verdad universal. La alegría, el contento, le proporciona la sensación de tener un propósito.

14.- Enjuiciará menos y será más magnánimo. La conciencia superior anulará sus tendencias enjuiciadoras. Comenzará a ver que juzgar a los demás no los define a ellos, sino que le define a usted. En consecuencia, se sentirá menos inclinado a juzgar a las personas o las cosas.

Aceptará que los otros recorren su propio sendero. Aquello de ellos que antes

le irritaba, se convertirá en el reflejo de una parte de usted mismo. Como lo expresó Carl Jung: “Todo lo que nos irrita de los demás puede conducirnos a un entendimiento de nosotros mismos”.

Será capaz de verlo todo de esta forma no enjuiciadora. Aprenderá lecciones por las que se sentirá agradecido. Por eso, le resultará bastante fácil reconciliarse con el perdón.

Sabrá que aquello percibido como “erróneo” eran divinamente correcto. La ausencia de crítica y la capacidad para perdonar aportarán una nueva serenidad a su vida.

También comenzará a perdonarse a sí mismo. Verá los errores como lecciones. Esto le liberará hacerse reproches a sí mismo. Ha tomado la decisión de ser libre.



TOMAR LA DECISIÓN DE SER LIBRE

Los elementos de la conciencia superior descritos en los catorce ejemplos que acaba de leer son aspectos de la libertad personal. Y le corresponde a usted escogerlos.









La dificultad reside en que la conciencia humana es como una casa enorme

con muchas habitaciones. Cuando nacemos, es como si llegáramos a una de

las habitaciones de la conciencia y viviéramos allí hasta que morimos. A veces intentamos acceder al resto de la casa empujando la puerta sin éxito.

Para abrir con éxito la puerta que conduce a la conciencia superior debemos abrirla hacia dentro. Cuando uno se da cuenta de que no tiene por qué estar encerrado en una habitación de la conciencia, se enfrenta a la decisión de

tomar una dirección diferente. Y es en ese momento cuando toma la decisión de ser libre.

La libertad es la capacidad para abandonar la única habitación de la conciencia

en la que uno nació. En esa habitación se aprende cuáles son los límites de la vida. Fuera de esa habitación se aprende que la vida cuenta con posibilidades ilimitadas. Usted no tiene por qué ser una de las personas que Arthur Schopenhauer describió en la siguiente frase: “Todos tomamos los límites de nuestra visión como los límites del mundo”.



UNA DEFINICIÓN RADICAL DE LA LIBERTAD

Mi proyecto de escribir sobre la libertad recibió un firme impulso cuando mi familia y yo vivimos una “aventura a lomos de un caballo” hace unos años, en Maui, una isla del archipiélago de Hawai. Para mí, la experiencia fue una coincidencia significativa. He aprendido a reconocer y honrar dichas experiencias. Me ayudan enormemente a tener un propósito en la vida.

“Aventura a lomos de un caballo” es el nombre que Frank Levinson, con su amiga Amber, le ha dado a la odisea espiritual que dirigen en una región



apartada de Maui. MI familia y yo tuvimos la oportunidad de pasar un día “a lomos de un caballo” en la hermosa casita que Frank tiene allí.

Les dije a Amber y Frank que planeaba escribir un libro sobre cómo ponerse en contacto con la parte espiritual de nosotros mismos, y permitir que quien gobernara fuese el lado humanitario. Amber dijo:

En ese caso, escribirás sobre la libertad. Lee el libro de Florinda Donner. Entró en el dormitorio y volvió a salir con un ejemplar de Being-in reaming

(Vivir en sueños), e insistió en que me lo llevara y me quedara con él.









Yo ya lo he terminado –dijo ella-, y he estado esperando a que llegara la persona indicada para leerlo. Quiero que te lo quedes como regalo.

Mientras íbamos en coche hacia el otro extremo de la isla, le dije a mi esposa, Marcelene:

Tengo la impresión de que leer este libro será un acontecimiento que cambiará mi vida. –Y, desde luego, me puso justo ene l sendero que estaba buscando.

He aquí la definición de libertad de Florinda Donner:

¿Cuánto cuesta la libertad?

La libertad te costará la máscara que llevas puesta –dijo ella-, la máscara que te hace sentir tan cómodo y tanto cuesta desechar, no porque se te adapte muy

bien sino porque la has llevado durante mucho tiempo. –Ella dejó de pasearse

y se detuvo ante la mesa de cartas.

“¿Sabes qué es la libertad? –preguntó retóricamente-. La libertad es la total ausencia de preocupación por ti mismo –continuó al tiempo que se sentaba junto a mí, sobre la cama-. Y la mejor manera de dejar de preocuparte por ti mismo es preocuparte por otros.

¿Puede imaginarse vivir todo un día sin pensar en usted mismo? ¿Sin que nada le ofenda, sin que nada le trastorne, sin que nada le enoje? ¿Es posible ver el mundo como es? ¿Es posible despreocuparse de sí mismo en esa situación?

¿Sería entonces capaz de tender la mano para ayudar a otros, de vivir, trabajar

y proveer, sin preocupase de lo que recibirá a cambio? Sólo trate de imaginarse que no piensa en usted mismo ni una sola vez en todo el día, sin

preguntarse ni una sola vez por qué no le aprecian lo bastante, por qué no es lo bastante rico, por qué no le tratan con la suficiente justicia.

Sólo advierta que los otros hacen lo que hacen, sin compararse con ellos. Entregue algo de sí mismo y no pida ni espere nada a cambio. Simplemente viva. ¡Es libre!.

He aquí los párrafos finales del maravilloso libro de Donner:

Florinda me había dicho que la libertad es una absoluta ausencia de preocupación por uno mismo, una falta de preocupación que se logra cuando

la mayor parte de la energía apresada dentro de nosotros es puesta en libertad.

Había dicho que esta energía sólo se libera cuando ponemos límites al elevado concepto que tenemos de nosotros mismos, de nuestra importancia, una importancia que sentimos que no debe ser violada ni objeto de burlas... El


precio de la libertad es muy alto. La libertad solo puede alcanzarse cuando se sueña sin esperanza, cuando está dispuesto a perderlo todo, incluso los

sueños.



Para algunos de nosotros, el soñar sin esperanza, el luchar sin ninguna meta en mente, es la única manera de mantenernos a la altura de la libertad.

La libertad, si se la define como ausencia de cadenas, existe para muchos. Pero si libertad significa librarse de aquello que nos constriñe la conciencia diaria, si la libertad significa tener visiones ilimitadas, si la libertad significa crear milagros y vivir en una dimensión espiritual radicalmente nueva, entonces la libertad existe para muy pocos.

Si puede olvidarse de la idea de su propia importancia sin derribar su propia estima, está escogiendo el tipo de libertad que Florinda donner me ayudó a ver. También sabrá lo que quería decir Janis Joplin cuando cantaba: “Libertad no

es más que otra palabra para decir que no hay nada que perder”.

Cuando no se tiene nada que perder, se es libre por completo, y cuando no preocupa la propia importancia, se tiene libertad. Se tiene un propósito, se vive

en júbilo, y uno espera que el mundo sea un lugar divino donde amar a los otros. En realidad está creando de nuevo su mundo con su recién hallada libertad. Y a uno ya no le obsesiona obtener el crédito de nadie.



SU PAPEL EN EL PROCESO DE CREACIÓN

En los últimos años se han escrito centenares de libros sobre la mecánica de la creación. Mi favorito es Wuantum Consciousness (conciencia cuántica), de Stephen Wolinsky. Este libro ofrece un punto de vista comprensible sobre

cómo se crea el universo. Le insto a leer el libro del doctor Wolinsky, y poner una particular atención en el ejercicio que recomienda para entender la mecánica de la creación.

Lo siguiente es una descripción elemental de cómo se crea todo lo presente en

el universo, lo cual le ayudará en su búsqueda sagrada.

La totalidad del universo está hecho de energía, cuya mejor descripción de esta energía es aquella que la representa como una onda.









A las partículas más diminutas que conocemos las llamamos partículas subatómicas. Sin embargo, no están hechas de materia; son energía.

Estas partículas son tan diminutas que el único medio por el que sabemos de su existencia es por el rastro que dejan en los aceleradores de partícula.

Las partículas parecen existir sólo cuando las observamos. Sólo cuando se toma la decisión de ver una partícula, la onda de energía se convierte en una entidad concreta.

La atención dirigida hacia esa energía reconocible como una onda es lo que crea la realidad que llamamos partícula o sólido, o mundo físico.







Wolinsky escribe: “El observador es el creador de la partícula / masa del universo... Esto significa que la manera en que experimentamos

subjetivamente los acontecimientos, interacciones, y nuestro yo interno viene creada por el observador... por nosotros”.

Piense en esto mientras considera su búsqueda. Aquello sobre lo que su atención se centre, aquello será lo que creará. Yo no puedo entender cómo dichas partículas invisibles funcionan en el plano cuántico, pero reo que estas pruebas científicas nos ofrecen formidables pistas sobre los efectos y poder de nuestra atención conscientemente dirigida.



Abrazar de manera consciente la plenitud de dios en todo lo que uno ve y hace, y centrar la atención en lo que se quiere conseguir, es el secreto del mecanismo de la creación.

Cuando uno opera desde su yo superior, está al mando. Se convierte en un co-creador con Dios de todas las realidades de su vida.

En The Tao of Physics (El Tao de la física), Fritjof Capra escribe: “si los útiles

de la medición se modifican, las propiedades de la partícula cambiarán”. Esto significa que cuando uno centra su atención en algo y se convierte en el observador, el acto de observar afecta a la creación. Pero si modifica su

modelo de observar y/ aparta la atención, también la creación se verá afectada.

La creación de cualquier cosa en el universo físico está determinada por el tipo

de atención que uno le dedica. Aparte al observador (la atención( y alterará la creación. La forma en que una onda se hace sólida e independiente es mediante la atención consciente del observador.









Éste es el valor de aprender a mirar hacia el propio interior y centrar la atención

en lo que uno quiere crear. Las partículas subatómicas existen o desaparecen dependiendo del observador.

La experiencia interna de mantener su yo superior centrado en el objeto de su deseo constituye el proceso de creación de su vida. O como lo describe Gary Zukav en The Dancing Wu Li Masters (Los maestros danzantes Wu Li): “Lo que hay ahí fuera al parecer depende, en un riguroso sentido matemático así como filosófico, de lo que nosotros decidimos aquí dentro. La física moderna nos

dice que un observador no puede observar sin alterar lo que ve”.

Usted puede decidir lo que hay aquí dentro por el sistema de volver la vista en una dirección nueva. Ha de saber que lo que está observando y a lo que está dedicando su atención en el interior, afectará a lo que suceda en el exterior. Creará un mundo de alborozo y conciencia espiritual si es allí donde decide concentrar su atención.

Todo esto tiene por significado poner en su conocimiento que la mecánica del universo y de su búsqueda son un mismo proceso.

Hasta ahora he descrito la búsqueda sagrada y lo que sentirá cuando le haya dado la vuelta a su vida. El apartado siguiente ofrece sugerencias para la práctica diaria. Estos ejercicios le ayudarán en el proceso de cambiar su mirada.

SUGERENCIAS PARA ACEPTAR EL RETO DE LIBERTAD.

Cada día haga un intento de ayudar a otras personas de alguna forma y no se

lo diga a nadie. Con lentitud, las preguntas sobre su propio valor y por qué

está aquí se evaporarán. Tan sólo una pequeña ayuda o amor entregado a otra persona, sin pensar que le deben algo, le pondrá en el sendero de la conciencia superior.

Copie esta verdad antigua y reléala a diario: “Cuando busques felicidad para ti mismo, siempre te eludirá. Cuando busques felicidad para los demás, la

entrarás para ti mismo”

Practique la consecución de coincidencias significativas: fórmese en la mente una clara imagen de algo que le gustaría que ocurriera en su vida.



Una oportunidad laboral, conocer a su pareja perfecta, abandonar un comportamiento adictivo. Manténgase centrado en esta imagen y dé amor con toda la frecuencia que le sea posible, teniendo esta imagen en mente.

A medida que perfeccione la manera de mantener la energía interna sobre lo

que le gustaría lograr, y continúe dando amor, atraerá las coincidencias que se adapten perfectamente a su deseo. Esto se lama dirección de las

coincidencias, y es algo que yo practico a diario. Funciona.

Valore de modo constante el mundo interior. Comience a reparar en sus pensamientos y recuerde que el sencillo acto de pensar es una prueba de que hay una energía invisible que fluye a través de usted todo el tiempo.

Perciba a su pensador: es decir, el yo invisible que está detrás de sus pensamientos. Busque conocer al que sabe, la inteligencia invisible que reside detrás de lo que llamamos conocimiento. Lo conocido está siempre en movimiento; cambia y no tiene ningún lugar de asiento. Es el que sabe, el inmutable y eterno.

Con esta conciencia comenzará a conocer su divinidad. Fuera de esta conciencia será capaz de dar forma al mundo que desea.

Mantenga conversaciones con Dios. En lugar de pedirle favores, afirme su voluntad de utilizar toda su fuerza interior para crear soluciones. Pida la fuerza

y esté dispuesto a realizar lo que sea necesario.

Saber que se es capaz de acceder a la guía divina requiere algo más que una práctica semanal. Dichas experiencias de saber provienen del interior y nunca puede dudarse de ellas. Hacerlo trastoca la existencia.

Tómese tiempo para apreciar la belleza. Cuando contemple un pájaro, una flor, una puesta de sol, una madre que amamanta a su hijo, un anciano o un

autobús escolar, ábrales el corazón. Permita que el amor circule desde usted hasta ellos y sienta cómo le es devuelto. Cuanto más practique el recibir amor del entorno, mas energía tendrá.

Hay energía en todas las cosas y seres. La forma en que recibe esta energía invisible es mediante la apreciación de la belleza y la maravilla de nuestro universo.

Con la práctica, será capaz de enviar al exterior el amor que recibe mediante el sencillo acto de apreciar la belleza. ¡Inténtelo!


Intente apartar a todos los enemigos de sus pensamientos. La misma inteligencia que fluye a través de usted fluye a través de todos los seres

humanos. Olvídese de las cosas que los intereses creados quieren que crea. Todos somos uno; cada uno, una célula de ese cuerpo llamado humanidad. Cuando se tiene esta mentalidad universal, la persona se ve libre del odio que divide a la humanidad, y es incapaz de participar en la violencia. El acto de


herir a otro, con palabras o armas, es un acto de separación.

Cuando uno sabe que está conectado con todo, no puede ni imaginar que golpea a otros, mucho menos sentir odio por pretendidos enemigos. La respuesta a nuestro problemas de violencia se halla en el reino espiritual. Piense en usted mismo como alguien sin limitaciones y establezca una nueva

relación con la realidad. Imagínese capaz de conseguir cualquier cosa que su mente pueda representarse.

Sueñe que vuela, que cambia de forma, que desaparece y reaparece, y cualquier cosa que le resulte atractiva. Establezca una nueva relación con la realidad que sólo dependa de lo que usted quiera ser.



Despójese de todo lo que le han dicho que es imposible o irreal, y establezca con Dios lo que es posible para usted. Examine todas las dudas que tiene sobre los milagros y quienes los obran, y reemplace esas dudas por una postura abierta.

Su meta es tener una relación muy personal con la realidad.

¡Abandónese! Esto implica un acto del corazón. El acto de entrega tiene lugar

en un momento, Deje atrás sus conflictos con lo que es y lo que puede ser, y abandónese. Deje de preguntarse: “¿Por qué yo?”.

Acepte el hecho de que su cuerpo morirá y que usted es eterno. Fúndase con este concepto cuando alguien muera, y deje de decirse que su muerte no debería haber sucedido de la forma en que sucedió. Puede abandonarse y aceptar, y también puede llorar.

Repare en cualquier diálogo interno repetitivo sobre los horrores y tragedias del mundo. Abandónese y despójese de él. Esto no significa que vaya a regocijarse con el sufrimiento de los demás. Significa que no centrará su energía interna en el sufrimiento. Lo cual le hará sentirse más dispuesto a eliminar el sufrimiento de los demás.

Cada día mueren millones de personas, y millones más aparecen en este planeta. Es una obra de constantes entradas y mutis. Todas sus opiniones

sobre cómo debería suceder no son más que nociones que uno tiene de cómo

Dios debería dirigir esta obra.









Pero todo es perfecto; incluso la parte que le desagrada o juzga negativa. Abandónese y tenga presente que también usted es uno de esos personajes

que han hecho su entrad ay acabarán haciendo un mutis. Pero tanga también presente que es eterno, y que ésta es su más cierta realidad.

¡Abandónese! Solo requiere un instante.

¡Sueñe despierto! Eso es. Recuerde que no tiene por qué irse a dormir para poder soñar. Concédase momentos para soñar sin dormir.

Permita que su mente cree todo lo que puede crear cuando sueña dormido. Mediante la práctica de este ejercicio llegará un día en que no será capaz de distinguir entre sus sueños de vigilia y sus sueños nocturnos. Éste es un lugar maravilloso, porque le proporciona la oportunidad de crear mentalmente el

marco de su experiencia vital.

Soñar despierto puede hacerse sentir ilimitado. Lo hacía de niño y le etiquetaban de soñador. Pero aquellos fueron momentos maravillosos. Cuando se libera de los límites autoimpuestos que experimenta en la conciencia de vigilia, entra en el mundo del espíritu. Es ahí donde llega a

conocer su yo superior, a experimenta a Dios. Es ahí donde puede mantener conversaciones con esas personas, importantes en su vida, que ya han fallecido. Es ahí donde puede recibir guía y la confirmación de su esencia inmortal.

Tómese cada día un tiempo para el silencio. Podría ser una forma de meditación, pero si prefiere no hacerlo, simplemente permítase algunos momentos de silencio. Viva su silencio durante al menos treinta minutos diarios.

Cuando estamos enamorados, solemos decir que nos faltan las palabras. Usted está buscando ese amor divino interior como parte de su búsqueda sagrada, así como concédase tiempo para guardar silencio.

Cuando sentimos asombro ante algo decimos: “Me faltan las palabras”. Esto

es un indicio de valor de silencio. Encontrará a Dios cuando permita que la



parte espiritual de su conciencia domine su vida. Abandone el ruido, las precipitaciones y el bullicio de su vida durante sólo treinta minutos al día, y se convertirá en un momento que apreciará como un tesoro.









Imagine una solución espiritual para su problema. Piense en el problema más grave con que se enfrenta hoy. Escríbalo. Ahora repase todos sus pasados intentos de solventar esta dificultad. Verá que la práctica total de los esfuerzos que ha realizado para corregir ese problema estaban centrados en el mundo exterior.

Ahora intente un enfoque por completo distinto:

Primero repare en la parte emocional del problema que le inquieta: la tristeza, el enojo, el dolor, el miedo. Luego tome la decisión de que esta emoción es

negativa e indeseable para su vida. Ahora repare en la sensación que le produce esta experiencia interna.

Está fijando su conciencia interna en lo negativo de la emoción que despierta el problema. Sólo dese cuenta de ello. Ahora, quítele la etiqueta de negativa a la emoción y limítese a aceptarla como lo que es ni mala ni buena, sólo una

emoción. En lugar de etiquetarla, mírela como energía, obsérvela como tal. Ésta es una forma espiritual de abordar la solución de su problema. Se ha convertido en observador. Está considerando la emoción relativa a su problema como simple energía. Antes de que pase mucho tiempo, verá

desaparecer las emociones. Sus sensaciones de tristeza, ansiedad y miedo se disiparán, mediante el solo acto de observar.

A medida que se siente cada vez menos ligado emocionalmente, el problema desaparecerá de modo paulatino. Una solución espiritual es aquella en la que

se desliga emocionalmente del resultado y ve la energía como algo que fluye a través de usted. Mediante la observación de esa energía, se aleja del dolor. El acto de observación comprensiva disipa el problema.

Aligere la carga a partir de hoy. Haga un repaso de todas las pertenencias que

ya no usa y compártalas con otros. Puede hacerlo con todo lo que posee. Cuantas menos sean las cosas a las que se aferre, mas libre será. El acto de compartir sus pertenencias es un acto de conciencia superior. A la postre,

será capaz de entregar las cosas que todavía usa, y luego será también capaz de dar su dinero. Sabrá que todo lo que dé le será devuelto con creces.

Recuerde la máxima: “Muchísimas personas desprecian el dinero, pero pocas saben darlo”.

Al aligerar su carga material, gastará menos energía en atesorar, asegurar, preocuparse y demás. Cuando menos apego se sienta a sus pertenencias, más capaz será de compartirlas de forma incondicional con otros, y más plácida

será su vida.









Esfuércese en estar satisfechos de sí mismo en vez de forzarse a complacer a otros fingiendo. Diga para sí: “Yo soy lo que soy y eso está bien siempre y cuando no le haga daño a otras personas”.

Esta afirmación evita que tenga que cambiar su yo auténtico por uno falso. Usted es una criatura divina, eterna e inmutable. El resto no es más que la representación que lleva a cabo el cuerpo.

Séale fiel a su yo invisible. Hágalo en silencio y sin alharacas, pero hágalo. Su comportamiento, más que sus palabras, le enseñará a la gente que no está



dispuesto a ser algo que no es. NO hay necesidad de hacer aspavientos. Un encogimiento de hombros, o un apartarse de las situaciones comprometidas, o una declaración firme, suelen bastar.

Tenga claro sus tendencias internas y no será agresivo cuando su inclinación sea estar sereno, ni atlético cuando sabe que no es lo suyo, ni homosexual cuando su guía interior le dice lo contrario.

Esto significa estad dispuesto a confiar en su yo interno y atenerse a esa guía interna ante las presiones de los demás.

Dirija su atención hacia lo que le complace. Por ejemplo, si tiende a imaginar desastres, cambie esta costumbre por la contraria. Recuerde que aquello en lo que piensa acaba tomando forma. Ahora, después de haberse representado mentalmente la tragedia, vuelva a representarla con un final feliz. Es

importante que haga esto cada vez que se sorprenda deslizándose hacia catástrofes imaginarias, porque si no lo hace provocará los resultados que teme.

Usted tiene el poder de hacer que su mundo interior trabaje en su beneficio o perjuicio. Úselo para crear las satisfactorias imágenes que quiere que ocurran

en su mundo material, y llegará un momento en que esa satisfacción interna abrirá el camino que recorrerá.

Puede llevar una vida apacible y placentera. La elección está en sus manos.

No juzgue. Si ve a alguien que es muy diferente de usted en apariencia física, edad o posición económica, utilice su mente para transmitirle amor y no censuras, Si de modo instantáneo, por la fuerza de la costumbre, hace un juicio, reconozca que acaba de hacerlo, y luego transmítale a la persona su amor incondicional durante un segundo.

Esto le hará perder el hábito de enjuiciar y hará que adquiera el de usar la mente para transmitir el tipo de amor que recargará de energía su vida.









Éstas son algunas sugerencias con las que puede trabajar cada día al iniciar su búsqueda del yo trascendental.

Usted tiene las capacidades para responder a este reto, pero antes de estar en verdad preparado, necesita examinar mucos hábitos que ha adquirido a lo

largo de la vida, en la que su ego y el mundo material han sido quienes han dirigido su existencia.







2

Reconocer

las limitaciones de su pasado







Hacemos todo lo posible por desmentir el hecho,

pero continúa siendo un hecho; el hombre es tan divino como la naturaleza, tan infinito como el vacío.



Aldous Huxley









Por mucho que proteste, soy responsable



de todo lo que sucede en mi vida









En los años siguientes a su llegada desde la nada al aquí y ahora, le enseñaron muchas creencias sobre lo que era capaz de hacer y lo que le resultaba

imposible realizar. También aprendió de los demás sus creencias respecto de

la religión, educación, amor y quiénes eran sus enemigos. La influencia de esas personas que le cuidaron en los primeros tiempos conformaron su elección de amigos y maestros. La persona que es en la actualidad es sobre

todo resultado de sus interacciones con los adultos del entorno en que creció. La prueba científica presentada en el primer capítulo, referente a cómo la partícula se ve modificada por la energía del observador, es también aplicable

en este caso. Usted se configuró a partir de la energía de sus primeros menores. La partícula que se convirtió en usted se formó a partir de la interacción cuántica de los observadores de su crecimiento. Es esta energía,

su pasado, la que debe explorar mientras se prepara para llevar a término su búsqueda sagrada.

No estoy sugiriendo que mire su pasado para hacer críticas. De hecho, le insto

a no recordarlo como bueno o malo. Simplemente sucedió.

Tenga presente lo que ha leído en el primer capítulo y el tema en el que hice hincapié a lo largo de Tus zonas mágicas(*). Esta realidad global que compartimos es un sistema dotado de inteligencia y un universo divino. Todo

lo que ocurre es parte del desarrollo de esa inteligencia. Una parte de ese desarrollo es ahora su deseo de una conciencia superior.

(*) Publicado por Grijalbo. (N. De la T.)

Así pues, ha llegado el momento de deshacerse de las creencias que le han servido bien pero que ahora le impiden avanzar. El proceso de despojarse de esas creencias es fácil de entender si puede representarse la vida como exámenes que debe pasar.









Del mismo modo en que se nos exige que superemos exámenes durante

nuestra experiencia escolar, se nos pide que pasemos exámenes en la escuela

de la vida. Si los aprobamos, avanzamos hasta el nivel siguiente, y luego nos examinamos de ese nuevo nivel durante nuestra estancia en el aquí y ahora. Si no los aprobamos, repetimos curso y continuamos en ese nivel hasta haber aprendido la lección.

Muchos años, incluso toda una vida, pueden consumirse repitiendo una sola lección con el fin de aprobar el examen espiritual. Podríamos encontrarnos repitiendo los mismos comportamientos de modo agotador y deprimente, una y otra vez, sin aprender la lección que la vida trata de enseñarnos.

Podría encontrarse yendo de una mala relación a otra, incluso buscando a la misma persona cada vez aunque con un cuerpo diferente. Una y otra vez podría encontrarse que está siendo dominado, no apreciado, o tratado con indiferencia por una pareja desconsiderada. Tal vez continúa en una

ocupación repitiendo las pautas de comportamiento de experiencias laborales

que antes fueron insatisfactorias. Podría contraer continuamente el mismo tipo de gérmenes y repetir pautas de enfermedades.

Las personas que emprenden con éxito el sendero espiritual viven existencias que aman y se sienten productivas porque se dan cuenta de que las pautas de



vida están tratando de decirles algo. Comprenden que esas situaciones son las pruebas, los exámenes, de la vida.

Las mismas reacciones –las respuestas que han dado antes- no obtendrán resultados diferentes. Al reaccionar de modo distinto, lo que han hecho es decidirse a superar las pruebas, los exámenes. Para avanzar hasta el siguiente nivel de esta carrera de la vida, tiene que superar las pruebas que surgen por el camino.







AVANZAR HASTA EL NIVEL SIGUIENTE

Primero, tome la decisión de establecer una nueva relación con la realidad.

Esta nueva relación ha de basarse en el entendimiento de que a partir de ahora será usted quien tome las decisiones. Toda la información que ha recibido

hasta ahora pasará a considerarse como pruebas que ha superado.

Todas las personas y cosas que entraron en su vida tenían una razón para

estar allí. Llegaron para enseñarle. Usted aprovechó las lecciones, ahora ya ha superado las pruebas.









Ya no es necesario que permanezca en la misma aula repitiendo los mismos cursos. Valore esas experiencias tempranas pero tenga presente que ya está preparado para continuar adelante. Recuerde la sensación de mayor libertad que experimentó al pasar de la escuela primaria a la secundaria, al

preuniversitario y a la facultad. Recuerde que la libertad es la experiencia que busca ahora.

Mucho después de tomar la decisión de se escritor, me di cuenta de que iba a tener que establecer una nueva relación con la realidad. Nunca ha dejado de asombrarme cómo aparecen los maestros cuando estamos preparados. En

este caso, mi maestro fue Jackson Browne, quien me enseñó una lección en la letra de una de sus canciones.

Llevaba a mi hija mayor, Tracy, de vuelta a casa después de una excursión por

el sur de Florida. Late for the Sky sonaba en el radiocasete del coche. Me entretuve en explicarle la letra a Tracy como una forma de iniciar una conversación. Comencé a repetir la letra en voz alta a medida que sonaba la música.

Jackson Browne cantó luego la canción titulada For a Dancer. Ya había oído

esa canción centenares de veces, pero en esta ocasión sentí la letra como una parte tan integral de mí mismo que fui incapaz de continuar la conversación

con Tracy. Me quedé allí, conduciendo, pensando en lo ciertas que eran las palabras y en lo que significaban para mí. La letra se refería a la mayoría de las personas como bailarines que pasan su vida bailando con pasos dictados por otros. Alentaba a quienes lo escuchaban a examinar sus vidas y convertirse en los coreógrafos, no en meros bailarines de sus existencias.

Yo sabía que mi propósito en la vida era ayudar a otras personas a obtener confianza en sí mismas, enseñándoles a mirar en su interior y confiar en la sabiduría interna. En un sentido, siempre había estado haciendo eso, incluso

de niño: demostrar el valor de la confianza en las propias capacidades. Mientras conducía experimenté un instante sublime, sentado en el coche y repitiendo la letra y prometiendo en silencio hacer que el significado de la

canción adquiriera vida tanto en mi propia existencia como en las existencias de quienes estuviesen dispuestos a escuchar.



Tras haber oído centenares de veces For a Dancer y caer cautivado por ella, la letra me empujó, cuando estuve preparado, hasta el siguiente nivel. Se

convirtió en el impulso de este capítulo y, en un sentido más amplio, de este

libro y, en el más amplio de los sentidos, en el impulso de toda mi obra hasta el momento.









La mayoría de nosotros bailamos siguiendo los pasos que nos han mostrado las pesonas que hemos conocido, y a menudo no nos damos cuenta de que todavía bailamos según ese ritmo en la edad adulta. Como sugiere Jackson Browne, tenemos que aprender a sembrar algunas semillas propias, convertirnos en el coreógrafo de nuestra propia vida y danzar al son de la música que hayamos compuesto nosotros.

El siguiente paso, pues, es la conciencia de que lo único que hay es el ahora. Hoy es el único día de su vida. Notiene por qué estar limitado por su historia. Reelaborae su relación con la realidad. Ya no será un mero bailarín, también será compositor, coreógrafo y el alma rectora de ese baile.

La manera como ha vivido hasta ahora le ha permitido funcionar en el nivel de

la supervivencia, y ha de estarle agradecido. No rechazará ni juzgará su

pasado. Tan sólo tomará la decisión de ascender un poco. En este nuevo nivel usted es el coreógrafo. Baile con los pasos que usted mismo cree.







DEJAR ATRÁS SU HISTORIA PERSONAL

Tener un pasado nos impide centrarnos en el ahora. Quizá ésta sea una idea radica, pero le pido que considere la posibilidad de erradicar de forma absoluta

su pasado y vivir por completo en el momento presente.

Lo primero que podría venirle a la cabeza, como vino a la mía cuando comencé

a considerar esta posibilidad, es que resulta imposible. Tengo una memoria,

sin lugar a dudas, y sería una locura por mi parte fingir que no soy producto de mi pasado. Lo que estoy pidiéndole es que haga abstracción de él.

La cuestión radica en que, dado que usted es un producto de su pasado, está bailando al son de una música que le han impuesto. Con el fin de dar el primer paso hacia su búsqueda sagrada, tiene que despojarse antes de la idea de que

es incapaz de dar ese paso.

En Relatos de poder, Carlos Castaneda s adoctrinado en la sabiduría del

Nagual, un maestro espiritual que vive en un mundo muy diferente del nuestro. Su maestro, don Juan, le dice: “Un día, descubrí que no necesitaba un pasado, así que, como la bebida, lo dejé”. Mientras Carlos considera la idea, se le dice que si puede aprender a borrar su historia, se verá libre de la carga de los pensamientos de los demás.















Cuando la gente conoce nuestra vida pasada, ejerce cierto control sobre nosotros. Esperan que seamos algo que ya hemos sido, o que nos han enseñado a ser. Si no estamos a la altura de sus expectativas se sienten

desilusionados. Entonces nos cargamos con la culpa de haber decepcionado a quienes han sido nuestros mentores.



No obstante, existe una alternativa sencilla que puede ponerse en práctica en un momento de satori o despertar instantáneo. Puede deshacerse de su historia ahora mismo. Simplemente deshágase de ella. Para decirlo con sencillez, si no tiene un pasado, sus actos no tienen por qué derivar de él.

E todos los seres inspirados que he conocido y leído, una cualidad que todos parecen tener en común es que no están de manera alguna atados a su pasado. Son libres porque no se basan en lo que eran.

Reconocen que toda las personas y acontecimientos que aparecieron y

tuvieron lugar en su pasado formaban parte del sistema inteligente que ha sido su realidad. Pero saben que ésta es una realidad nueva y distinta, que

comienza y acaba con el ahora. Son libres para tener la mente abierta.

El libro A Course in Miracles (Curso de milagros) lo expresa así:

Volver a nacer es dejar que el pasado se marche, y mirar al presente sin condenarlo... Sólo se te pide que dejes ir al futuro y lo deposites en las manos

de Dios. Y mediante la experiencia verás que también has depositado el pasado y el presente en sus manos, porque el pasado ya no te castigará, y el temor al futuro carecerá ahora de sentido.

Usted no necesita un maestro para que le enseñe todos los elementos de la conciencia superior. No necesita un maestro que le diga cómo borrar su pasado y las limitaciones en que ha llegado a creer. Lo que necesita es un maestro que le enseñe que tiene un poder inconmensurable dentro de usted. Esto es lo que deseo hacer. Espero convencerle de que la realidad de la existencia es su ilimitado poder interior.

En Ilusiones, Richard Bach explica que cuando uno razona convencido de sus limitaciones, lo único que se obtiene son las limitaciones. Si ha aceptado sus limitaciones durante largo tiempo, puede que esté convencido de que e es imposible conseguir ciertas cosas. He aquí la razón por la que borrar su

pasado, hacer borrón y cuenta nueva y comenzar con el ahora, resulta un aspecto tan importante en su búsqueda sagrada.









Despójese de todas las creencias que le han convencido de sus incapacidades

y defectos. Limpie ese armario e creencias gastadas. Libérese de su viejo yo. Conviértase en una pizarra en blanco. En esa pizarra no hay nada escrito ni proyectado.

El viaje se inicia con la negación del pasado. El tesoro empieza con el ahora. No hay nada malo en borrar su historia. Hay un gran amor y respeto por todo

lo que ha aprendido hasta ahora, pero el ahora está en blanco, y lo más importante, abierto a todas las posibilidades. Sin restricciones, sin limitaciones, sólo con la voluntad de experimentar. Dios y el divino universo habitan en su interior

Su vida ya no se verá constreñida por lo que ha conocido. Su programa de

vida ha sido suspendido. En el instante en que uno se despoja de su pasado se convierte en un ser eterno. Siempre l ha sido. Siempre lo será.

Llegados a este punto hay que responder a la pregunta: “¿Quién soy?”. Las respuestas ya no tienen por qué limitarse a las etiquetas que han definido su experiencia vital.







SI USTED NO ES SU PASADO, ¿QUIÉN ES?

El famoso poeta libanés Kahlil Gibran escribió que sólo hubo una ocasión en su vida en que le faltaron las palabras. Fue cuando alguien le preguntó:



“¿Quién es usted?”. Es una cuestión imposible de responder con apalabras, porque lo que somos carece de forma, y las palabras pertenecen al mundo de las formas. La respuesta a esta pregunta no se encuentra en el ámbito formal.

Cada uno de nosotros es un alma con un cuerpo, no un cuerpo con un alma. El alma no puede er medida ni observada. Quizá la mejor manera de responder a

la pregunta sea observando lo que no somos.

Me encanta la manera en que Nisargadatta Maharaj responde a este interrogante en I Am That (yo soy eso). Este autor escribe:

Del mismo modo que los colores de esta alfombra los origina la luz, pero la luz no es el color, así el mundo es obra tuya, pero tú no eres el mundo. A eso que crea y mantiene el mundo puedes llamarlo Dios o providencia, pero en

definitiva tú eres la prueba de que Dios existe, no al revés. Porque antes de

que pueda plantearse ninguna pregunta acerca de Dios, tú debes estar allí para plantearla.









Usted es la esencia, invisible, que demuestra la existencia de Dios y del mundo. Más adelante en este pasaje, Maharaj añade:

El cuerpo está hecho de alimento y la mente de pensamientos. Considéralos tal como son. El desasimiento del cuerpo, cuando es natural y espontáneo,

constituye la liberación. No necesitas saber o que eres. Basta saber lo que no eres. Lo que eres nunca lo sabrás, porque cada descubrimiento revela nuevas dimensiones que conquistar. Lo desconocido no tiene límites... Imponte tareas

en apariencia imposibles... ésa es la manera.

Su historia ha intentado convencerle de que a usted le corresponde tal o cual etiqueta que le han asignado. Usted adoptó esas etiquetas. Para borrar su pasado, es necesario que se quite todas esas etiquetas artificiales.

He aquí algunas de las cosas que usted no es:

Usted no es su nombre. Mi nombre, Wayne, traducido literalmente significa

“constructor de carretas”. El apellido Dyer significa “tintorero”. Los indios de

Norteamérica usaban nombres como Baila con Lobos o Pequeña Paloma Blanca para describirse los unos a los otros. En ambos casos, los nombres, las etiquetas, no expresan lo que las personas son.

El nombre le fue dado para ayudar a distinguir su cuerpo de los otros cuerpos de su entorno, y para proporcionarles a los demás una palabra que pudieran usar cuando querían referirse a usted. Pero ni por un momento piense que el nombre es usted. En realidad, el nombre es quien usted no es.

Usted no es su cuerpo. Fíjese en el posesivo de la expresión “su cuerpo”. Esto da a entender que el cuerpo es algo que se posee. Usted es el poseedor del cuerpo y la fuerza invisible que hay en él, pero no es el cuerpo en sí.

El cuerpo no es nada más que un conglomerado que incluye huesos, cartílagos, sangre, hierro, calcio, piel... Al consultar su pasado, hallará muchísimos traumas en torno a la importancia del cuerpo.

¿Le enseñaron que el aspecto decía mucho acerca de usted? A la mayoría de nosotros nos enseñaron a pasar horas delante de los espejos preocupándonos por la postura, el físico, la piel, la ausencia o presencia de pelo vello, el peso, la estatura y demás. Pero estamos ante un falso yo.

Usted posee un cuerpo. No es un cuerpo.



Usted no es su mente. Del mismo modo que decimos “su” cuerpo, también decimos “su” mente. Esto da a entender que usted es el dueño de la mente. Con la mente piensa, y por lo tanto hay unos pensamientos y existe un ente pensante.

Cuando le preguntaron a Maharaj si la mente era la persona, contestó:

“Examínala con atención y verás que la mente siempre bulle en ideas. En ocasiones puede quedarse en blanco, pero lo hace durante un rato y retorna a

su habitual inquietud. Una mente calmada no es una mente plácida. Dices que quieres pacificar tu mente. ¿Está en paz el que quiere pacificarla?”.

¡Qué maravillosa pregunta, qué estimulante!

¿Quién es el dueño de la mente? ¿El dueño que busca paz está él mismo en paz? Quien en realidad es usted no es la mente sino el yo que hay tras de la mente. Y tal dueño no se encuentra en el plano de lo físico.

Durante la mayor parte de la vida le han enseñado que usted es su mente. Ha estado formándose, asistiendo a clases ad infinitum e identificándose de

alguna forma con lo que sabe.

Al dejar atrás su pasado, dejará atrás la idea de que usted es su mente (Éste es un concepto tan importante para acceder al yo espiritual, que le ha dedicado un

posterior capítulo titulado “Cultivar la condición de espectador”).

Usted no es su ocupación. Usted no es ni ingeniero ni profesor ni secretario ni tendero. Son elecciones que ha hecho su invisible yo como forma de cumplir

con su misión en el aquí y ahora.

Cuanto más defina su trabajo su personalidad, más difícil le resultará conocer

la verdad y alcanzar la libertad. Le es más fácil lograr la satisfacción y ser consciente de ser una criatura divina a cualquier vagabundo anónimo que haya desempeñado muchos trabajos, que a una celebridad atrapada en su imagen pública.

Identificarse con el trabajo que se desempeña puede mantenerle apartado de su verdadero yo superior. Puede inhibir su capacidad para conocer su yo espiritual, puesto que usted ha hecho que su vida gire en torno a su trabajo.


Deshacerse del pasado implica despojarse de la idea de que uno es lo que hace. Recuerde este ejercicio de lógica: si uno es lo que hace, entonces uno no es lo que no hace.

Cuando se cree que uno es su trabajo, lo que se está haciendo es seguir una rutina establecida para dar un valor a a vida; pero un valor que no tiene sentido. Nuestro yo espiritual no participa en esa tarea.

Al deshacerse de su pasado, abandona esta idea. Se convierte en lo que

Stuart Wilde, en su sincero y brillante libro, The Whispering Wind of Change

(Los susurrantes vientos del cambio), llama “volverse un minimalista”. Los siguientes fragmentos despertarán su deseo de leer esta magnífica obra:

Nunca avances con prisa. Camina con lentitud, habla sopesando las palabras. Nunca te dejes llevar por las emociones y jamás permitas que la gente te manipule... Siempre hay otra posibilidad, siempre otro momento, y hay cinco

mil millones de personas... Diles que tienes todo el tiempo del mundo, porque

lo tienes, eres infinito. Recuerda que la más grande sabiduría que puedes alcanzar es la del no hacer. Son los tratos y situaciones que evitar los que te ayudan a conservar energía y permanecer independiente y fuerte... Con cada cosa que te comprometas, aumentarás tu carga.

Haga el esfuerzo de quitarse las etiquetas, y tenga presente que no es lo que hace. Usted es el que observa al yo que hace.



Usted no es sus relaciones. Sin duda, la corriente de amor que existe entre usted y los integrantes de su círculo inmediato es muy importante, pero no es quien usted es.
Usted es un alma individual conectada con el todo, pero no es esa relación que mantiene con el todo. Identificarse con las relaciones proporciona gran frustración porque cada vez que hay un pequeño problema en ellas, como siempre habrá, uno se siente desdichado.


Recuerde que es eterno, y eso es inmutable. Mantiene un gran número de relaciones, todas las cuales son importantes, pero llegan y se van como su

vida corporal, que va de la nada al aquí y ahora y acaba volviendo a la nada. Es un ir y venir y por lo tanto algo mutable.

Deshacerse del pasado implica despojarse de la creencia de que una relación fracasada le convierte a uno en un fracasado. No existen relaciones fracasadas. Con cada persona que entra en su vida y sale de ella se ha procedido a un mutuo compartir de lecciones de vida.









Algunos tienen papeles más largos que otros en la representación, pero a la postre, usted volverá a su relación con el absoluto.

Nunca tiene que juzgarse a sí mismo de manera negativa por la naturaleza de sus relaciones. Puede aprender de odas ellas, sabiendo que usted es el observador de cuando ocurre.

Usted no es su país, ni su raza ni su religión. Usted es un espíritu eterno, no un estadounidense, chino o africano. Carece de importancia el cuerpo que

habite, el punto geográfico al que haya llegado, y la religión en la que crea. En

la nada no hay ni budistas, ni católicos ni presbiterianos. Éstas son clasificaciones hechas para distinguirnos los unos de los otros en nuestra forma presente.

Estas identidades sólo tienen sentido en el paréntesis de la eternidad que denominamos vida. Rechácela y se identificará con el reino del espíritu. Entonces ya no estará dispuesto a librar las luchas de sus ancestros, que han intentado convencerle de a quién debe odiar y a quién amar. Ya no asumirá la creencia tribal que le hace percibirse como mejor que otros en virtud de su

lugar de nacimiento o color de piel.

Su pasado le ha transmitido las costumbres de su grupo. Pero usted no

necesita estas limitaciones. Despójese de esa identificación con las etiquetas,

y escoja la nueva perspectiva; la conciencia de la unidad. Usted está unido con todas las almas. Su apariencia o lugar de nacimiento carecen de relevancia.

Los que aún se encuentran atrapados por esas creencias le llamarán traidor, ingrato. Usted será capaz de darles amor y no tener en cuenta sus acusaciones.

En nombre de Dios y de la patria se han hecho las guerras y se ha asesinado a millares de millones de seres humanos. Usted sabe, al igual que todos, que

esto es una violación de las leyes de Dios, que es inconsecuente con las enseñanzas de todos los maestros espirituales que alguna vez han caminado entre nosotros.

Sin embargo, la pauta persiste. ¿Por qué? Porque nos aferramos a nuestros pasados como si fueran nuestras identidades. Niéguese a identificarse con las etiquetas del grupo.

Verse a sí mismo como un ser espiritual sin etiquetas es una manera de transformar el mundo y alcanzar un lugar sagrado. Comience por tomar la decisión de ser libre despojándose de su pasado.



Cuando uno se deshace de su historia sabe que no es ni su nombre, ni su

cuerpo, ni su mente, ni su ocupación, ni sus relaciones, ni su identidad étnica o cultural. Así pues, ¿quién es usted? Lo que queda es lo invisible, lo intangible, aquello que constituye el núcleo del mensaje de este libro.

Lo que tenemos es similar a lo que un seguidor le pidió a Nisargadatta Maharaj que le aclarara. “Cuando miro a mi interior, encuentro sensaciones y percepciones, pensamientos y sentimientos, deseos y temores, recuerdos y expectativas. Estoy inmerso en esa nube y no veo nada más”, le explicó. Nisargadatta Maharaj, que vivía en los suburbios de Bombay, en una humilde choza de adobe, evitando toda posesión y entregado a aquellos que buscaban conciencia espiritual, respondió: “El que ve todo esto, y también la nada, es el maestro interior. Sólo el es, todo lo demás parece ser. Es tu propio yo, tu esperanza y seguridad e libertad; encuéntralo, aférrate a él, y estarás seguro y

a salvo”

¡Qué gran mensaje! El ser espectador es todo su ser. Es la respuesta. No puede describirse con palabras, pero lo conocerá mejor cuando se despoje de

su pasado.



3





Abandono de viejas creencias







Una de las diferencias más impresionantes entre un gato

y una mentira, es que el gato sólo tiene siete vidas. Mark Twain





















Mi pasado no es más que la estela que he dejado tras de mí.

Lo que impulsa mi vida es la energía que genero en el presente.









Ahora ha llegado el momento de comenzar la tarea de reorganizar y abandonar las creencias y opiniones que no se adapten a su nueva relación con la

realidad. Veamos algunas de esas arraigadas creencias y apartémosla de nuestra conciencia.

Su pasado está preñado de creencias. Estas creencias se encuentran en el núcleo de lo que usted percibe como constituyentes de su realidad. Debe usarlas para explicar por qué su vida ha tomado el rumbo que ha tomado.

Tome la resolución de extirpar aquellas que no se ajusten a la nueva relación con la realidad que está creando.



A lo largo de este capítulo se le pedirá que descubra y luego cambie creencias que ya no necesita. Puede que se pregunte por qué iba a aferrarse a sistemas

de creencias innecesarios o indeseados. En el libro Be As You Are (Sea tal como es) Ramana Maharshi, uno de los sabios indios del siglo XX, dice lo siguiente en respuesta a por qué los seres humanos continúan repitiendo costumbres que niegan su ser:

El placer o el dolor no son sólo aspectos de la mente. Nuestra naturaleza

esencial es la felicidad. Pero hemos olvidado el yo e imaginamos que el cuerpo

o la mente son el yo. Es esa identidad equivocada la que da lugar a la

desdicha. ¿Qué debe hacerse? Esta tendencia es muy antigua y ha perdurado durante reencarnaciones. Por lo tanto, se ha hecho fuerte. Debe desaparecer para que la naturaleza esencial, la felicidad, se imponga.

Este capítulo podría ayudarle a responder a la pregunta planteada por Ramana

Mahrshi: “¿qué debe hacerse?”.

He aquí diez de las creencias más comunes y difíciles de desechar que se enseñan en la civilización occidental. Examine cada una de estas creencias nucleares y observe cómo operan en su vida. Luego considere alguna de las sugerencias que ofrezco.









En el proceso, volverá a definir su relación con la realidad y tal vez hallará sus propias respuestas a la pregunta: “¿qué debe hacerse?”.

Recuerde que la totalidad de su vida tiene que ver con la acumulación de energía. Cuantas más creencias destierre de su espacio interno, más espacio habrá para la nueva energía. Pregúntese si estas diez creencias las quiere mantener o desechar. Y tenga presente que si dichas creencias no le sirven, son mentiras que viven eternamente, como sugiere Mark Twain en el epígrafe del presente capítulo.







PRIMERA CREENCIA: CUANTO MÁS, MEJOR

Cuanto más mejor es una enfermedad del siglo XX que puede ocultar el

sendero de su búsqueda. ¿Se ha convertido esta creencia en parte de su vida diaria? ¿Dónde está la paz en cuanto-más-mejor?

Esta búsqueda del más lo condena a uno a una vida de constante lucha.

Resulta imposible disfrutar de la vida. ¿Le han educado en esta creencia? Si ha dedicado una gran cantidad de energía vital al cuanto-más-mejor, puede resultarle difícil sustraerse a esa inercia. Necesita saber si es una piedra angular de su vida.

Algunos de los indicadores de que el cuanto-más-mejor informa su vida son los siguientes: tiene que estar ocupado para sentirse satisfecho; debe ganar más dinero del que gana; ha de obtener un ascenso para demostrar su valía; necesita tener más de todo. Para cambiar esto, usted ha de descubrir y

convencerse de que apenas sí necesita cosas para ser libre.. Éste es el primer paso para abandonar esta espiral.

Cuanto-más-mejor le mantiene a uno anclado en el ámbito de lo físico. Con lo que el yo espiritual no tiene cabida en nuestra vida diaria. La energía interna está concentrada en la acumulación, las adquisiciones, las recompensas, los trofeos, la aprobación y el dinero.

Algunas personas experimentan sentimientos de culpa, vergüenza, y se hacen reproches porque piensan que son haraganas e incompetentes.



Nos enseñan este juego en una etapa temprana de la vida. Ya en el colegio, buscamos conseguir notas más altas, diplomas adicionales, reconocimientos. No hay paz en esta espiral.

La sensación de paz existe cuando uno se aparta del cuanto-más-mejor. Ello indicará que su yo espiritual está llamándole. “Los buenos y los sabios llevan vidas tranquilas”, dijo Eurípides.









Que quede claro que no incluyo esta constante búsqueda del más a la cabeza

de la lista porque sea intrínsecamente mala. La razón es porque le niega la paz

y armonía que precisa su búsqueda sagrada. NO tiene por qué convertirse en un ser inerte para tener paz. Puede abandonar la idea de cuanto-más-mejor y reemplazarla por una serenidad interna que no necesita más para ser satisfactoria.

Usted ha recibido creencias de una interminable cadena de personas que han sido víctimas voluntarias durante generaciones. Cuando se despoje de estas creencias, abrirá un espacio interno que e permitirá acumular un tipo de

energía diferente, energía que le dirigirá hacia la paz y no a la confusión y a una operación a corazón abierto.

Sugerencias para librarse del cuanto-más-mejor:

Relájese, relájese, relájese. Nunca lo repetirá lo bastante. Examine con cuidado cuánta energía vital utiliza en la consecución de lo que ni quiere ni necesita. Practique una vez por día el decir no al cuanto-más-mejor. Diga un muy tajante “no, no voy a perseguir eso”.

En lugar de perseguir el cuanto-más-mejor, dedique tiempo a jugar con su hijo

o nieta. Lea el Nuevo Testamento en lugar de afanarse en otro objeto. Váyase

a dar un largo paseo por la orilla del río en lugar de dedicar tiempo a superar a los demás.

Al liberar la energía que antes aplicaba a conseguir más, usted se libera a sí mismo para experimental el júbilo de ser. Esto es la libertad, el escoger ser, no acumular.

Descubrirá, a medida que adopte esta actitud, que muchas cosas que antes perseguía, incluido el dinero, comenzarán a aparecer en su vida sin que las persiga. Ésta es una de las grandes ironías de la vida ¡Menos es más! Concédase momentos de contemplación silenciosa. Trate estos momentos como algo absolutamente esencial en su rutina diaria. La práctica de la meditación o la plegaria silenciosa volverán a ponerle en contacto con Dios. Como lo expresó Mikhael Aivanhov en The Mistery of Life (El misterio de la vida), “dondequiera que no existan límites, donde existan la infinitud, la eternidad y la inmortalidad, allí está Dios”.

Los momentos de contemplación le apartan de la idea de que debe tener más. Llegará a saber que todo lo que necesita para tener una vida plácida,

placentera y llena de amor, ya lo posee, y esta conciencia impregnará toda su vida cotidiana.









Practique decir “paso”. Cuando comience a sentir la presión de ir a por más, limítese a decir la palabra “paso”. Es liberador dejar que ceda la presión por conseguir más. Después de decir esto unas cuantas veces sentirá una libertad interna. Este espacio interior quedará disponible para su yo espiritual.



Vuelva a la naturaleza. La naturaleza es terapia. Concédase tiempo para ir a bosques, caminar por las montañas, pasear por los campos o a lo largo de la playa. El sencillo hecho de estar en contacto con la naturaleza es una forma de librarse de la enfermedad del querer más.

Pase la noche durmiendo al raso con sus hijos o un ser amado, o a solas. Mire las estrellas y sienta su lugar en la infinita magnificencia del cielo nocturno. Le garantizo que adquirirá una nueva perspectiva de la vida. Verá la belleza del mundo natural y abandonará la creencia de que la acumulación es necesaria

para sentirse completo.

Añada a estas sugerencias las palabras de los Peregrinos de la Paz:”Una vida simplificada es una vida santificada”. Puede ser ejecutivo de una gran

empresa, cabeza de una numerosa familia, representante de ventas, director de un gran hospital, tendero de una zona comercial concurrida... y a pesar de eso llevar una vida santificada. Es la conciencia de un nuevo propósito lo que

necesita tener, una que abandone el “cuanto más, mejor” y la reemplace por “la paz es mejor”







SEGUNDA CREENCIA: LO EXTERNO TIENE LA CULPA DE MIS CONDICIONES DE VIDA.

Si le han educado en la culpa, tendrá la costumbre de echarle mano a esta excusa siempre que desee explicar por qué algo de su vida no funciona.

Usted puede, por ejemplo culpar de la falta de prosperidad a muchos factores externos su cultura, la bolsa, los políticos, sus padres, la fortuna, la codicia de otros. De la enfermedad puede culpar a la herencia, la estación del año, la mala suerte, el entorno. De sus relaciones fracasadas puede culpar a sus parejas,

su incapacidad para amarle, su crianza, sus padres. De su personalidad puede culpar a sus padres, sus genes, su infancia, sus hermanos, su nacimiento. Su apariencia puede ser culpa de la genética, de los fabricantes de alimentos, de

los publicistas, del entorno. Es una lista interminable.









La alternativa a buscar culpables es la propia responsabilidad: hay que enfrentarse a la vida desde el propio yo. Puede que no le hayan educado para asumir la responsabilidad de los acontecimientos de su vida. Pero si no está dispuesto a interrumpir el juego de ir repartiendo las culpas, estará

incapacitado para iniciar su búsqueda espiritual.

Cuando usted culpa a algo externo por las circunstancias que atraviesa, le entrega el control de su vida a ese fenómeno externo. Depender de lo externo significa abandonar el yo espiritual. La búsqueda de este yo se lleva a cabo en

un ámbito interior de serena sabiduría. Le invita a comunicarse con la suprema presencia interior, donde hallará las soluciones.

La llave está siempre dentro. Resulta imposible perder en el exterior de sí mismo la llave que conduce a su propio ser cuando está en el camino de la búsqueda sagrada. Cuando deje de culpar a otros y busque a llave dentro de usted, siempre encontrará lo que necesite.

Cuando dormimos, creamos todos los personajes que necesitamos. En la vigilia, no culpamos a los personajes y sucesos de los sueños. Así que también podemos saber que incluso aquello que no entendemos o no aprobamos están en nuestra vida para enseñarnos algo.



Abandone la tendencia a buscar culpables. Tenga presente que usted es el creador de su vida y que en su interior hay una presencia. Su capacidad para confiar en usted mismo anulará su hábito de repartir culpas.



Sugerencias para abandonar la tendencia a culpar

Cuando se sienta inclinado a pensar que otra persona es responsable de sus circunstancias, tómese un instante para rezar una oración de agradecimiento por la lección. La lección es adquirir la conciencia de que es usted quien experimenta el sentimiento.

Cuando estoy a punto de culpar a los fanáticos de las armas de la violencia de nuestra sociedad, me detengo y aprecio el recordatorio de que soy yo quien experimenta esa angustia. Entonces busco en mi interior una manera de

acabar con la violencia, en lugar de culpar a los fanáticos de las armas. Adopte esta actitud cuando se sorprenda jugando al juego de las culpas.









Siéntase agradecido hacia aquellas personas a quienes les ha permitido

hacerle enfadar. Agradezca en su interior el recordatorio de que la sensación que experimenta está dentro de usted, no fuera.

Ahora puede volver la atención hacia el interior, al camino de su búsqueda espiritual. Desde esta perspectiva puede enfrentarse con el sentimiento de enojo, tomar una decisión respecto de las relaciones que mantiene con las

personas, buscar lo que puede aprender en esa situación, y responder desde el equilibrio y no desde un exterior enojado.

Más importante todavía, desplace su atención de la culpa a la suprema presenciad e su interior. Ahí encontrará equilibrio, amor, solaz, aprendizaje y solución: por el sencillo método de poner toda la atención en la emoción interna, en lugar de culpar al otro.

El amor que active, para usted mismo, dentro de sí, comenzará a radiar al exterior cuando continúe su búsqueda. Pronto habrá amor donde antes hubo culpa.

Recuerde que culpara es un vano ejercicio. Pegue este recordatorio del libro Self-Reliance (Confianza en uno mismo) de Emerson, en algún lugar donde pueda leerlo cada día: “En casa sueño que en Nápoles, en Roma, puedo emborracharme de belleza y perder la tristeza. Meto mis cosas en la maleta, abrazo a mis amigos, me embarco, y al fin despierto en Nápoles, y a mi lado

hay un hecho inconmovible: el yo triste, implacable, idéntico a ese del que huí”. Culpar a lo que le rodea constituye un vano ejercicio porque dondequiera que vaya, usted sigue estando presente. Tiene que cultivar la conciencia de que

todas las cosas de su vida han sido hechas por la mano divina mediante la colaboración de usted con su yo espiritual.

Sea un aprendiz en lugar de un incriminador: Cuando esté meditando,

pregunte: “¿qué tengo que aprender de esta lección?”, en lugar de: “¿por qué

me ha hecho esto?”. Reexamine los hechos problemáticos o traumáticos de su vida. Son las cosas por las que ha tenido que pasar para llegar a este unto en

su sendero. Mire si puede considerar los sucesos actuales desde la perspectiva que tendría dentro de unos años.

Verá que la búsqueda de culpables o responsables es un desperdicio de

energía. Todas estas cosas tuvieron algo de beneficios para su desarrollo. Con esta perspectiva, comenzará a navegar a través de los traumas en lugar de quedarse varado por ellos.



Cuando se sienta inclinado a recaer en el hábito de culpar a otros, recuerde

que está abandonando a su presencia espiritual. Si ha escogido el camino de

la búsqueda sagrada, ya no deseará hacer caso omiso de esta parte de su humanidad.

Debe decirse: “No quiero tener razón, lo que quiero es saber la verdad. Quiero que gobierne mi yo espiritual. Nadie tiene la culpa de cómo me siento. Es mi sentimiento y lo respeto”. Estas afirmaciones le conducirán a confiar en usted mismo y al camino de su búsqueda sagrada.

Su alma espiritual se convertirá entonces en la luz que le guiará durante el resto de su existencia



TERCERA CREENCIA: EL IDEALISMO NO PUDE COEXISTIR CON EL REALISMO

“No seas tan soñador, se realista”. “Olvídate de tus visiones interiores, mira lo que está pasando a su alrededor. Eso es real”.

¿Ha oído frecuentemente declaraciones similares a lo largo de su vida? De ser así, resulta probable que haya desarrollado una actitud respecto de lo que era posible y lo imposible. Si los ideales que le atraían fueron etiquetados como imposibles, es probable que los sacrificara por una manera de ver el mundo basada en lo que otros determinaron que era “realista”

Descartar esa vieja creencia respecto de la realidad puede ser una importante tarea en la búsqueda espiritual, ¿Está dispuesto a considerar su visión de la realidad? Tal vez la declaración de William Blake le inspirará:

Si las puertas de la percepción estuviesen límpidas, Todo aparecería tal y como es... infinito.



¿Puede imaginar su realidad de esa manera ¿Infinita? Cuando su percepción

se amplía, nada es real y nada es imaginario. Todo cuanto hay es percepción. Cuando cultive esta conciencia, su realidad ya no estará definida por el mundo físico.

En el más diminuto nivel cuántico, el tiempo no es una realidad. Las partículas pueden estar en más de un lugar al mismo tiempo, y aparecen y desaparecen

de cuerdo con la forma en que las observamos y los aparatos de medición que utilizamos.









Todo esto constituye una realidad nueva. Recuerde siempre que estamos hechos de la misma energía.

Dada esta perspectiva, es muy importante que se aferre a sus sueños e ideales. Con tranquilidad pero determinación, ha de saber que cualquier cosa que sea capaz de concebir puede manifestarse en el mundo material.

Si quiere una experiencia más rica en su vida, abandone la idea de que la realidad es sólo lo que registran sus sentidos. Su mundo interior y toda la

energía de su conciencia superior crean una realidad diferente de la que le han enseñado.

En esta realidad, su espíritu, la presencia que hay dentro de usted, domina y es real. En dicho mundo usted confía en algo muy diferente de la realidad

ordinaria. Escoger el camino de la búsqueda espiritual significa que usted aprenderá a confiar en esta nueva realidad.



Vuelva a ser el idealista que tenía atisbos del mundo del espíritu. Ese idealista que usted guarda dentro estará encantado de hacer lo que prescribió Buda: Confía en el mensaje del maestro, no en su personalidad.

Confía en el significado, no sólo en las palabras. Confía en el significado real, no en el provisional.

Confía en tu mente sabia, no en tu mente ordinaria, esa que hace juicios. Sugerencias para librarse del realismo y darle la bienvenida al idealismo. Confíe en su intuición. En silencio, afirme que a partir de ahora definirá su propia realidad, y que esa definición se basará en su sabiduría interna.

Su afirmación no requiere que juzgue lo que otros definen como su propia realidad. Por el contrario, lo considerará como el sendero que están recorriendo. Esto le ayudará a alimentar su idealismo, porque se concede permiso y se lo concede a los demás para confiar en la presencia que todos tenemos dentro.

En el interior no hay límites y al interior es adonde se dirigirá a partir de ahora en busca de guía.

Haga una lista de las cosas en las que creía antes de que le dijesen que eran imposibles. Escribir y dibujar sobre esas cosas le ayudará a dotarlas de energía.









Mi educación me convención de que las coincidencias no tiene nada que ver con la vida real. No obstante, ahora sé que cuando me concentro en lograr

algo, sobrevienen coincidencias para facilitar esa visión. Un ejemplo reciente ilustra lo que quiero decir.

Me había marchado a la costa occidental de Florida para trabajar en este libro,

y olvidé llevarme una grabadora portátil. Al deshacer las maletas reparé en ello

y se lo mencioné a mi esposa en la conversación telefónica que mantuvimos por la noche. Antes de irme a dormir pude ver la grabadora en mi mente, y pensé en llamar a recepción para ver si podían conseguirme una. Pero no lo hice y me fui a dormir con al visión de la grabadora.

Por la mañana, estaba preparándome para comenzar a escribir y deseaba tener

la grabadora para escuchar algunas notas que había tomado en una cinta magnetofónica. Encendí la lámpara que había junto al escritorio y, puf, se quemó la bombilla. Por un momento me sentí frustrado, pero luego recordé que estaba preparándome para escribir sobre el designio divino en nuestras vidas. Llamé a mantenimiento y pedí una bombilla nueva.

Al cabo de pocos minutos llegó un hombre llamado Cliff para cambiar la bombilla. Cliff reparó en la máquina de escribir y mis libros esparcidos por la habitación y dijo:

Siempre he querido leer sus últimos libros, en especial Tus zonas mágicas, pero nunca he encontrado el momento. Y ahora vengo a su habitación y lo conozco en persona. ¡Qué coincidencia!

Charlamos un poco y le regalé un ejemplar de Tus zonas mágicas, diciéndole que yo no lo veía como una coincidencia sino como una prueba del poder de sus pensamientos. Luego pensé en preguntarle si sabía dónde podría conseguir una grabadora durante unas pocas horas.

Su respuesta fue inmediata:

Tengo una en el coche. Puede usarla mientras esté aquí. Será un placer para mí. De hecho, esta mañana reparé en que estaba ahí y me pregunte por qué la

tenía en el coche, ya que nunca la uso.



¿Una coincidencia? Tal vez. Una conversación con mi esposa acerca de que necesitaba una grabadora; una visión de la misma mientras me quedaba dormido; una bombilla que se quemó; Cliff que quería leer Tus zonas máginas;

el dejar la grabadora en el coche, aunque no sabía por qué. ¿Todos estos acontecimientos colaborando con el azar?









En mi realidad, estos acontecimientos suceden cuando estoy centrado en un propósito. Llámame idealista, si quiere. Yo sé que mi realidad no está definida

de modo exclusivo por mis cinco sentidos.

Experimente con su nueva realidad. Retenga una visión de lo que quiere que suceda o a alguien que quiera que le llame. Cualquier cosa que sea importante para usted. Medite sobre cómo se manifestará en su vida. Repare en todas las pequeñas cosas que conducen a que eso se haga realidad. Pasado un tiempo,

se dará cuenta de que su realidad se ha convertido en algo en lo que usted desempeña el papel de creador.







CUARTA CREENCIA: HAY UNA SOLA EXISTENCIA Y ES FÍSICA

De niño, usted era consciente de un segundo aspecto de su ser. Yo lo llamo el cuerpo etéreo.

A medida que creció, aprendió a descartar este segundo yo y a creer sólo en el

yo físico. El segundo yo, su doble, es un cuerpo de energía que coexiste con

su cuerpo físico. Este cuerpo de energía no es ni visible ni discernible con los sentidos ordinarios. No obstante, coexiste con su cuerpo físico en todo momento.

Usted ha perdido contacto con este cuerpo etéreo de energía. Eso no significa que no se encuentre a su disposición. Su cuerpo físico es ese que ha llegado a creer que es quien usted es. Sin embargo, ste cuerpo en sí y por sí mismo es neutral. Su cuerpo no puede procurarle ni paz ni agitación.

Por sí mismo, su cuerpo no tiene propósito alguno. Deriva su propósito del ser invisible que es usted. Pensar en su cuerpo como su realidad supone una percepción errónea del ego. Su cuerpo es, con más exactitud, el hogar

escogido por usted para este viaje por la Tierra.

Resulta casi imposible establecer contacto con su yo espiritual cuando sólo se cree en el yo falso y en el mundo material. De alguna forma, en su interior,

usted es consciente de que todo el mundo material es energía. Esta energía parece sólida si se la mira bien.

Una mirada al mundo físico desde más cerca revela una danza de partículas.

Una mirada más cercana a esas partículas revela que están implicadas en otra danza más diminuta de más partículas en el vacío, ad infinitum, hasta que sólo hay energía y ninguna partícula. Ésta es nuestra realidad.









Pero nos han persuadido de que lo que vemos con las limitaciones de nuestros ojos es la única realidad que hay. Su cuerpo forma parte de ese sistema de percepción que le han h echo aceptar.

Su tarea consiste en disolver la barrera que separa estos dos aspectos de su ser. Cuando hace esto, usted alcanza lo inimaginable.

Helen Kéller, que vivió sin el uso de la casi totalidad de sus cinco sentidos,

hizo una profunda observación respecto del cuerpo etéreo: “Me proporciona



una profunda sensación de consuelo que las osas que se ven sean temporales

y las que no se ven sean eternas”.

Durante la infancia es probable que pudiera sentir las cosas sin verlas, como describió Helen Keller. Si su familia y sus profesores no le alentaron a ser de esta manera, uster perdió esas sensaciones.

En El arte de soñar, Carlos Castaneda describe este fenómeno en una conversación con su maestro. Habla de esas corrientes de energía que están a disposición de todos nosotros. Cuando pregunta quién las experimenta, le responden:

Como experimentarlas, lo hacen todos los seres humanos, pero los seres humanos por lo general están demasiado ocupados con las cosas que persiguen para prestarle atención alguna a sensaciones como esas.

¿Qué sensación producen estas corrientes?

Como una leve incomodidad, una vaga sensación de tristeza que es seguida de inmediato por la euforia. Puesto que ni la tristeza ni la euforia tienen una causa explicable, nunca las consideramos como verdaderas acometidas de lo desconocido, sino como inexplicables cambios de humor.



En el sendero de la búsqueda espiritual uno descubre que el mundo que

observa con los sentidos no es el único que existe. Se adquiere conciencia de que tenemos una corriente de energía, siempre, en cada momento de la vida. Esta energía puede ayudarle a realizar ese saldo al mundo de la conciencia espiritual.

Deje de prestarle demasiada atención a las cosas superficiales que persigue en su vida. Aprenda a volverse hacia el interior y conocer niveles superiores de

conciencia. Usted necesita llegar a conocer esa parte de sí mismo y creer en la energía de la presencia que habita en usted. Podrá usarla para satisfacer sus propósitos espirituales.









Sugerencias para deshacerse de su creencia en al exclusividad física



Ábrase a la posibilidad de que otras dimensiones de la realidad estén a su disposición. Afirme ante sí mismo que esto es una posibilidad.

Muy pocas personas creían en la existencia de la vida microscópica antes de la invención del microscopio. Había enormes cantidades de diminutas criaturas

que vivían en su propia realidad, al margen de la opinión que nadie tuviera de ellas. Existen en su piel, sus ojos, uñas y pelo.

Todas esas cosas que siente como sólidas están vivas, y con una actividad invisible. Aplique la misma conciencia esta noción. No puede verlo, pero usted

es un cuerpo energético y un cuerpo físico. A su doble le gustaría que lo conociera.

Comience a prestarle atención a las corrientes de energía, los sentimientos que no puede explicar; las sensaciones que experimenta pero que no puede

relaciona con la experiencia exterior. Empiece por reparar en la realidad interior que llama sentimientos, e intente concentrarse en als corrientes invisibles.

Con todo lo que hace, con todas las personas que conoce, se produce un intercambio de energía. Usted puede aprender a almacenar esa energía. Pero antes tiene que desprenderse de los prejuicios y reparar en la belleza de esas personas y hechos. Esto se transformará en amor.

Aminore su marcha con momentos de silencio contemplativo. NO haga nada. En esos momentos aprecie su cuerpo y la totalidad de su universo físico. Limítese a valorar y reparar en las ondas interiores de placer que comienza a experimentar.


Es como si alguien le hiciera unas caricias muy leves con una pluma. Una sensación de placer. De niño le encantaba. Pruébelo con uno de sus hijos o nietos

Mis hijos a menudo nos piden a mí o a su madre que les hagamos caricias de esta manera. Sienten placer y disfrutan de las olas de energía que les suben y bajan por la espalda.

Reviva esas experiencias en la mente. Cree su propia carne de gallina interna. Pronto establecerá contacto con el cuerpo energético que existe en usted.













QUINTA ACREENCIA: SOMOS INDEPENDIENTES Y DISTINTOS DE TODOS LOS DEMÁS

Nuestra educación fomenta la creencia en las experiencias sensoriales. Dichas experiencias parecen decirnos que somos independientes, únicos, especiales y estamos desconectados los unos de los otros. Muy pocos de nosotros aprendemos que existe alguna clase de unidad. La verdad es que todo se halla conectado.

Durante una gira de conferencias con mi amigo y colega Stuart Wilde por Australia, tuve la oportunidad de mantener una larga conversación con él acerca de este asunto de nuestra interconexión. En su libro The Whispering

Winds of Change, Stuart da una explicación fácil de esta conexión nuestra. Lea sus palabras y desaparecerán sus viejas creencias de que somos seres

aislados.

Todos mantenemos un diálogo en las profundidades de la mente subconsciente colectiva. Eso no significa que no podamos ser una partícula independiente de la ola, sólo significa que podemos comunicarnos entre

nosotros. Todo está conectado. Si se le ocurre una idea que ningún hombre ha considerado jamás, el hecho de que usted haya tenido el pensamiento permitirá que otros piensen lo mismo de forma instantánea. Estamos interconectados porque provenimos del mismo lugar. Su cuerpo existe en la

época moderna, pero sus componentes son muy antiguos. Todo ser humano proviene del miso origen que cada una de las galaxias y cada una de las estrellas. Todos somos uno. Estamos a horcajadas del tiempo desde su principio hasta el día presente.

Stuart también describe en profundidad cómo nuestros cuerpos irradian calor hasta más o menos tres centímetros de nuestro cuerpo, y resplandor electromagnético hasta alrededor de noventa centímetros. A esto lo llama la energía etérea y Stuart cree que podemos llegar a vérnosla los unos a los

otros.

El ojo desnudo puede ser entrenado para observar esta energía etérea si se lo concentra en la visión periférica, que se ha debilitado a lo largo de millares de años de no usarla. Al hacerlo, podemos ver la energía de otros.

Stuart me mostró cómo hacer esto interviniendo en la energía etérea de personas que ignoraban que estuviese haciendo esta demostración. He aquí un ejemplo de su libro (Puedo dar fe de la veracidad de esto; lo vi hacer yo mismo en Australia):



Hace poco estaba sentado en un hotel de Hawai. Entre el restaurante del hotel

y el mar había un sendero por el que se paseaba la gente de vacaciones que iba de un extremo a otro de la playa. Sentado allí, al atardecer, con unos amigos

con los que hablábamos del fenómeno etéreo, comencé a clavar la mirada en los paseantes, lo que yo llamo “conectar”. Les señalaba un paseante a mis amigos y luego conectaba con ese individuo y hacía que se volviera hacia mí. Conté unas cuarenta personas durante la demostración. Sólo cuatro no se volvieron.

En The Whispering Winds of Change, Stuart describe cómo crear esta conciencia en uno mismo.

La noción de ser una unidad global desafía nuestros sentidos y casi todo lo que hemos observado. Miramos a los demás y vemos una distancia. Concluimos que dado que existe este espacio, no hay tal conexión-

Yo paso mucho tiempo caminando por la playa. Siempre me maravillan las aves marinas cuando vuelan sobre la superficie del océano en grandes

bandadas. La bandada gira a la izquierda, luego se desvía bruscamente hacia

la derecha, después se encumbra. Parecen conectadas, como si compartieran una misma mente. Yo sé que existe una conexión, aunque cada pájaro parece desconectado de os demás. Alguna energía invisible les permite moverse

juntos como si fueran uno solo.

Esta energía invisible también le conecta a usted con todas las demás personas. Cuando reconozca esto, se despojará de su sensación de aislamiento. Una vez que esté internamente convencido de su conexión con

todo, reparará en su capacidad para comunicarse con otras personas merced a su energía etérea.

Su conocimiento le revelará que sus pensamientos pueden proyectarse a resto del mundo. Su conocimiento también le revelará su conexión con la conciencia superior.

Mientras leía el Rigveda, me encontré con un fragmento que aclaraba esto más que cualquier pasaje que haya leído antes:

La verdad es una. Los sabios le dan varios nombres; Es un solo sol que se refleja en todos los pozos.

Es la única agua que apaga la sed de todos: Es el único are que mantiene toda la vida;

Es el único fuego que brilla en todas las casas.

Los colores de las vacas pueden ser diferentes, pero la leche es blanca.









Las flores y las abejas pueden ser diferentes, pero la mil es la misma. Los cuerpos de fe pueden ser diferentes, pero Dios es uno.

Como la lluvia que cae del cielo se dirige hacia el océano,

Así las plegarias ofrecidas en todas las religiones llegan a Dios, que es supremo.

Una luz, muchos colores; un agua, muchos sedientos; una esencia, muchas formas humanas. Pero a pesar de eso estamos todos conectados. El que no veamos la conexión con los ojos no significa que no exista.

Rechace la creencia de que está separado de todas las demás personas. Adquirirá un respeto por todos que se transformará en amor.

Sugerencias para librarse de la creencia en su aislamiento de los demás



Recuerde que todo pensamiento desagradable que tenga hacia otra persona es algo que está pensando de usted mismo. Cada intento de venganza o de herir

a otro es un ataque contra uno mismo. Si puede empezar a pensar de esta

forma, entenderá la afirmación de Jesucristo: “Porque no saben lo que hacen”. Significa que no saben que se hieren a sí mismos y a todo slos demás cuando hieren a alguien.

Conecte con su energía etérea usando la técnica de Stuart Wilde. Ejercite su visión periférica y conecte con otras personas mediante esta energía. Esta capacidad de conectar con el campo energético de otros puede utilizarse para demostrarle que hay una conexión que existe a pesar de que no pueda

observarla con los sentidos. Esta percepción le ayudará a tratar con respecto a todas las personas con als que se encuentre.

Tenga la seguridad de que posee la capacidad para comunicarse telepáticamente. Le insto a que lea Mutant Message Down Under (Mensaje de renovación en las antípodas) de Marlo Morgan. Marlo Morgan tenía unos

cincuenta años cuando se encontró a sí misma en un viaje espiritual al desierto de Australia donde entabló relación con los aborígenes.

Recorrió a pie un millar e kilómetros durante varios meses. Una de sus muchas agudas observaciones fue que esa gente, que no tenía ni radios ni

sistema telegráfico, no había perdido su capacidad natural para comunicarse a través de largas distancias. Observó que aquellos aborígenes lograban comunicarse a través de distancias de hasta treinta kilómetros.









Si confía en la tecnología disponible para todas sus comunicaciones a larga distancia, ha perdido sus capacidades telepáticas. Pero la capacidad todavía existe. Destierre la duda y use esta asombrosa capacidad en beneficio de su búsqueda espiritual.

Siga la pauta más importante jamás transmitida desde el mundo espiritual:

“Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Repita esta frase y llévela a la práctica todos los días.

A veces olvidamos que nos amamos los unos a los otros. Luchamos sin necesidad. Recuérdeselo a sí mismo. Honre su conexión con el todo amando

a los demás como a sí mismo.

SEXTA CREENCIA: HAY UN “NOSOTROS” FRENTE A UN “ELLOS”

Esta opinión está relacionada con la anterior. Cuando uno sabe que está conectado con los demás no hay ningún “ellos”. Sin embargo hemos sido conformados por una civilización “basad en ese principio”. Algunas de las pautas distintivas de este modo de vida son las siguientes:

“Nosotros” es la familia. Todos los ajenos a la familia son “ellos”. Identifíquese con el clan y sabrá dónde está su lugar. Cuando esto no funciona, entonces:

“Nosotros” son algunos de los miembros de la familia. Algunos familiares son sometidos al ostracismo por parte del grupo. Entonces son un aparte de

“ellos”. O:

“A veces, “nosotros” sólo son sus familiares inmediatos. Usted mismo, su cónyuge e hijos. Pero cuando los hijos desarrollan valores e ideas diferentes, entonces:

“Nosotros” son usted y su cónyuge. Todos los demás son “ellos”. Pero ahora empieza a advertir que su cónyuge es diferente, así que:



“Nosotros” son usted y su nuevo cónyuge y tal vez los nuevos hijos. El

antiguo cónyuge pasa a ser “ellos”. Pero ahora advierte que su nueva familia es difícil, así que:









“Nosotros” son los compañeros de trabajo. Todos los demás son “ellos”.

Pero pronto comienza a darse cuenta de que hay muchos en su profesión que quieren su empleo y compiten por él, así que cambia a....



Parece tonto, pero usted sabe la verdad que esconde esta tontería. La manera que tiene el ego de funcionar es definir quién está con uno y quién no lo está. Me han dicho muchas veces que podría cobrar unos honorarios más elevados por mis conferencias, habida cuenta de lo que cobran otros profesionales con

credenciales similares a las mías. Cuando me dicen esto me siento como en una situación “nosotros frente a ellos”, cosa que para mí es inaceptable. La cuestión parece ser que “ellos” pagarán más si lo solicito. Pero yo me veo conectado con el todo y no puedo cobrar más si a mí me parece exorbitante.

Mi propósito es transmitir el mensaje al mundo y ayudar a la gente a confiar en

sí misma y conectar con su yo espiritual. Cuanta más gente oiga este mensaje, más se cumplirá mi propósito. En consecuencia, ahora insto a los patrocinadores de mis charlas a que graben mis presentaciones y se queden con el dinero que obtengan de vender las grabaciones a sus oyentes.

La gente que me contrata para dar una charla ya no forma parte de la categoría etiquetada como “ellos”. Somos un “nosotros” que está enseñando confianza

y ayudando a cambiar la conciencia de la Tierra. Los que oyen las grabaciones quieren oír más. Acuden a las librerías y compran libros, les hablan a otros de ellos, y transmiten el mensaje. El permitirles a los empresarios grabar mis presentaciones y vender las cintas ha creado una red de gente que difunde mis ideas.

Cuando perdemos nuestro sentido del “nosotros frente a ellos” y sabes que todos somos “nosotros”, mantenemos una relación de ganancia mutua. Sugerencias para librarse del comportamiento “nosotros frente a ellos”. Abandone la necesidad de su ego de sentirse aislado de los demás. Comience

a verse como un miembro de la familia humana.

Comparte sus “juguetes” con otros, en especial con vecinos, e incluso desconocidos, como si formasen parte de su familia. Como dice el proverbio inglés: “La mano que da, recoge”.









Trate a todas las personas como si fueran parte de su tribu. No repare en las diferencias. Lleve consigo la determinación de ver a los demás como una parte tan suya en el nivel espiritual como su hijo o cónyuge.

Resuma en una frase la idea de que el otro es su hermano. El otro es parte de

“nosotros”. En mi vida ya no hay “ellos”.

Fíjese en cuántas veces utiliza el pronombre “yo” en una hora. ¡Elimine

algunos! En lugar de hablar de sí miso y de su grupo, pregunte acerca de otras personas.

Cuando uno no se concibe a sí mismo como distinto de los demás, se tiene más energía para llevar la conciencia al exterior. El constante uso del “yo” indica un fuerte apego a una actitud vital caracterizada por el “nosotros”.



Piense a escala global en vez de local. La gente que tiene un aspecto distinto,

que habla otras lenguas, que tiene diferentes creencias, es parte de “nosotros”. Estamos todos juntos en el aquí y ahora. A ojos de la divina presencia no hay favoritos.

Comience a practicar esta conciencia interior. Busque la divinidad y la conexión. Concéntrese en las similitudes que tenemos en lugar de en las cosas superficiales que nos hacen parecer diferentes.



SÉPTIMA CREENCIA: DEBE HACERSE CASO OMISO DE LOS PEQUEÑOS TIRANOS

Le han enseñado a creer que en el mundo hay alguna gente negativa de la que es mejor hacer caso omiso. Yo le sugiero lo contrario.

Cualquiera que entre en su vida, en calidad de lo que sea, es valioso. Los pequeños tiranos de su vida son criaturas tan divinas como quienes le proporcionan aliento y apoyo. Emerson expresó de la siguiente forma esta importante lección: “Todo el curso de las cosas fluye para enseñarnos fe”. Todo el curso. Esto significa todo lo que encuentre en su camino.

Tal vez la persona más significativa de mi vida, la persona que constituyó el más grande de los cambios para mí y mi propio desarrollo espiritual, es una que en todos los sentidos era un pequeño tirano. Ese hombre fue mi padre.

Abandonó a su familia, fue condenado a prisión por delitos menores, y maltrató

a su esposa.









A la edad de cuarenta y nueve años murió a consecuencia de un consumo excesivo de alcohol. No tengo ningún recuerdo de él. Mi conocimiento de su persona se basa en lo que oí y, más tarde, en lo que descubrí al investigar su vida.

No obstante, este hombre, un pequeño tirano y un convicto, fue el principal personaje que me condujo a mi transformación. Escribí sobre cómo perdoné a

mi padre en el libro La fuerza de Creer (Publicado por Grijalbo, N. de T.) Aparté

de mí el odio y la amargura que había llevado conmigo durante toda la vida. Un solo ato de perdón y desprendimiento abrió el camino de mi búsqueda

espiritual, y de escribir y hablar de los milagros de los que trato aquí, y vivirlos. Aprendí qué tenía que aprender de todo. Cuando ahora caigo en ocasiones en alguno de los comportamientos que sé que destruyeron la vida de él, me

recuerdo a mí mismo que ése no es mi sendero. Que ése no es el tipo de padre que deseo ser. Que no es el tipo de hombre que deseo ser. Es su ejemplo lo

que me ayuda a regresar a la senda que sé que constituye mi destino espiritual. Es vedad que los caminos de Dios son inescrutables. Lo que juzgamos como desafortunado y negativo puede enseñarnos las más grandes lecciones.

El tirano que hay en su vida y que le despierta sentimientos dem iedo y pánico, podría no ser más que Dios disfrazado que le enseña a confiar en su propio

juicio y aprender del comportamiento del pequeño déspota. El ladrón que le engaña para robarle el dinero podría suponer una lección divina que le enseña

a desprenderse de las cosa sy no apegarse a ellas. El traficante de drogas podría estar enseñándole las realidades de la adicción y de la vida sin sentido para que abandone ese confiar en las sustancias externas para tener

momentos de euforia o éxtasis.

Todas las personas y quiero decir todas, están en su vida para enseñarle

valiosas lecciones. No haga caso omiso de esas lecciones. Capte el mensaje y bendígales, y continúe su camino. Cuando usted hace caso omiso de ellas, o



se limita a rechazarlas, usted no consigue entender la verdad que Emerson conocía: “Todo el curso de las cosas fluye para enseñarnos fe”.









Sugerencias para deshacerse del desdén hacia los pequeños tiranos:

Dé las gracias por esos pequeños tiranos. Están ahí por una razón muy importante. Hacer caso omiso de ellos le garantiza que aparecerán más bajo otras formas a lo largo de su vida. Las plegarias de agradecimiento son maravillosas afirmaciones de esta verdad.

La experiencia de ser abandonado por el cónyuge puede enseñarle a ser independiente. Este tipo de situaciones pueden hacerle reconocer la presencia espiritual que hay dentro de usted. Tal vez aprenda la diferencia entre estar

solo y sentirse solo, y decida amar a la persona con la que está solo.

Los años de alcoholismo pueden enseñarnos que somos más valiosos y

fuertes que cualquier sustancia. Podríamos aprender a estarles agradecidos a esos maestros ebrios y considerarlos instructores enviados por Dios.

Todos los maltratos pueden contener una poderosa lección. Podemos

descubrir que somos más que un cuerpo. Nadie puede llegar hasta nuestro yo interior con sus golpes.

Haga una lista de todas las personas a las que ha apartado de su vida por ser malvadas o por considerarlas escoria. Escriba todo lo que su presencia le enseñó. ¿Ha aprendido a no repetir el comportamiento de la víctima? Reconsidere el valor de esa llamada escoria para su vida. No podría haber aprendido la lección sin esa persona. La prueba de esto es que obviamente necesitaba atraer a esa persona a su vida... ya que lo hizo.

Busque la plenitud de Dios en todas las cosas. Advierta que, de alguna forma insondable, la plenitud está operando a pesar de que no puede verla ni sentirla. Recuerde que el otro no es su cuerpo.







OCTAVA CREENCIA: LAS METAS SON ESENCIALES PARA EL ÉXITO

Son muchísimos los aforismos que guían nuestras vidas. Uno de los más erróneos es el de que tenemos que saber hacia dónde vamos para poder llegar. Nada podría estar más lejos de la verdad del éxito. Yo estoy convencido de

que esa es una fórmula para obtener el fracaso (intentar complacer a todos los demás y pasar por alto nuestros impulsos interno) y no creo que haya una fórmula para el éxito.









Vivir una existencia espiritual no significa ponerse metas y seguirlas. El

camino de la búsqueda sagrada no va por ahí. La diferencia se percibe en este pequeño poema de Rumi, un poeta sufí que vivió hace un milenio:

¿Crees que sé lo que estoy haciendo?

¿Qué durante una inspiración o media inspiración me pertenezco? Tanto como un lápiz sabe lo que estoy escribiendo,

O la pelota puede adivinar hacia dónde irá a continuación.

Como criatura divina usted siempre está acompañado por un guía que le ama. Con esta conciencia, no se perderá de vista a sí mismo ni se convertirá en un vagabundo que mendigue por su comida si éste no es el camino de su

búsqueda sagrada. Conocerá su propósito, lo perseguirá con ahínco, y confiará en el universo para que se haga cargo de los detalles.



Es esta clase de conciencia lo que me ha llevado a trabajar con mayor decisión, producir de un modo más eficaz y sentirme con un propósito. No ha sido un conjunto de metas por alcanzar.

Puedo identificarme con Rumi. Nunca he sabido hacia dónde voy. Guardo silencio, escucho y luego dejo que me guíen.

Tener metas es una manera de abandonar el ahora a favor de un plan para el futuro inmediato. La ausencia de un montón de metas concretas le ayuda a cultivar la conciencia de que no está solo en este viaje. Uno comienza a confiar

en la guía divina para que le ayude en el momento presente. Llega a saber que

el universo se hará cargo de los detalles si uno se entrega y se deja ir un poco. Es probable que esto esté en desacuerdo con todo lo que le han enseñado.

Pero ese es el propósito del presente capítulo: ayudarle a borrar el pasado en

el que ya no cree o que ya no quiere; ayudarle a comenzar en el ahora con su nueva conciencia.

¿Le han dicho que debe asistir a determinados centros educativos para

obtener un determinado currículo? Yo le digo que carece de importancia a qué centros educativos asista.

Si tiene el impulso interior para saber algo o sobresalir en un área determinada nada le disuadirá. Hay libros en las bibliotecas: en las pequeñas facultades comunitarias, en su ciudad natal. ¡Los encontrará! Si vive al lado de la

Biblioteca Central del Estado y no tiene el impulso interno, su ubicación no cambiará nada en absoluto.









Cualquier cosa que quiera saber o conseguir en su vida, si está de verdad preparado y confía en su fuerza espiritual para manifestarlo, los maestros estarán allí. Recibirá una guía. El dinero no cambiará nada. Si quiere educación (u otra cosa) hallará la forma de encontrarla.

Sólo usted es responsable de lo que piensa. Es en este nivel donde se ejercita

la capacidad de elección. Le animo a cambiar su forma de pensar respecto de

la importancia de las metas. Por el contrario, fórmese una idea de cómo le gustaría servir y ayudar, y cómo mejorar la calidad de vida de otros. Encontrará la manera.

Mucho más importante que las metas en su vida, es su voluntad de permitir

que las cosas sucedan, y su voluntad de saber. La voluntad es la clave. Como

se dice en A Course of Miracles (Curso de milagros): “Los milagros son meros signos de la voluntad de seguir el plan del Espíritu Santo”.

Cuando era adolescente no tenía ni idea de que iba a convertirme en escritor y conferenciante. De todas maneras, en la adolescencia escribí muchísimo, participé en muchos debates y gané cierta experiencia en exponer temas en público: primero como estudiante en la clase de oratoria para ayudarme a superar mis miedos, luego como maestro de primaria, después como profesor

y posteriormente como orador de sobremesa en cenas de reuniones benéficas. Tenía sólo una comprensión interna de que estaba siendo impulsado en esta dirección y una voluntad de seguir ese impulso. Siempre me ha encantado escribir, pero no tenía la meta de escribir libros ni artículos. Sólo tuve una experiencia de desarrollo de querer escribir y ejercitar la disciplina para conseguirlo.

Las metas parecen ser planes grabados en piedras que uno tiene que seguir. Le recomiendo que se relaje por lo que respecta a su futuro y se deje sencillamente impulsar en la dirección que Dios tiene en mente para usted. Sugerencias para librarse de las metas para el éxito



¡Estar dispuesto! Ésta es la sugerencia más importante que puedo hacer.

Estar dispuesto a lo que haga falta para convertir ese conocimiento e impulso futuro en su realidad.

Mire un sencillo bulbo de tulipán y verá que parece una sucia masa de materia biológica marrón. Pero usted sabe que en alguna parte dentro el bulbo, en el mundo invisible que desafía las mediciones, existe un impulso para el futuro.









Si se lo planta y nutre se convertirá exactamente en lo que está destinado a ser,

y en nada más, porque lleva en sí la simiente de su futuro. No se convertirá en un tulipán mejor porque se tire de él o se le halague mientras crece. Será lo

que está destinado a ser. La creación revelará sus designios con independencia de las metas que nos compongamos.

Lo mismo es cierto en su caso. Con su conciencia superior usted puede escoger sus visiones de futuro. Guarde su imagen y niéguese a permitir que nadie la manche. Ha de estar dispuesto a hacer lo que sea necesario para

convertir la imagen en su realidad, escuchando a la presencia amante, mirando hacia su interior. Éste es un camino diferente del de la imposición de metas externas.

Tenga presente que su misión es la no interferencia. Disfrutará de una vida

más plena y de mayor felicidad si deja de interferir con los planes y las metas. En lugar de eso, debe estar dispuesto a aceptar el plan de Dios.

La ausencia de interferencias se traduce en desasirse de las preocupaciones y

de la organización de su vida. Cuando uno sabe que todo sucede pro designio divino, y que usted forma parte de un sistema inteligente, puede seguir sus dictados internos sin necesidad de un mapa detallado. Éste es el camino de la búsqueda espiritual.

Relájese respecto de su futuro y déjese ir. En cambio, establezca un

compromiso para disfrutar un poco más de cada día. Cuando más en paz esté consigo mismo y con su papel aquí, más productivo y eficaz será. Resulta muy difícil conseguir nada cuando se está en tensión por los posibles resultados. Cuando uno se relaja y se siente en paz, recibe inspiración y se vuelve

eficiente.


Aparte de sí las metas y viva su existencia con el conocimiento de que usted participa en su creación.



NOVENA CREENCIA: SIEMPRE TIENE QUE HACERLO LO MEJOR QUE PUEDA

A lo largo de nuestras vidas oímos: “No te preocupes por lo bien que lo hagas, siempre que lo hagas lo mejor que puedas”. Examine esta idea, y puede que saque una conclusión diferente.









La verdad es que no tiene que hacerlo lo mejor que pueda. De hecho, “lo mejor que puede” es algo que nunca se suele medir, ni siquiera saber, Esta idea puede llevarle a extremos enfermizos.

Esta idea es incompatible con la superación. Significa que uno tiene que ir hasta el máximo cada vez que se hace algo.

Cuando uno se libera del dogma de tener que actuar a un determinado nivel, también se libra de la necesidad del ego de que le juzguen mejor que otro. Le irán mejor las cosas si se limita a hacer y disfrutar, y a estar dispuesto a aprender.



Hacer las cosas lo mejor que uno puede implica enormes tensiones y presiones, Uno se mide de acuerdo con un modelo que le han impuesto sus

bien intencionados educadores y mentores. No hay paz en hacer las cosas lo mejor que uno puede sólo hay lucha constante para adquirir el distintivo “del mejor”.

Tener que juzgarse constantemente según las metas de logro impuestas desde

el exterior es poner la vida bajo control de esos factores externos. Usted no puede conocerse a sí mismo cuando las demandas del ego son sus constantes compañeros.

Su yo espiritual sólo quiere que esté en paz, que sienta alegría interna y que tenga un propósito. Cuado uno se aplica “lo mejor que pueda” le entrega el control de su vida al ego.

El camino e la búsqueda sagrada es convertirse en una persona sensata, lo

cual es diferente de luchar para hacer las cosas lo mejor que pueda. El antiguo libro de Tao-te-Ching comenta qué es ser una persona sensata:

Los cinco colores pueden cegar; Los cinco tonos, ensordecer;

Los cinco sabores, empalagar;

La carrera, la caza, pueden volver locos a los hombres

Y su botín no brindarles ninguna paz. Por lo tanto, el hombre sensato Prefiere el ojo interno al externo.



El yo interno no tiene ningún ideal de perfección en el obrar; se limita a escuchar y saber, y se dedica a sus actividades de forma decidida, sin preocuparse por cómo salgan las cosas. Cuando uno llega a conocer el

propósito de su vida, se halla en el proceso de llegar a ser espiritual, y esto no puede medirse con fórmulas mundanas como “lo mejor que pueda” o “lo mejor

de todo”.









Sugerencias para librarse la creencia de que tiene que hacer las cosas lo mejor que pueda

Deje de imponerse a sí y a sus hijos la creencia de que hay que hacer las cosas

lo mejor posible. Realice tares que parezcan fluir de sus impulsos. Pero apártese de la necesidad de juzgar sus esfuerzos.

Mientras esté meditando, fórmese una imagen de sí mismo capaz de hacer cualquier cosa. Permanezca con esa imagen y olvídese de los resultados. Fíjese en lo tranquilo que se siente cuando no está siendo puesto a prueba, cuando se permite simplemente ser. Compórtese así en todas sus tareas diarias.

Descubrirá que su forma de hacer las cosas mejorará, y se sentirá más lleno de energía. Esto se debe a que está disfrutando del momento en lugar de pensar

en lo bien que está haciéndolo.

Haga el esfuerzo de elogiar a otros sin fijarse en el resultado. Ellos le agradecerán el interés y el que no les diga que tienen que hacer las cosas lo mejor que puedan.

Se encotnrará con que hay algunas cosas en las que quiere sobresalir. En esas actividades será más diligente. Pero en todos los otros aspectos de su vida, limítese a querer hacer. No tiene por qué dar el mejor paseo a pie o en bicicleta de toda su vida, ni jugar el mejor partido de fútbol.



He corrido siete maratones y ni una sola vez lo he hecho lo mejor que podía.

De haberlo hecho, habría obtenido tiempos cada vez mejores. Pero esa presión habría evitado que corriera y yo corro para liberar tensiones y no para

generarlas.

Si me hubiese forzado a hacerlo lo mejor que podía, ahora no podría decir que he corrido siete maratones. Ese tipo de presión elimina muchísimos de los placeres de la existencia.







DÉCIMA CREENCIA: LOS SUEÑOS NO SON LA REALIDAD

A LA MAYORÍA NOS ENSEÑARON A CREER EN DOS REALIDES DIFERENTES. Una es nuestra realidad divina, la otra nuestra realidad onírica.

En esta fórmula, cuando dormimos, estamos en un mundo irreal.

Consideramos los sueños un ejercicio mental. Todas las cosas que creamos durante esas hors de sueño se consideran irreales.









La conciencia de vigilia se considera la real, y la conciencia onírica la irreal. Le sugiero que reconsidere esa creencia.

Imagine que sus sueños son aspectos diferentes de la misma realidad, y que contienen orientaciones en su búsqueda espiritual. Comience por entender que éste es básicamente un mundo de energía, y sólo en segundo lugar un mundo de objetos materiales.

Para conocer su yo espiritual es necesario que perciba la energía. Y eso lo puede hacer en sueños. Toda su percepción cambia entonces de los objetos

concretos a as formas energéticas. Cuando esto forma parte de su realidad, su estado onírico se convierte en algo que comparte con otros seres con los

cuales tiene afinidad espiritual.

Llegado el momento, incluso podemos ser conscientes de que estamos soñando. Esto se denomina sueño lúcido. En el sueño lúcido uno puede controlar sus sueños y ser capaz de soñar despierto. Mediante el sueño se perciben otras dimensiones de la realidad negadas por nuestra formación.

No estoy escribiendo sobre la interpretación de los sueños. Estoy hablando de conocer su vida onírica y ser consciente de que experimenta otras

dimensiones de a realidad mientras duerme, las cuales también estarán disponibles en los momentos de vigilia.

Sus sueños son creaciones del mismo cuerpo y el mismo cerebro, como el

resto de su mundo de percepciones. Todo le pertenece; cada noche no estrena un cerebro nuevo y experimenta una nueva realidad.

Todas las cosas que usted es capaz de saber y de las que es capaz de convencerse en sueños, pueden ser experimentadas en todos los momentos

de su vida diurna. Todas las cosas. Sí, es una afirmación radical, pero le hará conocer el poder de su cuerpo energético.

Entra en su mundo de sueños con una completa ausencia de duda sobre lo que puede experimentar. Con esa ausencia de duda no hay ningún límite. Cuando despierta a lo que llama su conciencia de vigilia, continúa teniendo el mismo cuerpo, el mismo cerebro y los mismos sentidos, pero ha aparecido la duda.

Yo creo que los sueños no revelan cosas acerca de uno, sino que son uno

mismo. Son reales y pueden resultar muy eficaces en ayudarle a conocer su yo espiritual.

Sugerencias para librarse de la incredulidad ante los sueños.



Cuando se vaya a dormir, ínstese a ser consciente de que está entrando en un estado onírico. Tener presente esto constituye el primer paso hacia una mayor conciencia durante los sueños.







Cuando esté quedándose dormido, tome nota mental de que está a punto de entrar en el estado de los sueños y que le complace ser conciente de ello. Haga un esfuerzo, antes de quedarse dormido, para ver conscientemente

elementos del sueño que se avecina. Ordénese tomar nota de un objeto, una habitación o un lugar concreto mientras esté en el sueño. Penetre en todos los detalles que pueda respecto del objeto mientras esté soñando.

Si se trata de una lámpara, por ejemplo, acérquela más a usted con el poder de

la mente. Examine el color, la forma y la intensidad de la luz.

Necesita establecer contacto con su cuerpo energético, se cuerpo de energía que coexiste en todo momento con su cuerpo físico. Mediante el examen del

contenido de sus sueños podrá acceder a esa energía superior. Se demostrará

a sí mismo que la energía mental es un fenómeno que puede manejar, con práctica y esfuerzo. Llegado el momento, será capaz de acceder a esta energía

en todos los momentos de su vida.

Su cuerpo energético tiene apariencia pero no masa. Familiarícese con esa manifestación de su energía y tenga presente que puede transportarle a cualquier parte del universo. Suena extraño, pero está dentro de usted hacer que esto ocurra. Primero en sus sueños, y luego despierto.

Mire si puede ir de un sueño a otro, y luego regresar al primero. Mientras esté quedándose dormido, adquiera primero conciencia de su inminente estado; luego, mientras esté soñando, sea consciente de que está soñando, y cambie a otro sueño. Tras años de experimentar, he sido capaz de hacerlo sólo de

modo ocasional. Pero pruébelo. Le proporcionará práctica para la última clave

de acceso a la conciencia superior: cultiva la condición de espectador. (Esto se comenta con detalle en el capítulo quinto)

Haga un intento de observarse mientras sueña. Carlos Castaneda llama a esto

la tercera puerta de los sueños. En El arte de soñar, escribe: “La tercera puerta

de los sueños se alcanza cuando te encuentras en un sueño, contemplando a alguien que sueña. Y ese alguien resulta ser tu propia persona”.

Éste es un estado de conciencia superior en el cual el yo físico es observado por el yo energético, y usted es consciente de que sucede. Es consciente a la

vez de que sueña y de que se observa soñando.







Implica un cambio radical respecto de lo que le han contado sobre los sueños; es un mundo nuevo, un mundo que le permite convertirse en un soñador dormido y en un soñador despierto; y comenzar a impregnar su vida de vigilia con la magia de la conciencia soñadora.

Adquiera conciencia de sus sueños y vea si puede tener sueños lúcidos cada noche. Cuando despierte en medio de la noche, repare en el contexto y los objetos de sus sueños, y luego vuelva a entrar en ellos.

En este reino de sueños y conciencia de vigilia vas a llegar a conocer la existencia de la energía superior del universo.







Esto concluye mi lista de diez de las más erróneas creencias que le han enseñado. Despojarse del pasado es una sencilla cuestión de cambiar su forma de pensar sin ningún enojo ni culpa respecto de lo que le enseñaron a



creer. Todas las cosas a las que ha sido expuesto eran por designio divino. Todas las pruebas que le han puesto en la vida eran parte del camino que emprendió cuando escogió viajar de la nada al aquí y ahora.

Dé las gracias por todos ellos, y agradezca que esté preparado para superar esas creencias. Este libro está en sus manos gracias a la misma providencia divina que guía su búsqueda espiritual. Y tenga presente que cualquier creencia a la que se aferre y que ya no le sirva, es una intrusa en su vida. Déjela marchar.

Ahora ha llegado el momento de empezar a reconocer las cuatro claves de acceso a la conciencia superior. Son el tema de los cuatro capítulos siguientes.









SEGUNDA PARTE



Las cuatro claves de acceso a la conciencia superior



Cuando los cinco sentidos están paralizados, cuando la mente está paralizada, cuando el intelecto está paralizado... eso es lo que el sabio domina estado superior

Katha UPANISHAD







4





Destierre la duda







Las dudas son nuestros traidores

SHAKESPEARE









Me libré de mis dudas recordando que hay una razón válida para todo lo que sucede









En la primera parte de este libro he descrito las ideas y opiniones que le han transmitido y que han influido en su vida. Muchas de estas ideas podrían ser ahora su realidad cotidiana, podrían definir lo que es posible y lo que es imposible en su existencia.

Le he instado a abandonar muchas de estas creencias y establecer una nueva relación con la realidad que se base en lo que usted sabe que es verdad. Una vez conozca su verdad personal, su realidad quedará libre de dudas.

Puede que no crea que la duda tenga mucho efecto sobre su vida. Pero parte del daño que crea radica en que se e3ncuentra tan por completo integrada en

su sistema de creencias que le resulta imposible pensar de ninguna otra forma.

Al dudar de nuestros logros potenciales, proclamamos con certeza lo que es y

lo que no es posible. Pero cuando se destierra la duda, llegamos a un



conocimiento que conduce a soluciones creativas e inspiradas que van muchísimo más allá de lo que creíamos posible.

Con la duda usted es incapaz de recorrer con éxito el camino de su búsqueda sagrada y alcanzar su yo espiritual. Tiene que reconocer este obstáculo para alcanzar su conciencia superior. Necesitará trabajar en el destierro de la duda

de su mundo interior. Cuando sea extirpada de sus pensamientos desaparecerá de su mundo exterior, y se hallará en un viaje interno y eterno mucho más satisfactorio.

Andrew Cohen, en su delicioso y sencillo libro Enlightment Is a Secret: Teachings of Liberation (La iluminación es un secreto: enseñanzas de liberación), explica una manera de librarse de la duda:

P: No tengo claro cómo librarme de la duda.

R: Arrojándola de ti. Si vieras a tu hija jugando en la cocina, advirtieras que ha encontrado un frasco de veneno para ratas y que está a punto de bebérselo,

¿qué harías?









P: Se lo arrebataría de la mano

R. Sí. Porque sabes lo peligroso que es. Cuando sepas lo peligroso que es la duda, harás lo mismo. Una persona ignorante no se da cuenta de lo peligrosa que es la duda; por lo que se permite abandonarse a la duda, y al hacerlo destruye la posibilidad de despertar de verdad.

Cuando comience a desterrar la duda de su vida con esta primera clave de

acceso a la conciencia superior, recuerde este diálogo y lo sencillo que resulta.

La presencia de la duda puede impedirle despertar. Cuatro sencillas palabras describen por qué es así: como pienses, así serás. En efecto, nos convertimos

en lo que pensamos durante todo el día. No permita que sus pensamientos y actos los dicte la duda.

Permitirse dudar es igual a tener un traidor a cargo del timón de su vida. La duda es un traidor porque usa las limitaciones y los defectos para influir en el curso de su existencia. Recorrer el camino de su búsqueda sagrada, guiado

por su yo superior, implica que debe desterrar la duda.

¿Puede imaginar su realidad si le hubiesen criado en un ambiente libre de dudas? ¿en que sería diferente su vida si nunca hubiese oído “eso no puede hacerse”, “eso es imposible”, “acepta tus limitaciones”? ¿Y si le hubiesen alentado a usar la energía de su mente? Podría haber usado esa energía para

explorar la capacidad de influir en otros seres, cosas, el tiempo atmosférico, su creatividad.

Puede que eso le suene un poco fantástico. Pero recuerde que está valorando

lo posible y lo imposible con dudas, que de forma automática se deslizan hasta

su mente cuando alguien sugiere algo que usted cree absurdo. Si hubiera sido

lo bastante afortunado como para se criado sin dudas, poseería un increíble sentido interior de su capacidad.

Nunca pronunciaría frases que reflejan duda, como “No tengo el talento suficiente”, “eso no puede hacerse sé realista” y “¿no sabes que existen

límites para todo?”. Libre de dudas, habría comprendido mucho más temprano que es una criatura divina. Habría conocido su capacidad interior para crear el mundo y abordar los males de la sociedad sin ninguna duda sobre su

capacidad para crear utopías.

Sabría que la humanidad es fundamentalmente buena. De los defectos humanos no culparía a una incapacidad ingerente o al diablo. Sabría que la satisfacción de las exigencias del ego es la actividad que crea esos defectos.



El yo sagrado no conoce la duda. No tiene límites ni fronteras. ¿Cómo sería nuestro mundo si hubiésemos aprendido esto en la infancia? Es hora de que sepamos que tenemos la responsabilidad de incorporar la búsqueda espiritual

a nuestra vida y de introducir a nuestros hijos en ese aspecto de la vida.

Yo les ofrezco a mis hijos oportunidades de aprender sobre su limitado interior mediante varios métodos. Por ejemplo, los invito a salir conmigo para “hacer nubes”. Después de comer, a menudo nos llevamos una manta fuera, nos tendemos sobre ella y nos dedicamos a ello.

Los niños comienzan por crear la imagen interior e una forma que quieren ver en las nubes. Luego concentran su energía en una nube en particular, e

intentar que adopte esa imagen interior. El vecindario se ha habituado a oír gritar a mis hijos “Estoy haciendo una casa, papi. Mira cómo se mueve mi nube. ¡Estoy moviéndola con la mente!”.

Puede que muchos niños del vecindario piensen: “Esos Dyer están locos. ¿de verdad creen que pueden hacer que las nubes adquieran una forma? “. Pero

¿por qué no deberían aprender los niños que por dentro de ellos fluye la misma inteligencia divina que mueve las nubes? Si está en todas las cosas, lo cual sabemos que es verdad, entonces está tanto en mis hijos como en las nubes.

¿Por qué no sentirse tan conectados con ella como para hacer sus propias formas e nubes? Nuestros hijos tienen muy pocas dudas, y este conocimiento interno les permite crear el mundo que quieren para sí mismos.

Usted hace lo mismo cuando se va a dormir. Entra en la experiencia de los sueños con una absoluta carencia de duda. De hecho, es incapaz de llevar la duda a ese ámbito. Es como si dios tuviera una señal de “No se admiten dudas” a la entrada de los sueños.

En sueños, usted es capaz de hacer cualquier cosa que su mente pueda crear. Puede volar, visitar el pasado, proyectarse al futuro, conversar con quienes se marcharon hace mucho tiempo, ver a quienes han muerto y saber que están ahí con usted, saltar por encima de enormes árboles, respirar debajo del agua,

crear docenas de personajes y llevar a cabo una interminable lista de otras actividades. Durante este tercio de su vida que pasa durmiendo, no tiene dudas. Y por tanto carece de limitaciones.

Luego, cuando despierta, introduce instantáneamente al compañero constante,

al duda, de vuelta en su conciencia de vigilia. Despierto, cree que esas cosas

no son posibles en al vida diurna. La diferencia radica en que durante el sueño usted sabe qué puede hacer y lo hace; en sus omentos de vigilia cree que no puede, y no lo hace.









LO QUE SABE Y LO QUE CREE

Si es capaz de establecer una distinción entre lo que sabe y lo que cree, reconocerá el papel crucial que juega la duda en su vida. La meta última de reconocerlo es transformar todas las creencias.

He aquí las principales distinciones entre lo que cree que es verdad y lo que sabe que es verdad.

Las creencias se las transmiten. El saber procede de su interior. La totalidad de sus creencias le fue transmitida por personas que han entrado en su vida con este propósito. En el segundo capítulo he esbozado diez de estas

creencias más comunes y hecho sugerencias para cambiarlas. Ahora le pido



que examine todas sus creencias. Cuando lo haga, piense en sí miso como en una esponja que ha absorbido creencias de otros y luego las ha hecho propias.

A lo largo de toda su existencia ha estado sujeto a millares de creencias, que

van desde de qué está hecha la Luna, pasando por cómo deben reaccionar las personas las unas ante las otras; o si los deportes tenían o no algún valor, el

que la poesía es para afeminados, a qué velocidad pueden correr los seres humanos, cómo son sus vecinos, qué es capaz de lograr, o el que es con igual padre y al padre de éste. Hay una larga lista de cosas que cree de sí mismo,

del mundo, de Dios, de sus potenciales, del destino del capitalismo y muchas otras. Estas creencias, que llegaron a usted desde el exterior, se convirtieron

en su credo.

Sus conocimientos, sin embargo, llegaron a usted como resultado de haber decidido superar los límites fijados por una creencia. Nadie puede transmitirle un saber. Usted debe tener la experiencia por sí mismo.

Yo podía hablarle infinitamente de cómo montar en bicicleta, o incluso de por qué es imposible hacerlo dadas las leyes de equilibrio y la relación

aire/velocidad/viento. Usted podría tener una idea propia sobre este tema, pero sólo sabrá que es posible cuando monte una, se tambalee unas cuantas veces

y lo experimente. Una vez que haya montado una bicicleta, nadie podrá, jamás, convencerle de que es imposible.

Todos sus conocimientos son así. Provienen de la experiencia, y pro lo tanto existen en su interior libres de duda.

Las creencias le decepcionarán en una crisis. El saber nunca le decepcionará. Cuando usted cree en algo sin saberlo, hay una duda junto con la creencia.









La duda existe en alguna parte de las profundidades de su mente. Existe como un pensamiento al que en última instancia recurrirá cuando quiera poner esa creencia en práctica.

Recuerdo cuando creía que no podía zambullirme de espaldas en la piscina. Cada vez que me decía “esta vez puedo hacerlo”, esa importuna duda emergía

en el preciso momento en que intentaba zambullirme de espaldas. Me encontraba con que mi cuerpo giraba sobre sí en el último segundo. La

diminuta duda unida a la creencia sobre mi capacidad era en lo que yo confiaba en el momento de la ejecución.

Si usted cree en algo basado sólo en lo que otros le han dicho que es verdad, cuando aparezca una prueba importante, a menudo la creencia le

decepcionará. Suponga que cree ser capaz de montar en motocicleta. Si

intenta escapar de una situación peligrosa aprovechando una motocicleta que está por ahí, hay muchas probabilidades de que la duda unida a su creencia le impida escapar en esa motocicleta.

Lo que usted sabe nunca podrá decepcionarle. Jamás. Si tuviera una absoluta certeza sobre su capacidad para saltar sobre la motocicleta y alejarse a toda velocidad, ese saber le impulsaría para que se alejara sano y salvo. Porque un saber no presenta dudas internas, uno tiene una absoluta certidumbre sobre

cuál es su posición. Esto es cierto en todo lo que uno experimenta, tanto física como metafísicamente.

Si usted tiene la creencia de que Dios estará a su lado en un momento difícil, y que cualquier sufrimiento que experimente es tan divino como cualquier júbilo que haya sentido, pero no lo sabe, se encontrará con que el dolor de su decepción se convertirá en una afirmación de que Dios no existe. Su creencia

se hará trizas en un momento difícil. Eso se debe a que está usted intentando



tener una visión de Dios que le ha sido transmitida desde el exterior, y está debilitada por la duda.

Saber de la existencia de Dios y sufrir como escribió William blake en el siguiente poema, le sustraerán de las dificultades “sano y salvo”:

El hombre fue hecho por el Júbilo y la Aflicción. Y cuando sabemos esto

Vamos por el mundo a salvo.

El Júbilo y la Aflicción han tejido

Una tela para el alma divina.



Los conocimientos nunca pueden decepcionarle porque están entretejidos en

la trama de su ser.









Si no puede dudar de lo que es, y sabe que es, entonces nunca se verá decepcionado. Quiero repetir que a las creencias siempre les acompaña la insidiosa duda, mientras que los conocimientos están libres de dichas contaminaciones.

Sus creencias son ejercicios mentales. Sus conocimientos son ejercicios físicos. Las creencias están emplazadas en el reino de lo mental, como los

pensamientos que uno alimenta de forma constante. Su comportamiento en el mundo se ve muy afectado por las limitaciones de esas creencias. Éstas son estrictamente ejercicios mentales que uno practica de manera continuada

hasta que se convierten en la realidad;: es decir, una realidad basada en las dudas que van unidas a las creencias.

Usted podría creer que la gente no debería llevar joyas en la nariz, o que la

gente que no asiste a la iglesia es perversa. Este tipo de creencias influirán en su conducta y harán que juzgue a otras personas (hasta que cambie sus creencias y quizá busque un aro para su nariz)

Sus conocimientos están emplazados en el dominio de lo físico, a pesar de que

se hayan originado en el mental. Cuando uno sabe algo, forma parte de la totalidad del ser, se origina en lo mental y reside en todo el ser.

Lo que se sabe con absoluta certeza –como la forma de bailar el mambo, o de patinar sobre hielo, o nadar, o hacer el amor, o montar en bicicleta-, forma parte del ser. Reside tan en lo profundo de uno que está en las células de lo

humano. Aquello que en otra época sólo creyó, porque le fue transmitido por alguna persona, ha sido ahora transferido a su saber. La totalidad de sus conocimientos de lo físico comenzaron como creencias y acabaron en esta certidumbre.

Incluso puede que tenga algunas creencias tan arraigadas que las trate como conocimientos. Algunas de estas creencias que se han hecho fuertes en su interior podrían considerarse conocimientos, pero en realidad no lo son.

Por ejemplo, puede que usted crea que tiene talento para el arte, pero en alguna parte profunda de su interior existe una diminuta pizca de duda

respecto de si esto resultaría cierto. De modo similar, podría no creerse capa

de dominar un idioma extranjero; pero también tiene alguna duda respecto de

si esto resultaría verdad de hallarse en una situación en la que su vida estuviese en juego.

Cuando uno sabe algo, se convierte en su realidad física, y actúa de forma constante. Cuando sólo se cree algo, tanto si es negativo como positivo, uno tiene una diminuta duda, y esa duda se convierte en realidad.



Las creencias son mentales. El saber es físico, aunque se origina como creencia mental.

Las creencias le limitan. Los conocimientos le confieren poder. Dado que las creencias le son impuestas, son obra de otos seres. Por lo tanto, sus propias creencias no tiene lugar en su vida cotidiana.

Esa siempre presente sombra de duda sobre si estas creencias son ciertas para usted, aunque lo fueran para sus antepasados, tiende a imponerle

limitaciones. Sus pensamientos crean su realidad. Cualquier pensamiento del que dude es una limitación.

Lo que sabe le confiere poder para ascender en los niveles de conciencia. Cuando su corazón sabe que algo es correcto y usted sigue a su corazón, progresa y crece. El conocimiento interno le permite dar el paso que habría evitado de haber escuchado su mente.

Louise Hay es un perfecto ejemplo de lo que estoy definiendo. Es una mujer hermosa y sensible que ha escrito muchos libros formidables sobre curación, y

es la editora de una colección de mis afirmaciones y recordatorios cotidianos titulada Everyday Wisdon (el camino de la pefeccción) (Publicado por Grijalbo,

N. de la T.). estábamos juntos en una transmisión nacional de televisión, cuando alguien llamó y le preguntó a Louise si había considerado algún método tradicional para tratarse un cáncer que había padecido ocho años antes. Louise le dio el tipo de respuesta que espero que usted sea capaz de

cultivar cuando vea cómo el saber puede darle fuerza para ascender a niveles más elevados. Respondió: “En mi corazón sabía que no podía permitirles que me sometieran a radioterapia ni quimioterapia, ni que me cortaran un pecho... solo sabía que ése no podía ser mi método para enfrentarme con el cáncer. Mi conocimiento me condujo a otras alternativas, sobre las que he escrito, y en última instancia a la erradicación del cáncer de mi cuerpo. No estoy menospreciando ninguna otra forma de tratamiento, sólo sabía, en mi interior, que yo no podía ir en esa dirección”.

La clave aquí reside en el uso que le da a la palabra “sabía”. No se trataba de que creyese en una terapia alternativa, sino que sabía que esos métodos tradicionales estaban en desacuerdo con quién era ella. Consultó su saber.

Ese saber le proporcionó fuerza e iluminación.

Cuando aprenda no sólo a abandonar las creencia sino a convertirlas en conocimientos, sólo tendrá ese saber interno para consultarlo cuando surjan las dificultades en su vida.









Una mera creencia no es más que una nota mental pegada en su cuarto por su madre. Un saber está grabado en las células de su ser y por lo tanto vive en su interior, sin presencia de duda.

Sus creencias son transitorias. Sus conocimientos son eternos. Piense en muchas de las creencias que tiene hoy y en cómo han cambiado a lo largo de los años. De hecho, muchas de las creencias que tiene hoy no fueron bien recibidas.

¿Puede recordar cuánta gente se sintió escandalizada al ver a los hombrs con

el pelo largo y pendientes por primera vez en la época contemporánea?

Muchos intentaron hacer que se expulsara de los institutos y universidades a estos jóvenes. Los etiquetaron de afeminados. Hoy en día esas mismas personas lucen cabellos largos hasta el hombro y ven partidos de fútbol con prototipos de masculinidad que llevan pendientes y pelo largo que les asoma por debajo del casco.



Las creencias cambian. Muchas de las creencias que defiende hoy las rechazará en los años venideros.

Por ejemplo, casi cada día recibo cartas de personas que me cuentan que cuando me oyeron por primera vez hablar de algunas de estas ideas hace dos décadas, pensaron que estaba fomentando el egoísmo, y que hoy las mismas ideas les resultan consoladoras. Por lo que a mí respecta, mis ideas sobre

Dios y la espiritualidad han cambiado drásticamente desde mis tempranas épocas agnósticas de adolescencia y primera juventud.

Mis ideas sobre el bienestar social, la pena capital, la política y el mal, han variado. Cuando era joven sólo creía con fuerte convicción. No sabía, y

siempre tenía alguna duda sobre mi posición con respecto a estos asuntos, en particular porque había adoptado a maestros espirituales cuyas ideas estaban

en conflicto con las mías.

Esas cosas que usted ha tenido, permanecen a su lado aún hoy, a pesar de

que ha pasado por una transformación física completa. Imagínese eso. Hoy se encuentra dentro de un cuerpo que no existía hace apenas una década. Todas

las células de su ser han sido reemplazadas por células nuevas.

Usted tiene piernas, brazos y arterias nuevos e incluso un cerebro nuevo. Las moléculas de su ser físico cambian de modo constante. Están siendo reemplazadas incluso mientras lee estas palabras. Millones de átomos llegan y

se van, formando nuevas realidades física, aun a pesar de que esas realidades nuevas tengan relación con las viejas.









Esto es lo mejor: aunque usted no es el mismo cuerpo que hace unos años,

sus conocimientos han sido transferidos de su viejo cuerpo al nuevo: no física sino metafísicamente.

De niño sabía patinar sobre hielo, y todavía sé cómo hacerlo a pesar de que no

lo he vuelto a hacer desde hace treinta años. El saber aún está conmigo, a pesar de que tengo piernas y pies nuevos, y un cerebro totalmente renovado. Así que, como puede ver, cuando uno sabe algo en las células de su ser, este saber permanece a pesar de que el ser físico está pasando por un constante

cambio. Usted es inmutable en el mundo interior, y por lo tanto lo es su saber.



Éstas son, pues, las cinco diferencias características entre lo que uno cree y lo que sabe. Resulta obvio que la mayoría de nuestros conocimientos se encuentran en el dominio de lo físico y permanecen con nosotros mientras estamos en nuestro cuerpo. La característica que separa el saber de la

creencia es la presencia de la duda. Las creencias y as dudas van juntas, mientras que a los conocimientos no les acompaña duda alguna.

Mi intención es ayudarle a sacar de su conciencia muchas de sus viejas creencias. Pero lo que es aún más útil para la búsqueda de su yo espiritual, y

que espero que aprenda, es transformar las que queden de meras creencias en saber.

Sus conocimientos no tienen por qué quedar limitados al dominio de lo físico. Puede tener conocimientos también en el dominio de lo metafísico. Por

ejemplo, puede conocer a sus guías –sus ángeles y la superior presencia-, en lugar de creer sólo en su existencia. Del mismo modo, todas las cualidades del

yo espiritual, que se hallan incluidas en la parte tercera de este libro, están a su disposición para que las conozca en lugar de sólo creen en ellas.

Nisargadatta Maharaj, en I Am That (yo soy eso), describe el proceso de la siguiente manera: “El mero conocimiento no basta; el conocedor debe ser



conocido... Sin el conocimiento del conocedor no puede haber paz”. Ésta es una afirmación de alcance: conocer al conocedor. Constituye el tema del capítulo siguiente, pero resulta útil que conozca ahora la idea.

Hay un yo físico que posee el conocimiento, y hay lo conocido. Pero lo más significativo es que hay un conocedor de lo conocido. Ésta es su verdadera identidad.









La paz que menciona Maharaj y el camino de la búsqueda espiritual quedan a

su disposición cuando le guía esa verdadera identidad, que es lo más sublime

de usted. Alcanzar esa paz y hallar el camino de la búsqueda espiritual implica abandonar las viejas creencias y cambiar a una nueva dimensión, donde el conocimiento sustituya a la creencia y donde la fe reemplace al miedo.



MIEDO Y DUDA

Hay un refrán (cuyo origen ignoro) que dice: “El miedo llamó a la puerta, y respondió la fe, y no había nadie”. El miedo se origina en las dudas que tenemos de nuestra divinidad. El antídoto para el miedo es la fe.

Dentro de mí sé que no estoy solo, jamás. Sé que tengo a mi disposición la guía divina en todo momento. Este conocimiento hace que el miedo sea

imposible. Tampoco usted está solo, y también dispone de guía omnipresente accesible a voluntad.

Cuando uno sabe de verdad que la suprema presencia está siempre a nuestro lado, la posibilidad de vivir tanto con la duda como con el miedo se evapora. Tiene que poseer la cualidad de ser un conocimiento. Entonces, el miedo se desvanece.

Cuando comience a librarse de los miedos, usted desarrollará una especie de confianza que refleje su conciencia de su misión divina. Gabriel Saul Helign, al escribir Tenderness Is Strength (La ternura es fuerza), describe cómo se disipa

el miedo cuando la duda es desterrada:

Todavía temblamos antes el Yo como niños ante la caída de la noche. Sin embargo, una vez que nos hayamos atrevido a dar un paso hacia el interior del corazón, descubriremos que hemos entrado en un mundo donde la

profundidad conduce a la luz, y que no hay final.

El miedo es nuestra prisión. Tenemos que erradicarlo mediante la certeza del o absurdo que es tener miedo de algo en este sistema inteligente del que

formamos parte y que tiene infinita inteligencia en cada uno de sus elementos. Traer este simple conocimiento a la conciencia cuando experimente cualquier miedo, le ayudará a desterrar tanto el miedo como la duda.

Las cosas a las que con más frecuencia tememos pueden explicarse tras investigarlas. O bien puede erradicarse el miedo con una breve y sencilla afirmación.









Yo he escogido la segunda forma, y abrigo la esperanza de dejarle pasmado con lo simple que es eliminar el miedo.

Miedo a fracasar. ¡Líbrese de él! No puede fracasar en nada. Todo lo que hace produce un resultado. Lo que cuenta es lo que hace con los resultados. Etiquetarse como fracasado carece de sentido.

Miedo a la desaprobación. ¡Líbrese de él! No necesita que los demás le digan

si está bien o mal. Usted es una creación divina. Su sendero es único. Las



opiniones de otros serán invariablemente juicios. Cuando uno sabe que está en una misión espiritual, se hace independiente de la opinión de los demás. Continúe adelante con su propósito.

Miedo al sufrimiento. ¡Líbrese de él! Usted no puede sufrir cuando conoce su

yo espiritual. Sólo sufre la persona que se imagina que es. Su júbilo es divino

y también lo es su sufrimiento. Todo el dolor es parte del plan de Dios, que le otorgará sabiduría trascendental cuando deje de juzgarlo.

Miedo l aislamiento. ¡Líbrese de él! Usted nunca puede estar solo. Cuando

sepa esto, nunca se sentirá solo. Hay un gigantesco apoyo de amorosas almas que siguen un sendero similar. Reconózcalo. Acéptelo como vedad.

Manténgase en su propósito y olvídese de que se siente aislado. Cuando lo haga, toda la guía y el amor que necesite le llegarán.

Miedo a parecer tonto ¡Líbrese de él! Cuando usted se afana siguiente los

pasos del yo superior, siempre tiene un propósito. El que otros le juzguen o no como un tonto es irrelevante.

Miedo al éxito. ¡Líbrese de él! Reemplace el miedo por el conocimiento de que

se merece prosperidad y abundancia. Tenga presente que cuando se halla en

el camino de la búsqueda espiritual, aparecerán medida externas de éxito. Su éxito, sin embargo, es una cuestión interior. Es su sensación respecto a sí mismo, y desde luego no quiere tener miedo de sí mismo.



Éstos son los seis miedos que más interfieren en el camino de nuestro propósito divino.









Tenga presente que posee las herramientas internas para transformar su vida,

y el miedo habrá desaparecido antes de que pueda decir: “¡Me libero de él!”.

Una de esas herramientas es el reconocer ante uno mismo el momento en que

el miedo haga su aparición. Cuando advierta que siente miedo, por favor, asegúrese de dejar que penetre en su conciencia. Siéntalo. Niéguese a juzgarlo.

Tengo una amiga que se toma tiempo para mantener una conversación silenciosa con su miedo. Me dice que sólo esto hace que el miedo

desaparezca, porque e da la bienvenida como a una vieja creencia que en otros tiempos constituyó una parte amada de ella misma. Otras veces, ella y el

miedo se ponen de acuerdo en una nueva “definición” de él. Sienta el miedo y no permita que sus efectos tengan continuidad.

La primera vez que subí a un escenario para hablar ante varios miles de personas, olvidé mis notas; entonces, experimenté varias sensaciones de miedo. No reconocer la presencia de mi miedo lo habría mantenido allí, en el

escenario, conmigo. Pero me entregué a mi miedo mientras me recordaba a mí mismo que no estaba solo. Salí al escenario con el miedo como compañero. Antes de que hubiesen pasado siquiera unos minutos, estaba absorto en mi misión y el miedo había desaparecido.

Al reconocer el temo y luego hacer, de todas maneras, eso a lo que le tenía miedo, le pone sobre viso con respecto a esos pensamientos derrotistas. También da un paso gigantesco para desterrar la duda de su existencia.

El miedo y la duda son pautas. Aquello de lo que dude le causará miedo. Lo que teme le provocará dudas sobre su capacidad para enfrentarse con ello. Como he mencionado unas páginas más atrás, el verdadero antídoto para la duda y el miedo es la fe.



El desarrollo de la fe como medio para eliminar el miedo de su vida es una

lección espiritual suplementaria. A Course in Miracles ilustra maravillosamente este punto, haciendo hincapié en el conocimiento:

Si supieras quién camina a tu lado por el sendero que has escogido, el miedo sería un imposible.

FE COMO ANTÍDOTO DEL MIEDO Y DE LA DUDA

En la mayoría de los casos, la palabra “fe” está asociada con el desarrollo de una estructura religiosa. La fe y el culto, en este contexto, van juntos.









Yo no estoy escribiendo sobre la fe en ese sentido. Respeto cualquier religión, pero no quiero que confunda las creencias religiosas con la verdadera

presencia de la fe.

La fe es análoga a conocer a Dios, cosa que es diferente a creer en Dios. El conocimiento, desde el punto de vista en que estoy escribiendo, es una experiencia a nivel celular de las vivencias personales, es a la cual no acompaña ni una pizca de duda. Para mí, la fe es un conocimiento y una capacidad interiores de ver a Dios en todas as cosas, incluido uno mismo.

El tipo de fe que describo no necesita ni un culto ni un libro sagrado. Proviene de tener una experiencia interna directa de Dios como parte del yo superior.

Está presente de incontables formas en la vida cotidiana. Usted no tiene que ver necesariamente esta luz interna con los sentidos. Uno sabe que lo que no

ve está allí, a su disposición.

He visto a mi esposa, Marcelene, demostrar esta fe interior en siete ocasiones diferentes cuando ha dado a luz a nuestros hijos. A lo largo de sus embarazos me habla de su fe en que Dios está con ella. Sabe que traer un niño al mundo

es más que una experiencia física. Sabe que es una oportunidad sagrada que se le ha confiado.

No tiene en absoluto ninguna duda de su capacidad para levar adelante todas las etapas desde el comienzo del parto hasta el nacimiento del bebé sin que haya complicaciones o dolor. Esta fe la coloca en un estado de conciencia superior, y su apariencia física cambia. Abandona los confines de su cuerpo. Mediante el poder de su milagrosa concentración en lo que tiene que hacer, actúa sin prestar atención a las distracciones que la rodean.

Su fe interior ha servido para desterrar la duda sobre su capacidad para dar a luz un niño en un entorno espiritual y libre de dolor. No cree que Dios esté allí

a su disposición, lo sabe. La idea de cualquier duda es absurda para ella.

He estado en la sala de partos con mi esposa mientras a las mujeres que la rodeaban les asaltaban los miedos y las dudas. Marcelene, apoyada en su fe, participa en el acto de la creación como observadora y como participante. Incluso ha utilizado ese mismo conocimiento interior, basado en la fe, para ayudar a otras mujeres a dar a luz. Las acompaña durante todo el proceso – desde los primeros meses de embarazo hasta el parto-, has ayuda a acceder a

su yo interno y les asegura que si destierran la duda vivirán una experiencia de parto glorioso. Todavía no he visto que fracasara.









Instruye a las mujeres para que hagan caso omiso de todas las frases

negativas y cargadas de dudas que les oyen a otras madres “experimentadas”. Las ayuda a que aprendan a volverse hacia el interior, hallar la paz, conocer a Dios y utilizar la fe para que las guíe a lo largo de la experiencia. Ahora está



escribiendo un libro sobre la forma espiritual de abordar el parto y el cuidado de los niños.

Usted debe entender que la fe es una decisión que uno toma en su interior. Cuando la decisión se transforme en un saber, comenzará a sentir la energía sagrada que fluye a través de todas las cosas como inteligencia divina

universal. Saber que todo tiene un propósito es un proceso mental. La fe llega entonces como energía que reside dentro de uno en todo momento.

Un anochecer, cuando estaba sentado mirando una espectacular puesta de sol

en el golfo de México, me di cuenta de algo pasmoso. Todo este planeta, con todo lo que hay en él tiene que pesar incontables trillones de toneladas, y hay alguna energía que lo impulsa en torno al Sol y crea la ilusión de que en verdad

es el Sol el que se pone. Lo que en realidad estaba sucediendo mientras yo estaba ahí sentado, era que estaba desplazándome en una órbita alrededor del Sol.

Contemplé la enorme cantidad de energía que incesantemente trabaja para desplazar este enorme planeta, mantenerlo girando y dentro de su curso en su viaje anual. La misma energía está moviendo al Sol en una órbita más amplia, e incontables cuerpos celestes más en incontables órbitas.

Esta energía provoca la ilusión de que la Tierra se mantiene inmóvil, pero nosotros sabemos que hay movimiento. Tenemos fe en esa energía.

Confiamos en que mañana por la mañana el Sol saldrá por el este. No creemos en ella: sabemos que existe y tenemos fe en ella.

La misma energía le impulsa a usted por la vida y se encuentra dentro de usted

en todo momento. Esa misma energía les permite a sus pulmones llenarse de aire, a su corazón latir, y a su cuerpo permanecer unido en lugar de desintegrarse. Eso lo sabe, tiene fe en ello.

Ése es el tipo de fe que debe desarrollar con respecto de la totalidad de su vida. No tiene que verlo para creen en ello, no más de lo que tiene que ver el viento para saber que está allí.

Esta energía invisible que hace tantas cosas es lo que usted necesita conocer. La fe interior se convierte en un poder que antes estaba oculto.









He visto personas que caminaron descalzas una distancia de hasta doce

metros sobre carbones ardiendo al rojo sin que se les hicieran ampollas. Antes de emprender esta aventura, su única preparación es concentrarse en su fe.

Su fe les proporciona la capacidad de concentrarse con una intensidad que puede evitar que les hagan ampollas en los pies.

Yo he usado este tipo de fe para cruzar a nado un lago cuya agua estaba a siete grados de temperatura, sin experimentar sensación de frío. Tecleo la máquina durante horas y veo cómo surgen poemas y capítulos sin bloquearme, porque

sé que no estoy solo. La energía cósmica está dentro de mí para que la use, para cumplir mi destino personal.

He visto aparecer a la persona precisa para ayudare con cualquier cosa que necesitara cuando he alcanzado esta fe interna y desterrado toda duda. En una ocasión, mientras estaba en una cabina telefónica de Nueva York buscando el teléfono de alguien a quien no había visto en años, alcé la mirada y me lo

encontré allí mismo... una coincidencia asombrosa, o una conexión con la energía universal que fluye a través de las personas.

Con frecuencia me he encontrado con que precisamente el libro o artículos correctos han aparecido en mi correo cuando estaba atascado en un punto concreto. A menudo he imaginado a un escritor o escritora particulares



mediante la concentración en sus palabras y luego, de forma “mágica”, han aparecido en mi vida. La fe interior puede hacer aparecer las personas o hechos que necesita; funcionará. (Sin embargo, esto no quiere decir que los obstáculos no vayan a surgir también).



FE Y FRUSTRACIÓN

Incluso después de que desarrolle esta fe en Dios y en usted mismo, se encontrará con que todavía hay obstáculos en u vida. El pensamiento libre de dudas y el saber no significan que vayan a florecer de modo automático la abundancia y la prosperidad. No obstante, al aparecer los obstáculos, comenzará a procesarlos de un modo por completo distinto: un modo basado

en la fe y no en la frustración.

Cuando se sienta tentado de ver los obstáculos como impedimentos, recuerde que la vida pone pruebas. Invente una frase para recordarse el valor potencial del obstáculo. La frase podría ser: “Este obstáculo ha aparecido en mi vida

para enseñarme algo. Cuando aprenda la lección, veré mi fe interna manifestarse otra vez de forma positiva. Bendeciré este hecho en lugar de maldecirlo, y tendré presente que los caminos de Dios me serán a veces misteriosos”.









Recientemente, mi esposa y yo pasamos unos días en Santa Fe, Nuevo México, en un retiro destinado a renovarnos nosotros mismos y nuestro matrimonio.

En la primera noche que pasamos allí, vimos en el vestíbulo del hotel el menú

de un restaurante macrobiótico y decidimos cenar en él. No obstante, parecía haber un centenar de obstáculos que surgían en nuestro camino cuando nos pusimos a buscar el restaurante.

No dejábamos de perdernos y aparecer de nuevo en el punto del que habíamos partido. Yo giraba en el lugar que parecía correcto y acababa de vuelta en el hotel. Santa Fe es una ciudad que fue trazada en círculos concéntricos, y los nombres de las calles cambian de una a otra manzana.

La frustración iba en aumento tras haber pasado más de una hora sin haber encontrado el restaurante. Le había pedido instrucciones a más de diez personas, y por fin hice una llamada telefónica al restaurante para pedirles ayuda. Durante todo el tiempo, estaba decidido a superar y extraer la lección de la prueba.

Cuando por fin llegamos, el restaurante estaba lleno. Al entrar, una mujer de Naples, Florida, llamada Mary Reinhart, entró delante de nosotros. Estaba acompañándola a la única mesa vacía que quedaba, y se volvió para decir:

¿Le gustaría compartir la mesa conmigo en lugar de esperar?

Comimos juntos, y en el curso de la conversación nos habló de una espiritual mujer llamada Gangaji que comenzaría un satsang (una reunión para la verdad)

en Santa Fe, la mañana siguiente, y que duraría hasta cuando teníamos planeado permanecer en la ciudad.

Durante los cinco días siguientes, mi esposa y yo asistimos a la satsang junto con centenares de otras personas. Yo pensaba que habíamos ido a Santa Fe para estar a solas.

Pero conocimos a Gangaji. Es un alma iluminada que ha seguido un curso de autodescubrimiento en la India. Y ahora recorre el mundo celebrando satsangs, transmitiendo el mensaje de paz, amor y capacidad. No cobraba nada, y nos proporcionó una gran riqueza espiritual.



En una audiencia privada con Gangaji, ella me contó que su hermana había

leído uno de mis libros y que el mensaje del mismo había contribuido a volver a reunirlas. La hermana había decidido abandonar cuando Gangaji emprendió su propio sendero espiritual. Durante nuestra conversación, recibí de Gangaji el eslabón perdido que necesitaba para organizar y escribir este libro.









Me habló de la idea de libertad como de una decisión que debía tomarse cada día, y me proporcionó el subtítulo de este libro. Fue su concepción de la libertad como ausencia de egocentrismo lo que me guió para escribir sobre dicho tema.

Nuestro viaje a Santa Fe había sido planeado con muchos meses de antelación, pero fue pospuesto tres veces porque se retrasó el parto de una mujer que

tenía que dar a luz con la asistencia de Marcelene. Ahora, si usted añade estoa toda la información contenida en los párrafos previos, verá una multitud de obstáculos y “coincidencias”: el hecho de que tuviéramos que posponer el

viaje; el perdernos cuando intentábamos encontrar el restaurante (que resultó estar a muy poca distancia de nuestro hotel); las instrucciones incorrectas que nos dieron, los giros erróneos que describimos; que Mary Reinhart entrara en

el preciso momento en que lo hacíamos nosotros y que nos invitara a comer

con ella; que nos preguntara si estábamos en Santa Fe para conocer a Gangaji

(de quien no había oído hablar nunca antes); que nos invitaran a reunirnos en privado con Gangaji porque un participante del público me reconoció; y la

historia de ella sobre la reunión con su hermana... Y luego, encontrar lo que me faltaba para organizar este libro. Todos estos supuestos obstáculos y coincidencias conspiraron con el destino para colaborar en la redacción de

libro que ahora está leyendo.

También usted tiene historias como la mía a las que puede que no les haya prestado demasiada atención. Le insto a que busque una perspectiva nueva cuando se encuentre atrapado en momentos difíciles.

No se fije sólo en lo físico y permanezca alerta para detectar lo que el destino está conspirando para ofrecerle. Con esta actitud tendrá fe incluso cuando esos obstáculos parezcan insalvables.

Todas las muertes o “accidentes” de su vida, incluida su vuelta a la nada, son parte del orden divino. Puede que no sean comprendidos, sobre todo considerando cómo nos educan para evaluar estos asuntos. Gracias a la fe,

sin duda usted sabe lo que Edna Saint Vincent Millay quiso decir cuando escribió:

El hombre no ha inventado a Dios; Ha desarrollado fe

Para encontrarse con un Dios que ya existe.



Su fe puede mantenerse arraigada en presencia de los obstáculos. Su

frustración porque Dios no está trabajando al ritmo que usted cree que debería, puede ser reemplazada por el conocimiento interior de que todas las cosas de

su vida están para enseñarle algo.









Su búsqueda espiritual le conducirá al conocimiento de que la enorme energía que mueve los planetas y las galaxias, manteniéndolos siempre en su curso,



fluye también dentro de usted, y le mantiene en su curso, aunque su limitada visión le impide verlo.

La fe limpia la vista. Lo que uno ve entonces son obstáculos perfectamente colocados en lugar de frustrantes impedimentos. La paradoja está en que cuando se desarrolla esa fe uno aprende la lección y cada vez aparecen menos barricadas en la vida.

CÓMO DESTERRAR LA DUDA

En los apartados siguientes encontrará algunas sugerencias para extirpar la

duda de su alma. Tenga presente que la duda no sólo inhibe su búsqueda, sino que también puede ser una fuerza destructiva en su existencia cotidiana.

Tome la decisión de que va a encontrarse con el Dios invisible en su interior. Esto significa estar dispuesto a a pasar tiempo en el silencio de su ser.

Busque la oportunidad para guardar silencio y escuchar. No haga nada más, pero repita esto cada día. (El capítulo sexto le proporcionará algunas formas concretas de acallar el diálogo interno)

Al apartar los pensamientos y deleitarse en el silencio, sentirá la energía de la presencia superior fluyendo a través de usted. Proporciónese un momento divino para hacer una afirmación silenciosa de que se encuentra con Dios.

No sienta que tiene que compartir su experiencia ni convencer a otros de que ha sentido a Dios en su interior. Limítese a reparar en cómo cambia de una creencia a un saber cuando la pizca de duda que albergaba desaparece.

Permita que el momento de revelación esté libre de cualquier crítica o duda. Andrew Cohen lo expresa de la siguiente forma, en su libro Enlightment Is a Secret (La iluminación es un secreto):



Cuando se produce una profunda revelación se ha de adoptar una actitud muy seria respecto de la propia vida. En el instante en que reconoce que está

viendo la verdad tal cual es, tiene que darse cuenta de la trascendencia de lo que está siéndolo revelado.









Si no se traiciona ni una sola vez, su confianza en esa revelación sólo puede aumentar. Cuando más fuerte sea la confianza, más profunda será su

sabiduría. Pero si ante esa revelación se permite entregarse innecesariamente

a la duda, comienza a descender por un camino incierto y al hacerlo su confianza se verá minada.

Tenga siempre presente que la duda la origina su ego. La duda no forma parte

de su yo espiritual. Con esta conciencia puede aprender a observar su duda en lugar de atesorarla.

Usted esta esforzándose por conocer al conocedor, y el conocedor es su invisible yo superior. Use su capacidad para distanciarse de la duda y haga que penetre en su mundo interior. Luego observe cómo la duda le obliga a actuar de una manera predeterminada y limitada. Este acto de observación hará por sí mismo que la duda se disipe.

Cuando la duda aflora en su interior y la reconoce, tiene que estar dispuesto a decir “no, ya no permitiré que estos pensamientos entren en mi vida”. Muchas personas y pensamientos intentarán apartarle de su búsqueda espiritual. Debe estar dispuesto a considerarlos sus pruebas y aceptar el consejo que les

damos a nuestros hijos con respecto a las drogas: “¡Simplemente di no!”.

¿Duda de su capacidad para conocer a Dios? Puede que no tenga ninguna duda sobre la existencia de una realidad absoluta llamada Dios, pero puede



que dude de su capacidad para conocer en plenitud a esa parte superior de usted mismo. De ser así, le sugiero que reexamine su lógica.

La duda de uno mismo podría ser una excusa para evitar cambiar. Si no tiene ninguna duda sobre la existencia de Dios, entonces ha llegado al dominio del saber. Al reconocer que sbe de forma incuestionable que existe un poder superior, ha desterrado las dudas internas. Si luego se da cuenta de que este poder superior está en todas las cosas, no puede dudar de que está en su interior.

Si está vivo, entonces usted tiene la fuerza vital de Dios dentro. Es tan sencillo como eso: el hecho de que esté vivo confirma la existencia de la conciencia

más elevada dentro de usted.

Comience por cambiar el vocabulario que usa para describirse y para describir sus expectativas. En lugar de usar palabras que reflejen sus dudas, cambien

las palabras para indicar su saber y su fe.









Deténgase cuando use palabras y frases como “tal vez”, “posiblemente”, “si

Dios quiere”, “si tengo suerte”, “quizá”, “nunca se sabe”... Comience a usar palabras y frases como “desde luego”, “por supuesto”, “para conseguirlo”, “sé que puedo hacerlo”...

Cuando utilice palabras y frases que demuestren ausencia de duda, conducirá su vida de la misma manera. Su actos seguirán los pasos de sus palabras, y

sus palabras derivarán de lo que es su mundo interior. Cambie sus palabras aunque todavía no las diga en serio, porque llegado el momento se convertirán

en su realidad.

Los amigos y la familia sugirieron que no sería capaz de sentarme a escribir durante dos meses para acabar el borrador de este libro, porque no había escrito en varios años. Yo me limité a responder con una frase como “confío

en que seré capaz de hacerlo. No estoy solo y se me proporcionará la guía y ayuda que necesito”.

En ningún momento utilicé una sola palabra o frase que indicara duda alguna, aunque existiera algún cuestionamiento interno. Pronuncié esas palabras,
dirigidas al exterior, empecé a escribir y, en efecto, la magia estuvo allí para prestarme ayuda divina.


Las palabras y fases que emplea le sugieren a su yo físico cuál es exactamente

el rumbo que ese yo físico va a emprender. Tenga cuidado con lo que dice, y cuando hable hágalo con convicción y fe.

Cuando encuentre que en su vida surgen cosas que tienden a reforzar sus dudas, apártese de los viejos hábitos de pensamiento. He aquí algunos ejemplos de viejas expresiones que podría tratar de cambiar: “¿Lo ves? Ya sabía yo que eso era sólo un montón de palabrería; a Dios, en realidad, no le

importo”. “Éste es un mundo cruel y hay que aceptarlo”. Examine la siguiente lista de declaraciones en busca de nuevas formas de expresarse:

Si mi júbilo es divino y yo confío en un poder superior cuando las cosas van bien, entonces mi sufrimiento también tiene que ser divino.

Me negaré a juzgarlo y en cambio sabré que de alguna manera que no entiendo en este momento, conoceré el porqué de que eso haya sucedido.

Confiaré en Dios y en la energía que está en todas las cosas, y sabré que también esto está de cuerdo con el orden divino aunque en este momento no me guste.



Sé que el alma es eterna y que todas las formas pasarán, así que, ¿por qué debería cuestionarlo cuando ocurre?

Lloraré a la persona que ha muerto, pero no cuestionaré por qué él (o ella) ha regresado con Dios.

El ahora, o treinta años a partir de hora, son un punto diminuto en la eternidad.



Este tipo de afirmaciones le ayudarán a desterrar la duda y a dejar de juzgar los caminos del universo. Tenga presente que su júbilo es divino, su sufrimiento

es divino.

Haga una lista de las creencias a las cuales todavía se aferra y que no le sirven. Verlas por escrito le ayudará a identificar lo absurdo que es permanecer

arraigado en las creencias de otros.

Al examinar sus creencias, fíjese en cuántas comienzan por “debería” y “no debería”. Este tipo de frases fueron su primera formación y puede que aún ocupen un espacio tan grande dentro de usted que no le dejen espacio para nuevos conocimientos.

Busque frases como: Debería prestar atención a lo que piensan sus vecinos. Debería enfadarse cuando la gente le trata mal, Debería odiar a sus enemigos. No debería estar en desacuerdo con otros. No debería ser feliz cuando otras personas de su entorno sufren. Debería sentirse culpable de su éxito cuando otros tienen tan poco. NO debería olvidarse de lo que siempre creyó su padre. Hay una larga lista de “debería” que le impiden alcanzar el júbilo de la vida espiritual. Estas creencias deben reemplazarse por conocimientos que

provengan de su propia experiencia.

Reeduque su mente. Su mundo interior, su mente, es como una grabación que suena de forma constante. El sonido de la mente puede hacerse tan intenso como para que usted cree imágenes de desastre que se confundan con su realidad.

En The Mistery of the Mind (El misterio de la mente), Swami Muktamanda

cuenta lo absurdas que pueden volverse nuestras creencias y cómo pueden en realidad gobernar el mundo, sin tener ninguna base en la realidad. He aquí uno

de sus ejemplos:









Había una vez un trabajador pobre llamado Sheik Mahmound. Un día, su patrón

le dio un pote de arcilla lleno de nata líquida y le dijo que lo llevara a la población más próxima.

Si lo haces –le dijo el patrón- te daré dos rupias. Si dejas caer el pote, tendrás que pagar la nata.

Sheik Mahmound se colocó el pote sobre la cabeza y emprendió el camino. Mientras caminaba, comenzó a pensar: “Voy a tener dos rupias.¿Qué haré con ellas?”. En esa época todo era muy barato. Por una rupia, uno podía comprar veinticinco pollos. Sheik Mahmound se dijo: “Eso es, compraré pollos. Se multiplicarán, y pronto tendré cien pollos, quinientos pollos, mil pollos, diez mil pollos. Entonces venderé todos los pollos y compraré cabras. Tendré cabras y ovejas y una granja grande. Las cabras y ovejas se multiplicarán, y cuando las venda compraré mercancías. Me convertiré en un gran mercader. Luego me casaré y tendré una casa. Acudiré a una oficina y regresaré a casa para

almorzar. Tendré un cocinero muy bueno que preparará platos deliciosos. Pero si el cocinero no tiene la comida a punto, me enfadaré y lo abofetearé.



Después de todo, seré un gran mercader”. Cuando pensó en abofetear al cocinero, alzó el brazo. En cuanto hizo esto, el pote de nata se cayó al suelo. Así que la nata no llegó a la otra población. Mahmound no obtuvo sus dos rupias. No compró pollos. No compró cabras y ovejas. No se casó. No tuvo

una casa. No trabajó en una ofician. No abofeteó a nadie. Se sentó y se cogió

la cabeza entre las manos. Pasado un rato volvió a presentarse ante su patrón

y confesó:

Amo, he derramado la nata. El patrón contestó:

¿Cómo has podido hacer algo semejante? ¡Has perdido mis ganancias de la semana!

Oh, amo –dijo Mahmoud-, tú has perdido las ganancias de la semana, ¡pero yo he perdido mis pollos, mis cabras, mi casa, mi esposa, mi oficina y mi

cocinero!



No pierda lo que no tiene sólo porque no ha aprendido a disciplinar su mente y desterrar esas incesantes dudas que crea en sus fantasías.



Regrese a los sentimientos que están presentes en su interior y refuerzan las imágenes que crea en su mente. Por ejemplo, si realmente le encantaría alcanzar prosperidad, pero tiene dudas sobre su capacidad para conseguirlo, primero fórmese una imagen de sí mismo en la abundancia.







Luego vaya más allá de la imagen y pregúntese: “¿Cómo me sentiría si

alcanzara esa prosperidad que he imaginado?”. Es probable que piense que se sentirá algo así como contento, satisfecho, agradecido, feliz o eufórico. Éstas

son expresiones de sentimientos que puede generar mediante sus pensamientos.

Una vez que pueda llegar a las sensaciones que hay tras sus deseos y sepa que tiene la capacidad para crear esos sentimientos mediante su fe y la disciplina de sus pensamientos, se dará cuenta de que la necesidad de cualquier otra cosa para sentirse afortunado es sólo una creencia y algo que

carece de autenticidad. Haga este ejercicio con todo lo que desee alcanzar en

su vida. Primero imagine y después observe el sentimiento resultante. Luego trabaje para generar ese sentimiento y sentirá que sus dudas se disipan.

Tenga siempre presente que la duda es una experiencia mental. Si quiere que un pensamiento se disipe, puede rechazarlo. Del mismo modo que en

cualquier momento puede negarse a tener un pensamiento desagradable, porque usted domina esos pensamientos, puede erradicarse la duda cuando aparece.

Dígase a sí mismo, como si fuera dos personas (el que habla y el que escucha):

“Tengo esta duda porque he permitido que la persuasión de otros se convierta

en mis propias creencias. Ahora pensaré por mí mismo y sabré que no tengo por qué vivir con la duda”.

El amor es el más cierto antídoto para el miedo y la duda. Cuando siente amor incondicional por sí mismo, como creación divina que está aquí con un

propósito, se despoja de todas las dudas y miedos con respecto a usted mismo

y su lugar en el mundo. Por lo tanto, cuando experimente un momento de miedo y duda, dése una porción de amor y recuerde que es una creación divina.



A medida que se dé amor a sí mismo, eso será lo que usted podrá dar. Y también es verdad que cuanto más amor contiene uno, menos espacio hay para el miedo y la duda.

El destierro de la duda de su vida siempre le pondrá en contacto con un poder misterioso que antes había estado velado. Le insto a que abandone las dudas que le inocularon y deje entrar un nuevo conocimiento. El famoso Toro

Sentado describió este poder con las siguientes palabras: Contemplad, hermanos míos, la primavera ha llegado;

¡la Tierra ha recibido el abrazo del Sol

y pronto veremos el resultado de ese amor!









Cada semilla ha despertado y también toda la vida animal.

A través de este misterioso poder

También nosotros tenemos nuestro ser.



Fíjese en que Toro Sentado se refiere al poder del amor. Ese amor que se encuentra dentro de todas las cosas está también dentro de usted. Expulse la duda fuera de su conciencia y déle la bienvenida al saber que ha sido tema de este capítulo.

De la primera clave de acceso a la conciencia superior se habla también en la Biblia (Deuteronomio, 30:14): “Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”.

Dejo el resto en sus manos. Sólo tiene que desterrar la duda.







5

Cultivar la condición de espectador





En verdad, es la vida la que da vida... Mientras que tú, que te consideras un

donador, no eres más que un testigo. Kahlil GIBRAN









Me doy cuenta de que siempre estoy en libertad para dejarme ir y observarme









Cultivar la condición de espectador es la segunda de las cuatro claves para acceder a la conciencia superior que le conducirá por el camino de la búsqueda espiritual. Hay muchos beneficios al asumir esta postura.

En el presente capítulo le pido que cambie la percepción de sí mismo y cultive un aspecto superior de usted: el de espectador comprensivo. En lugar de pensar en sí mismo como un ser humano que tiene pensamientos,

sentimientos y hábitos, comience a salir de usted mismo. Estoy señalándole el camino hacia un nuevo tipo de libertad en la que usted será espectador de su

vida y ya nunca volverá danzar al ritmo que le marquen otros.







¿QUÉ SIGNIFICA SER EL ESPECTADOR?



Tómese un momento para reflexionar sobre cómo se ve a sí mismo. Mientras

lo hace, piense en lo que significa decir: “Estaba diciéndome a mí mismo que...” Descubrirá que la frase da a entender que usted es dos personas. Una persona es el “yo” que estaba diciendo. La otra es el que recibía las

palabras del que hablaba. El yo le hablaba al mí mismo cosa que, cuando uno examina sus diálogos internos, se hace centenares de veces al día. Cuando se cultiva la condición de espectador uno se aparta tanto de la posición del yo

como de la del mí mismo.

Aquí desde un espacio invisible, ajeno a su cuerpo físico, el espectador se desprende de todas las emociones, sentimientos y comportamientos. Desde ahí, el espectador observa amorosamente el acontecer de toda su vida.

Hace varios años traté un caso en el que la paciente sufría lo que ella llamaba tristeza terminal. Estaba siempre deprimida. Describía sus sentimientos con frases como: “Todas las partes de mi ser están deprimidas. Estoy deprimida cada día, en todo momento. Me despierto deprimida y me voy a dormir deprimida. Al parecer no puedo librarme de esta terrible sensación de depresión”.









Un día le formulé una pregunta que se convirtió en el punto de inflexión de su tristeza.

Dígame –le pedí-. ¿hay estado advirtiendo esta depresión con mayor frecuencia en las últimas semanas?

Ella respondió:

Sí, he advertido que cada vez se expande más.

Ahora piense con cuidado antes de responder –proseguí yo- ¿La persona que advierte eso está deprimida? –Ella me pidió que repitiera la pregunta-. ¿La persona que advierte eso está deprimida? –repetí.

Quedó demasiado desconcertada como para responder. Pero por primera vez fue capaz de contemplar que existía otro aspecto de ella misma aparte de la depresión.

Ese aspecto era la parte de ella misma que advertía la depresión. Esta que la advertía era la testigo, la observadora, que no había sido atrapada por la depresión. Esa entidad invisible, sin fronteras, era su yo espiritual. Antes de aquella sesión, la mujer nunca había conocido esa parte de sí misma.

Pasé meses enseñándole a dejar de identificarse con los pensamientos y sentimientos deprimentes. Aprendió a desprenderse de ellos y observarlos desde la posición del espectador comprensivo, con independencia de sus pensamientos y de su cuerpo físico.

Convertirse en espectador supone un acto de amor. Nos saca del mundo de fronteras y formas y nos permite entrar en un espacio de amor puro.

Así pues, comience ahora a advertir realidades de su vida. Advierta lo plácido que se siente, o cuánta ansiedad tiene. Advierta su apariencia física. Cuánto pesa, lo en forma que se siente y el grado de fatiga. Advierta cuánto tiempo quiere pasar con su familia, en su trabajo, viajando, jugando y rezando. Déjese penetrar por todo lo suyo. ¡Sus uñas, sus hábitos de conducción, su jardín! Ahora examine el número de veces que he usado la palabra “advierte”.

Recuerde que existe una actividad llamada advertir, y que incluye al que

advierte y al que es advertido. Entonces, concéntrese en ser el que advierte y acostúmbrese a acudir a ese lugar de su conciencia durante su vida cotidiana.



¿POR QUÉ DARLE LA BIENVENIDA A LA CONDICIÓN DE ESPECTADOR?

“En mi mundo, nunca nada va mal”. Estas palabras fueron pronunciadas por Nisargadatta Maharaj en respuesta a una entrevistadora que, exasperada, le pidió a Maharaj que hablara de los problemas de su vida. Para mí, es la afirmación de mayor fuerza que haya oído jamás. La tengo presente cada día

de mi vida y he hecho colgar una reproducción de la misma en un lugar estratégico de mi despacho como recordatorio de su supremo valor.

La entrevistadora insistió en que Nisargadatta tenía que tener problemas como todos los otros seres humanos. Nisargadatta le dijo:

Usted no tienen ningún problema, sólo su cuerpo tiene problemas... en su mundo, nada perdura; en el mío, nada cambia.

¿Por qué diría este iluminado maestro que en su mundo nada iba nunca mal? Yo creo que se debía a que estaba hablando desde la posición del espectador

comprensivo.

Dentro de todos nosotros existe la dimensión eterna e inmutable de nuestro yo espiritual. Éste es el yo invisible que le habla al yo físico. Es el pensador de

los pensamientos. Este observador comprensivo no se revela con instrumentos científicos y no aparece en las autopsias.

Cuando uno es realmente capaz de creer en el dominio espiritual del espectador, entonces nada va mal porque el mal no carece de sentido para el observador. Todo tiene su orden. Nada se cuestiona desde esa perspectiva.

Es como vivir en el paraíso, donde están a eternidad y el alma, al tiempo que

uno se encuentra en el cuerpo físico. Pero en este espacio, el cuerpo no es el centro de la existencia.

No estoy sugiriéndole que se retire y se deshaga de todas sus posesiones materiales con el fin de hallar esa clave para la conciencia superior, aunque, desde luego, es una posibilidad. En cambio, quiero que considere cómo estas palabras de “nunca nada va mal”, de “no tener problemas” y de “vivir en el mundo de lo inmutable2 pueden aplicarse a su despertar espiritual.

Hay muchísimo que aprender de estas ideas. Cultivar la condición de espectador le pondrá en el sendero donde su yo superior comienza a influir sobre su ego físico en lugar de que suceda lo contrario.

Como dice Maharaj: “Dedícale toda tu atención, examínalo con amoroso cuidado, y descubrirás alturas y profundidades del ser con las que no has soñado, absorto como estás en la insignificante imagen de ti mismo”.









Estas palabras describen el poder y el valor de cultivar la condición de observador.

La manera de sentir y vivir nuestros apegos y sufrimientos puede cambiarse cuando se aprende a acceder a la actitud del espectador. He aquí las principales ventajas cuando uno traba conocimiento con su observador comprensivo:

1.- cuando usted cultiva la condición de testigo comprensivo, adquiere conciencia de que es algo más que sus pensamientos, sentimientos y sensaciones. Usted aprende que es mucho más que un cautivo del conjunto de creencias y comportamientos adquiridos que ha practicado a lo largo de su

vida. Adquirirá una visión más amplia de quién es, y esta nueva percepción le conducirá a niveles de vida más elevados.

Le pondrá en contacto con su alma eterna. Al conocer ese yo espiritual, usted será capaz de elevarse a alturas que sus creencias anteriores le impedían ver.



En las relaciones, comenzará a trascender su ego y abandonará la necesidad

de tener razón. La simple observación de sí mismo le revelará hasta qué punto son limitadoras las antiguas formas de ser. El espectador comprensivo abrirá

la puerta a la comunión espiritual con los seres queridos.

El aprendizaje de cultivar la condición de espectador añadirá nuevas dimensiones a su vida, y le conducirá a una existencia más espiritual y jubilosa.

2.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, adquiere conciencia de que usted es algo más que aquello que le molesta. Al cultivar la condición de observador, la verdad de “en mi mundo nunca nada va mal” se hace evidente.

Uno desarrolla un saber que trasciende lo que llamamos nuestros problemas.

El espectador no se identifica con ellos. Los ve como concernientes al cuerpo,

y pueden ser resueltos sin desesperación. Distanciándose de ese modo, los problemas no pueden fijarse en su mundo interior.

Usted se volverá casi indiferente porque poseerá el conocimiento de que en ese mundo del cuerpo todo cambia, nada permanece igual. Los problemas

también cambiarán. Llegarán y se marcharán. La frase “también esto pasará”

adquiere un significado más personal y relevante.









Si aprende a ver las dificultades no como algo que se inscribe en su yo interno sino como manifestaciones pasajeras del mundo de lo físico, cultivará la condición de espectador en el sendero de su búsqueda espiritual.

3.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, emprende

una acción que puede disipar los problemas. En un punto anterior de este libro escribí brevemente acerca de la mecánica de la creación. La misma

explicación es aplicable al cultivo de la condición de espectador.

Como breve recapitulación, he aquí dos frases que resumen el libro de Nick

Herbert, Quantum Reality (Realidad cuántica): “No existe realidad en ausencia

de observación. La observación crea la realidad”. Por lo tanto, el acto de ser espectador –por sí solo, sin ninguna otra actividad que interfiera- creará su realidad.

Cuando usted presencia con actitud comprensiva, benevolente, los hechos problemáticos de su vida, manteniendo su atención en ello de una forma que ayuda a adoptar resoluciones, eso es lo que ocurre. El plantearse un problema

a la manera del testigo crea la energía necesaria para avanzar. A mí me resulta muy satisfactorio hacer que los problemas se desvanezcan de mi vida

mediante este proceso de observación.

Por ejemplo, en el pasado me ponía muy ansioso ante la presión de una fecha límite de entrega para acabar un escrito. La ansiedad se manifestaba en forma

de malestar estomacal, fatiga, sensaciones de inquietud y malestar físico general.

Cuando aprendí a ser espectador descubrí que podía cerrar los ojos y negarme

a identificarme con “el problema”. Continuaba formando parte de mi cuerpo, pero estaba separado de mí. Al observarme a mí mismo en ese estado,

comprensivamente despegado de mi cuerpo, pude notar que los síntomas de la ansiedad se disipaban. Me encontré con que me sentía calmo y confiado.

Cuando la urgencia de fecha límite volvía a entrar en mi mente, el malestar regresaba, pero era diferente. Ahora yo no era el pensamiento sino el observador del pensamiento. De modo gradual, el pensamiento desaparecía y era reemplazado por una sensación de calma.



Tras treinta minutos de ser espectador observando cómo los pensamientos llegaban y se marchaban, y vuelta a empezar, toda la escena se disolvió. Abandoné literalmente mi ser. Entonces descubrí que era capaz de sentirme y escribir en lugar de estar apresado por las ideas derivadas de la fecha límite

que imponían mi cuerpo y mi mente.









El acto de observar como testigo desde una perspectiva objetiva creó una nueva energía dentro de mí. La energía disolvió el problema y me permitió funcionar a un nivel más saludable y productivo.

4.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, lleva paz a

su vida. No sólo se pone en contacto con la parte espiritual de su ser, sino que también permite que la paz y armonía de esa presencia gloriosa sea una experiencia básica en su vida cotidiana.

Stephen Wolinsky lo describe de la siguiente forma en su libro Quantum Consciousness (Conciencia cuántica): “Si puedo comenzar a observar, a ser testigo de mis reacciones, me sentiré más libre y en paz. Mediante la identificación y fusión con un pensamiento o sentimiento me impido a mí mismo ser el observador y me convierto en la experiencia misma”.

La capacidad para adoptar el punto de vista del espectador significa permitirle

a nuestro yo superior observar de una forma que no comporte la formulación de juicios. Cuando puede observar su ego, usted ya no es su ego.

Su ego retrocede cuando su yo espiritual está más íntimamente integrado a su ser. Descubrirá que esta nueva paz le llevará por las tareas de su mundo material con una mayor eficacia y productividad.

5.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, da el primer paso hacia la liberación. Cuando comienza a alejarse y observar, ya no está controlado por los hechos físicos de su vida.

Por ejemplo, cuando experimente enojo, dé un paso atrás y obsérvelo durante unos instantes. Advertirá que queda casi de inmediato liberado del dolor asociado al enojo. Los acontecimientos continuarán sucediendo, pero usted

ya no será el que se identifique con esos hechos.

Ser capaz de observar los acontecimientos, incluido los de su propio cuerpo, le libera de tener que experimentar el dolor que en otra época creyó que era la

única opción. Mi esposa y yo hemos criado ocho hijos; si no hubiéramos mantenido la actitud del espectador, muchas veces podríamos habernos sentido muy turbados y desdichados.

Con una actitud de observador, podemos dar un paso atrás y contemplar nuestros pensamiento sy sentimientos, así como los que tienen nuestros hijos. Sabemos que nos liberaremos si podemos desprendernos de vez en cuando

del caótico mundo físico de nuestra numerosa familia.









Desde el espacio del espectador comprensivo que no se identifica con el problema, el problema desaparece.

La solución proviene de nuestra habilidad y voluntad de confiar en que

podemos ofrecer consejo y guía, sin identificarnos como padres fracasados o como padres perfectos.

El acto de observar nos libera. Y también le liberará a usted cuando cultive su condición de espectador.



6.- Cuando usted cultiva su condición de espectador comprensivo, entra en contacto con Dios. Gracias al acto de cultivar la condición de espectador he llegado a conocer a Dios con más claridad. El acto de observación es lo máximo que he sido capaz de hacer para acerarme a la verdadera experimentación de otra dimensión, dimensión no estorbada por las limitaciones del mundo material.

Es una experiencia extracorpórea, en la que se ve el cuerpo y los pensamientos sin identificarse con ellos. Una práctica regular de la observación hará que

pueda apreciar el comentario de Carl Sandburg: “Algo me originó y no tenía origen; algo me pondrá fin y no tiene fin”.

Desde la posición de espectador, usted sabe que no es sólo eso que ver. Hay una realidad espiritual disponible cuando se separa de su yo material. La conexión con el plano superior de sí mismo la establece sólo desde esa posición.

La energía divina que tiene en su interior le envuelve en amor y paz mientras observa los pensamientos, sentimientos y sensaciones de su cuerpo. Este proceso de cultivar la condición de espectador es el proceso de conocer la vedad que anunció San Mateo: “...para Dios, todo es posible” (San Mateo,

19:26). Ahora, dígame si se puede decir algo más.

Usted sabe que todo no es posible en el reino de lo físico; por lo tanto, Dios viene a ser esa parte de usted que está más allá de lo material. Mediante la condición de espectador puede conseguir que esto sea su realidad.

Así pues, he aquí los seis beneficios que obtendrá al alcanzar la condición de espectador. Paulatinamente, usted emergerá como un ser que sabe que existe fuera de sus pensamientos, emociones y sensaciones físicas, y por lo tanto

éstos no desempeñarán el importante papel que han estado representando.









CUATRO CATEGORÍAS DE OBSERVACIÓN

Con el fin de cultivar su condición de espectador, usted necesita desarrollar sus poderes de observación respecto de sí mismo y del mundo. Necesita aprender a observar sus reacciones, para superarlas. Es ese “ir más allá” lo que constituye la parte esencial de la búsqueda espiritual. He dividido los diferentes tipos de observación en cuatro categorías.

Observación de su cuerpo

Este tipo de observación lo hemos practicado la mayoría de nosotros de una u otra forma. En general, permitimos a nuestro cuerpo que funcione sin interferencias. Somos conscientes de que existe el cuerpo y de que existe un

“espíritu” que hace que funcione la máquina.

Desde la primera vez que se miró en un espejo y vio que su rostro le devolvía la mirada, ha estado observando su cuerpo. El propietario u ocupante de su

cuerpo es un ente misterioso.

Sin embargo, incluso como ocupante, a menudo se ha identificado con su cuerpo. A veces lo olvida y da por supuesto que usted es ese cuerpo. Pero esencialmente, ha observado su cuerpo cuando realiza movimientos, y siendo

consciente de que un yo invisible está en alguna parte del interior, observando.

A lo largo de su vida, ha visto su cuerpo pasar por muchos cambios. No obstante, dentro de usted siempre ha habido un yo inmutable. Todavía hay un niño pequeño, que se ve a sí mismo en unos términos que desafían el tiempo y los límites. Él sabe que no es ese cuerpo, al mismo tiempo le preocupa que su innegable conexión con él causará su muerte cuando el cuerpo muera.



Cuando se mira al espejo y ve una nueva arruga, la parte incorpórea de usted que ve la arruga no ha cambiado, a pesar de que la piel se pliegue. ¡Me veo pelos que me crecen en las orejas y en la nariz, y me pregunto por qué están

ahí ahora y dónde han ido a parar los que solían crecerme en la cabeza! Pero por dentro soy el mismo. Cuando usted ve canas donde solía ver cabello

moreno, sabe que el yo real no es canoso, y si piensa en el asunto, sabe que el

yo real tampoco era moreno. Se ve manchas en la piel y sabe que alguna parte de usted mismo es inmaculada.

Desde que tiene memoria, ha estado observando esos fenómenos de su cuerpo.









También es cierto que sabe que la entidad que realiza la observación está desligada por completo de lo que está observando.

Mientras lee esta frase, está permitiéndole a su cuerpo que actúe sin intromisión por su parte. No está ocupado en hacer latir su corazón, ni en llenarse los pulmones, ni en oxigenar su flujo sanguíneo, ni en hacer circular sus fluidos vitales. Deja que su cuerpo funcione por su cuenta y le permite a

otra parte de usted conocer cómo ser un observador espiritual. Esta forma de hacer las cosas le reporta un magnífico servicio.

Al observar su cuerpo y no participar mentalmente de su funcionamiento, éste trabaja con la perfección para la que fue destinado. Si estuviera

constantemente comprobando e intentando controlar las funciones de su cuerpo, estaría en exceso ligado a él, e inhibiría sus funciones naturales. Las veces que durante su vida se ha preocupado por las funciones de su cuerpo o

ha interferido en ellas, son aquellas en las que su salud se ha quebrantado. Cuando no se deja llevar por los instintos de su cuerpo, se encuentra con que éste se desequilibra y quebranta de una u otra forma. Al adoptar el papel de intruso, usted crea disfunciones que en última instancia quebrarán los

cimientos del edificio divino que alberga su alma.

Alimenta su cuerpo con los alimentos incorrectos y éste responderá con

letargia y enfermedades. Deje de ejercitarlo y se volverá pesado y torpe. Haga caso omiso de sus necesidades de aire fresco y entornos saludables y se desmoronará. Dele sustancias narcóticas y reaccionará negativamente.

Cuando su cuerpo se encuentra en mal estado, lo cual va desde la obesidad a los dolores de espalda, el nerviosismo, la gripe, el cáncer o cualquier otra anomalía respecto del curso natural del cuerpo, entonces es imperativo que asuma la posición de espectador benevolente.

La verdadera conciencia es un estado de pura observación, sin ningún intento

de reparar o cambiar lo que se está contemplando. Se trata de una especie de amor curativo que no establece juicios. Aun a pesar de que lo que esté observando sea “enfermedad”, el espectador comprensivo advierte los puntos

en conflicto y los observa con amor incondicional. La ausencia de enjuiciamiento del acto de observación contribuye con la apropiada energía de amor que la situación necesita.

Cuanto más pueda practicar la condición de espectador, más se encontrará

con que el mero acto de observar hará que su vida continúe avanzando por el camino de la búsqueda espiritual.



La mecánica de la creación es tal, que el lugar en que pone su atención y la mantiene es el lugar en que se origina el cambio de la nada al aquí y ahora. Observación de su mente

Puede que se haya acostumbrado a observar su cuerpo. No parece difícil

porque imagina que la observación del cuerpo la hace con la mente. Así pues,

¿qué utiliza para observar su mente? Aquí es donde abandonará sus viejas creencias y entrará en un nuevo mundo de la observación.

Trate de ver sus pensamientos como un componente de su cuerpo/mente. Piense que los pensamientos son cosas. Cosas que le permiten salir fuera de ellas y observarlas.

Su mente genera cada día millares de pensamientos. Llegan y se marchan como trenes de una estación: uno entra, otro ocupa su lugar, uno sale y llega otro. Esto continúa durante todo el día.

Le han hecho creer que estos pensamientos no siempre están bajo su control. Usted suele creer que el proceso del pensamiento continúa y continúa incluso cuando le gustaría que se detuviera. No estoy pidiéndole que detenga sus pensamientos (el tema del capítulo sexto), sino sólo que sepa que tiene la capacidad para ser observador de sus pensamientos. El mero observar el flujo

de pensamientos refrenará su mente hasta el punto de detención en el que podrá experimentar a Dios.

Primero necesita observar sus pensamientos. Luego necesita observarse a sí mismo observando sus pensamientos. Aquí está la puerta al espacio interior donde, libre de todo pensamiento, experimentará el júbilo y la libertad que le transportará hasta su yo espiritual.

El sencillo ejercicio de observar su mente conformando sus pensamientos llegará a hacer que los pensamientos no deseados, innecesarios, erróneos, se disuelvan. Al desarrollar la condición de espectador, aprenderá a acallar la mente, hacer inventario, y descartar o redirigir los pensamientos que generan

reacciones derrotistas o egocéntricas. En este simple proceso, también llegará

a conocer su yo espiritual.

Ha ce algún tiempo, el Congreso de Estados Unidos debatía las disposiciones para una reducción del déficit. Una de las propuestas clave era una

disposición de aumento de los impuestos para las personas que se encontraban dentro de mi escala de ingresos.

Al tiempo que estaba estudiando el libro I Am that (yo soy eso) y aprendiendo a introducir esta técnica de observación en mi vida, estaba siguiendo con gran interés cómo avanzaban los trámites de esa ley.









Si era aprobada, mis impuestos aumentarían de modo considerable.

Las enseñanzas de Nisargadatta Maharaj me alentaban a aprender a observar mis pensamientos desde una perspectiva distanciada, si no

incondicionalmente amorosa, y no daba a establecer perjuicios. Así que me senté y observé mis pensamientos a propósito del probable incremento de los impuestos. Lo que vi fue el más desnudo egocentrismo terrenal.

Los pensamientos generados por el ego desempeñan un enorme papel en la creación del mundo que el ego desea crear. Cada uno de mis pensamientos parecía exigir que lo considerara el más importante. A medida que aprendí a observar mis pensamientos, advertí que uno en particular reaparecía con frecuencia. Era el siguiente: “¿Cómo se atreven a decir que no pago lo que me corresponde? ¿No se dan cuenta de que sólo tengo un voto y que sin embargo



le envío más dinero a la burocracia gubernamental que el 99 por ciento de la gente? ¿Cómo se atreven a acusarme de no ser un buen ciudadano?”.

Luego, al cabo de unos momentos, otro pensamiento que lo rebatía hacía su aparición: “Hay un gran déficit, y yo he sido bendecido con unos ingresos abundantes. Mucha gente se beneficiará de que yo pague más, y puedo permitírmelo. Así que, ¿por qué tanto problema?”

A este pensamiento le seguía: “Espera un momento, ellos no tienen ningún derecho a hacerme pagar un porcentaje mayor de mis ingresos. No me importa entregarles más dinero, pero ¿por qué tienen que exigir a un ciudadano un porcentaje mayor de sus ingresos y castigarlo por tener éxito? Más dinero, sí

¡Un porcentaje más alto, no!”. MI observador fue comprensivo y neutral.

De aquí para allá volaban estos pensamientos por mi mente mientras yo los observaba en lugar de poseerlos. A medida que practicaba la condición de espectador, advertí un fenómeno interesante. La ansiedad por el problema comenzó a disiparse. Ya no me importaba ni una osa ni la otra, y me di cuenta

de que ya no participaba de ese drama. Los hechos sucederían con independencia de mis pensamientos sobre ellos, y cuanto más me limitaba a observar los pensamientos, más tendían a evaporarse.

Entonces comprendí lo que Nisargadatta quiso decir cuando escribió que “el conocimiento de uno mismo es desapego... cuando sabes que o careces de nada, que todo lo que existe eres tú y es tuyo, cesa el deseo... no perturbes tu mente con búsquedas... la mente está interesada en lo que pasa, mientras que

la conciencia se interesa en la mente misma”.









Una vez que fui espectador de mis pensamientos, ya no estuve unido a ellos ni

a su resultado. Quedé en libertad.

Esta posición de ser espectador de sus pensamientos no tiene relación con la cifra de sus ingresos. Sus pensamientos no influirán en el Congreso de modo alguno. Así que conviértase en observador y aprenda cómo evitar que sus pensamientos gobiernen su vida.

En verdad no tenía importancia si aprobaban o no aquel redactado de la ley, puesto que en mi mente tenía argumentos muy convincentes para defender una postura y la contraria. Lo que me quedó fue la libertad de escoger cómo

deseaba sentirme respecto del asunto y/o dejarlo en las manos de Dios. En

aquel momento aprendí que no pueden gravarme con impuestos a mí, sólo a mi cuerpo.

La capacidad para colocarse imaginariamente a sus espaldas y observar sus pensamientos ilustra muy bien la capacidad para mirar su interior y participar del acto divino de creación de su vida espiritual.

Los problemas empiezan con un pensamiento que uno pone dentro de su mente y al que se le permite enconarse hasta el punto de la ansiedad. La

ansiedad comienza a manifestarse en su vida como síntomas físicos, a los que llamamos artritis, presión sanguínea alta y taquicardia.

La benevolente energía que recibimos del observador, del espectador, permitirá que esos pensamientos entren y salgan con toda naturalidad. Pensamientos que entran y pensamientos que salen. Aprenderá a ser espectador de sus pensamientos del mismo modo que observa la realidad exterior.

Ser testigo de sus pensamientos requerirá algo de práctica. Con el perfeccionamiento llega el milagro y el deleite. Los traumas se disuelven en la etapa del pensamiento y se les impide manifestarse en el mundo cotidiano.



Proporciono varias sugerencias para ejercitarse en esta práctica en el apartado final del presente capítulo.

Observación de su energía vital.

Todo en la vida es energía. Comprender el principio de la energía es de una importancia vital para aprender a cultivar la condición de espectador. Sus emociones son energía. La máquina de escribir que estoy usando es energía. Cuando uno conoce a otra persona, se produce un intercambio de energía.

Cada uno de los hechos de la vida implica intercambio de energía.









Cuando usted decida se espectador de toda su vida, comenzará a verla desde

una perspectiva energética. Todos los conflictos en los que ha participado a lo largo de su existencia, de alguna forma le han extraído energía espiritual y le

han dejado con energía letárgica.

Estos encuentros, desde la infancia, representan una energía almacenada que

ha hecho que centrara su vida en su ego. Se ha identificado con los hechos y las personas que le han influido. Eso ha creado y alimentado la energía letárgica que le inhibe a la hora de conocer su yo espiritual.

Usted guarda en sí una gran cantidad de energía negativa, invisible, de la que sus sentidos no le informan en un idioma que le hayan enseñado a entender. Los naguales (maestros espirituales de América Central y México) tiene un entrenamiento ritual llamado la recapitulación, que puede disminuir la energía negativa, letárgica, e incrementar la capacidad de observar.

Taisha Abelar, en The Sorcerers’ Crossing (La traesía de los hechiceros)

describe el proceso de recapitulación como un “llamar de vuelta la energía que

ya hemos empleado en acciones pasadas... Recapitular implica evocar a todas las personas que hemos conocido, todos los lugares que hemos visto y todos los sentimientos que hemos tenido a lo largo de nuestra vida –comenzando en

el presente y retrocediendo hasta los más tempranos recuerdos- y luego limpiarlos uno por uno”.

Cuando por primera vez hice el esfuerzo de recapitular mi vida y limpiar la energía negativa que había acumulado, pensé que sería una tarea imposible. Pero no lo fue. Sólo entrañó utilizar mi atención para observar un hecho concreto y luego dejarlo tras de mí.

El proceso suena raro, pero cuando se lleva a cabo uno obtiene una poderosa sensación de dejar tras de sí los viejos condicionamientos y recargar de

energía el presente. Lo que encontré casi pasmoso fue mi capacidad para evocar a personas y hechos aparentemente olvidados hace mucho tiempo.

Un día decidí recapitular mi mente de cuarto de básica. Por el simple sistema

de ser un espectado benevolente de mi aula en la Arthur Elementary School de

Detroit, fui capaz de ver a cada uno de mis compañeros de clase, el lugar en

que se sentaba cada cual, el libro que leía la señorita Engel: el jardín secreto, la lección de quebrados, el globo terráqueo en un rincón, y los nombres de todos los de la clase.

Mientras me observaba a mí mismo en el aula, me di cuenta de que había consumido una enorme cantidad de energía teniendo miedo de no ser aceptado.









Era mi primer año en esa escuela porque nos habíamos trasladado desde otro vecindario. Fui capaz de devolver a mi cuerpo energético la energía



consumida. Me quedé sorprendido ante la capacidad de mi mente para evocar todos aquellos hechos y compañeros de clase en apariencia insignificantes y olvidados mucho tiempo atrás.

El proceso de recapitulación es un proceso energético. Todos los recuerdos, como todo lo demás del universo, son energía. Recobrar la energía perdida y despojarse de la energía negativa parece imposible de hacer, pero puedo asegurarle que el cultivo de la condición de espectador tendrá el espectacular efecto de aumentar su conciencia y hacerle conocer su más sublime yo.

Al penetrar en su interior y empezar a ser espectador, testigo de toda su vida, comenzará a sentir una abrumadora sensación de asombro y respeto ante la forma en que todo encaja. Aquello contra lo que luchaba cuando era adolescente, le condujo a un plano de existencia más elevado en la juventud, o

en la edad madura. La energía que empleó luchando contra sus padres, o enfrentándose a reglas necias, puede ser recuperada y utilizada de una manera más provechosa.

Desde las perspectiva del espectador, uno no establece juicios sobre lo correcto o incorrecto de tal o cual hecho, de sus comportamientos o de las

reacciones de los otros. Al ser un testigo de su propia vida, usted se libera de

la energía atrapada en los prejuicios, enojo y vanidad que pueda haber experimentado en esa época, y que aún se encuentran dentro de su cuerpo. Mediante la observación, descubrirá que posee la capacidad de regresar a cualquier momento de su vida, y actuar como si volviera a estar ante la misma situación.

Observar su vida y cambiar las pautas energéticas existentes implica alcanzar una enorme disciplina. Puede que prefiera no pasar por esta dura prueba. Sin embargo, si se convence de que tiene el poder para hacerlo, y que usted puede ser un testigo de su vida a voluntad y revivir esos acontecimientos desde una perspectiva distante, podrá desembarazarse de todos los bloqueos que le inhiben.

Cualquier energía que otorgue a los acontecimientos pasados y que no esté basada en el amor incondicional es una energía que le impide conocer a su yo espiritual.









Observación del mundo que le rodea



Uno puede adoptar la postura del espectador ante todo lo que sucede. Esto incluye hechos ocurridos en el vecindario, así como acontecimientos de importancia mundial. Como testigo, uno se niega a identificarse con lo que ve;

se es un observador distante, pasivo pero que advierte las cosas. Usted no se identifica con lo que sucede, pero lo advierte.

Cuando uno se convierte en testigo de los hechos que nos rodean, elimina la perspectiva egocentrista. Ya no lo verá en términos de cómo le afecta a usted.

Se limitará a advertir lo que pasa. No está unido al bien o al mal de lo ocurrido. Sabe que, de alguna forma misteriosa, todo forma parte del orden natural. No cuestionará a Dios. Se limitará a observar.

La ventaja de adoptar esta posición es que uno comienza a ver cómo ese hecho afecta a toda la gente. Si es un problema, usted ve la solución con

claridad. Siente que no debería estar sucediendo, pero no pregunta por qué y no juzga ni se enoja por ello. Usted es un testigo silencioso. Si el acontecimiento es un huracán o un terremoto, por ejemplo, no se siente



desgarrado por dentro. Sabe lo que ha sucedido, sabe lo que es necesario hacer, y puede ponerse a hacerlo.

Aprender a observar el mundo desde la perspectiva del observador distante, sin embargo, no significa carecer de emociones. Sólo significa estar libre de

emociones inmovilizadoras. Abraham Maslow definió a los más valiosos seres humanos como aquellos que se habían realizado, y especificó que la más alta cualidad que poseían era ser “independientes de la buena opinión de los

demás”.

Cuando uno ya no necesita ver los acontecimientos de su vida desde una perspectiva egocéntrica, o desde el punto de vista de cómo debería reaccionar atendiendo a los demás, ha conseguido una importante parcela de libertad. Libertad es lo que ofrece la posición del testigo. Libertad de estar en un aeropuerto, por ejemplo, contemplando cómo los demás se trastornan por la cancelación de un vuelo, mientras usted observa en silencio el comportamiento ajeno a la para que el suyo propio.

Durante la época en la que estaba aprendiendo a practicar la condición de testigo, me encontré en un avión que se vio atrapado en una turbulencia increíble. Mientras caían la mascarillas de oxígeno, el avión se sacudía con violencia y los pasajeros gritaban de pánico, yo me encontré observando el acontecimiento, incluido mi comportamiento.









Dejé que mi cuerpo se quedara allí sentado y fuera sacudido violentamente. No experimenté el más mínimo miedo. Estaba distanciado, y en consecuencia no

era yo quien se hallaba en peligro, sino ese al que estaba observando. En mi corazón sabía que no podía morir, que era eterno, y desde esa eternidad observaba.

Ese testigo sereno evitó que fuera presa del pánico, y pareció aliviar el miedo también en la persona que tenía sentada a mi lado.

Usted puede aplicar la condición de testigo a todo lo perturbador. Las guerras continuarán y continuarán con independencia de su torbellino interno. El que hubiera muchos espectadores del mundo podría ayudar a crear una energía colectiva de paz. Desde luego, no será su enojo lo que erradicará la guerra.

Lo mismo es verdad en el caso de la violencia, el hambre, la enfermedad y

todos los problemas que padecemos. Al transformarse en testigo, no se vuelve pasivo ni indiferente. Se convierte en el observador que ve lo que sucede

como lo que es, y que también ve las soluciones.

Si hace suyo el enojo de los violentos, usted se transforma en un violento más que altera la armonía del mundo. Como testigo, usted radiará la calma energía

de la observación y el distanciamiento. Éstas son las metas que nuestro mundo alcanzará si los que observamos como testigos logramos llevar a término una revolución espiritual.



Éstas son, pues, las cuatro categorías de observación que usted tiene disponibles. Puede que le suenen un poco extrañas si cree que sólo actuamos sobre el mundo con nuestro yo físico o intelectual. Admito que es una noción nueva y quizá radical, pero póngala a prueba. ¿Quién sabe? Podría acabar transformando su vida y ayudándole a entrar en contacto con la fuerza y la sabiduría de su yo espiritual.







SUGERENCIAS PARA ALCANZAR LA CONDICIÓN DE ESPECTADOR



Las siguientes son algunas ideas para poner al testigo a trabajar en su vida:



¡Perciba al que percibe! Mientras toma nota e sus mundos, el interior y el exterior, comienza a familiarizarse con el que percibe.









Si hace esto varias veces al día, comenzará a ver que es mucho más que su cuerpo, su mente y los hechos programados de su vida. Darse cuenta de la presencia de su verdadero yo como un observador le aportará nuevas dimensiones de creatividad y contento.



Mientras se familiariza con el que percibe, recuerde que no puede sentir dolor

ni sufrimiento. Su testigo benevolente le revela un rincón de libertad donde usted es inmune a la angustia

Le sugerí a una camarera que estaba siendo importunada por unos clientes desconsiderados, que observara el comportamiento de ellos en lugar de ser la víctima. No lo entendió y me pidió que se lo explicara.

-Tienes tres protecciones entre el yo real y el mundo exterior –le dije-. Primero tienes el uniforme de camarera. Eso, desde luego, no es su verdadero yo, así

que no se identifica con la camarera.

“En segundo lugar, tiene su cuerpo, pero no sabe cometer el error de creer que

es su cuerpo. Si lo hace, cualquiera puede hacerle daño con un comentario poco halagüeño sobre él. Usted posee un cuerpo, pero no es ese cuerpo.

“En tercer lugar, tiene la mente, pero advierta que se trata de su mente. Ahora bien ¿quién es la dueña de su mente? Es quien observa y ésa es usted.

“No es la mente, ni su cuerpo, que siente ansiedad; tampoco su uniforme de camarera, que o es más que un testigo.

“No permita que nadie entre en su interior a menos que venga con amor. Con todos los demás, limítese a retroceder y observarlos, así como a usted misma,

en el pequeño drama que esté desarrollándose. Una vez que ponga fin a la falsa identificación de sí misma, será libre. Ser el observador es su billete hacia la libertad. Vaya por él.

De esta manera obtuvo una nueva sensación de alivio y orgullo de sí misma, y supo mantener a distancia la desagradable energía de otros clientes desconsiderados.

Usted puede lograr algo semejante en cualquier momento de su vida por el sistema de convertirse en espectador.



Cuelgue esta afirmación en tanto sitios como le sea posible: “En mi mundo, nunca va nada mal”. Mírela cada día y recuerde que todo lo que le sucede obedece al orden divino y comporta una lección. Al mismo tiempo, le ayudará

a vivir en el reino espiritual: el reino de lo inmutable y eterno.









Comenzará a identificarse, no con los problemas que bombardean su cuerpo, sino con el observador silencioso. Verá que las soluciones empiezan a surgir cuando adopte esta postura. Si sabe que sus problemas no son suyos sino

sólo de su cuerpo, entonces el acto de observar evitará que quede inmovilizado

en el interior. Esa serenidad le ofrecerá la solución para resolver el problema de su cuerpo.



Cuando se sienta trastornado por cualquier cosa, diga en voz alta: “Soy algo más que aquello que me molesta”. Sólo esta sencilla declaración que afirma

que usted es algo más que un receptáculo de problemas evitará que permita a esos problemas prevalecer en su vida cotidiana.

Usted no es esos problemas, sino el que es consciente de la existencia de los mismos. Su conciencia superior puede proporcionarle un refugio cuando comienza a creer que usted es esos problemas, y que hasta que los resuelva sentirá dolor.



Intente este ejercicio: piense en algo que ha estado molestándole durante un largo período de tiempo. Ahora váyase a un lugar tranquilo y cierre los ojos. Limítese a ver el problema aflorando a la pantalla en blanco de su conciencia. Advierta todos los aspectos del problema. Qué apariencia tiene, cuándo aparece, qué siente cuando lo tiene en la mente, el dolor y miedo que experimenta cuando está presente, cómo se ha enfrentado a él sin éxito en el pasado. Piense en todo lo relacionado con el problema.

Luego distánciese del problema. Simplemente déjelo que permanezca allí, en la pantalla de la mente. Mírelo desde el punto de vista del espectador

comprensivo que sin juzgar observa la pantalla. Contémplelo como una película, permitiéndole que cambie.

Verá que cambia y aparece y desaparece de la conciencia. Con cada cambio o movimiento que realice en la pantalla, usted continúa en la actitud del testigo benevolente que sabe que la energía hará lo que quiera y que también estará acompañada por la amorosa energía del testigo. A menudo, este acto de observación dará como resultado la sensación de que el problema se ha disipado. Si eso ocurre, obsérvelo también desde la posición del observador comprensivo.

Yo practiqué este acto de observación cuando me lesioné y no podía jugar al tenis. Al principio reaccioné ante el dolor que sentía en el pie con frases como:

“Esta lesión no me dejará hacer lo que quiero, y eso me fastidia”.









Me encontré con que, independientemente de lo que intentara, el dolor persistía

y yo era incapaz de girar sobre el pie y, en consecuencia, tuve que interrumpir una actividad que me encantaba.

Luego adopté la postura del espectador. Ya no me vi a mí mismo como alguien con una lesión. Atribuí el dolor sólo a mi cuerpo y no a mí. Presencié toda la situación y me limité a observarla. Observé amorosamente el dolor, la forma en que aparecía, mis sentimientos de frustración por él, el color de la hinchazón, todo. Pero me negué a pensar en él como mío. Era sólo el problema de mi

cuerpo. El mismímismo día en que hice eso, todo el malestar desapareció. Había concentrado mi atención en lo que ocurría, y me había distanciado de ello: y en lo que pareció unas pocas horas, ya no sentía el dolor y estaba jugando al tenis como si nunca hubiera tenido lesión alguna.



Con el fin de conocer los beneficios que depara el observar, tendrá que desterrar la duda. Recuerde que le han enseñado a creer que su cuerpo es la esencia de su humanidad. Le han enseñado a abordar los problemas con sus recursos físicos e intelectuales, no con su yo espiritual.

Tenga presentes las palabras de Carlos Castaneda en El poder del silencio: “Lo que necesitamos hacer para permitir que la magia se apodere de nosotros es



desterrar la duda de nuestra mente... Una vez desterrada la duda, cualquier cosa es posible”.

Si no destierra la duda se encontrará con que sólo experimentará frustración,

lo cual le conducirá de nuevo a la duda, y entonces verá los frutos de la duda manifestarse en su vida.



No se obsesione con la idea de tener éxito o fracasar en alcanzar la posición de espectador. Emprenda esta aventura con total desapego de los resultados.

Sólo tenga presente que dentro de usted hay alguien que conoce. Uno que percibe. Un divino espíritu silencioso que es omnipresente en su vida. No pida nada más.

No caiga en la tentación de evaluar sus progresos. Limítese a acoger en su vida a este nuevo fenómeno de observación como un regalo de su yo espiritual. Llegado el momento percibirá los resultados.



Practique nuevas frases para el monólogo interno a fin de reemplazar su antigua identificación con su cuerpo físico. “Yo soy el que posee el cuerpo. No soy el cuerpo. No pueden alcanzarme si vienen con odio o enojo. No puedo preocuparme cuando me niego a ser el que se preocupa y me limito a observar al que tiene esas preocupaciones”.







Estas frases del monólogo interno le mantendrán centrado en su dominio espiritual. Descubrirá que muchas de las cosas por las que se preocupa o que experimenta de manera negativa comienzan a perder negatividad.



En lugar de trabarse en confrontaciones con los demás, intente ser un observador. Elévese por encima de la tentación de demostrar que alguien está equivocado, y en cambio obsérvese a sí mismo y a su “oponente”.

Pronto verá la necesidad de trabarse en esta confrontación que provoca ansiedad, y cambiará a una reacción más espiritual. Tenga presente la siguiente frase: sirve para desactivar las confrontaciones y mejorar las relaciones; “Cuando tienes la elección entre tener razón y ser amable, escoge siempre la amabilidad”.

Oí esa frase mientras estaba observándome a mí mismo en medio de la agitación por algo que mi esposa no entendía. Había estado tan ocupado en

intentar demostrarle que estaba equivocada y convencerla de lo correcto de mi postura, que me sentía cada vez más angustiado. Entonces mle llegó la frase.

Me ha resultado muy útil para desactivar situaciones como ésa.



Es un lugar tranquilo, observe sus pensamientos durante treinta minutos. Limítese a acallar su mente y contemplar los pensamientos que van y vienen. Mientras hace esto, no deje de recordarse que los pensamientos no son usted. Se encontrará con que un pensamiento aparece en su mente, y a los pocos instantes aflorará otro por completo opuesto. Advierta los pensamientos que llegan y luego obsérvelos al marchar. Esto resulta particularmente útil cuando

uno se siente trastornado por algún hecho externo, como qué oferta de trabajo aceptar o si debe vender su casa.

Su atención se volverá hacia esos pensamientos que le proporcionen la

solución. A menudo, lo que debe hacer se volverá claro como el cristal. Habrá desterrado la duda y creado un saber, todo mediante el acto de observar desde un punto de vista distante.



Resulta inevitable que tenga que llevar a término tareas que sean

desagradables o que no tengan ni el más mínimo interés en absoluto. En lugar de quejarse por lo injusto que es, o por lo aburrido que le resultan esos

trabajos, recuerde que o es su cuerpo, sino el que es eterno e inmutable, y que tiene la posibilidad de no sentirse víctima. Puede desprenderse del cuerpo, observarlo pasar por el tedio, y negarse a identificarse con él.









Entonces se encontrará en la posición de observarse sin identificarse con el cuerpo. Este proceso de observación destierra de inmediato el enjuiciamiento

de la actividad y le proporciona un estado de contento.

Yo solía aplicar esta técnica cuado trabajaba para una gran cadena de supermercados. Una de mis tareas consistía en descargar un remolque lleno

de pesadas cajas. A menudo tenía que hacer el trabajo en solitario. Era un trabajo aburrido, fatigoso. Entonces yo no sabía que lo que hacía para que

fuera más llevadero era adoptar la posición del espectador, pero, al mirar ahora

el pasado, veo que hacía eso.

Me observaba realizando todos los movimientos. Y las cajas ya no pesaban. Yo no las levantaba. Contemplaba a mi cuerpo hacer el trabajo. El tiempo

pasaba volando, y antes de que tuviese siquiera ocasión de sentir aburrimiento

o cansancio, el trabajo estaba acabado. Era capaz de transformarme y hacer esa tarea desde la perspectiva del observador.

He hablado con prisioneros que han usado esta técnica para soportar su condena, particularmente cuando se hallaban en condición de aislamiento. Algunos son capaces de observar la totalidad de la experiencia en lugar de

aferrarse a ella, y descubren que sus sentimientos de aislamiento desaparecen. De hecho, los que han sobrevivido a la tortura en campos de prisioneros, a menudo dicen que se negaron a pensar en sí mismos como los que estaban

siendo torturados. Consiguieron abandonar sus cuerpos y contemplaron cómo se infligía la tortura, apartando así el dolor de su conciencia.

En cualquier momento, en cualquier trabajo, puede encomendarle la tarea a su cuerpo, apartando de sí el cansancio, el aburrimiento o cualquier otro sentimiento.



Intente la recapitulación. Puede recapitular su vida, hasta su nacimiento, si cree que puede ser útil. Este proceso implica imaginarse a las personas y los hechos que han formado parte de su vida.

Comience moviendo la cabeza de izquierda a derecha con mucha lentitud mientras trae a la conciencia a las personas y los hechos. Mientras mueve la cabeza de un lado a otro con mucha lentitud, empieza a recobrar la energía que

ha perdido en esas circunstancias. Está recuperando la energía que ha disipado.

Algunas personas han pasado hasta dos años en este proceso de recapitulación.









Cuando acabaron, se encontraron recargados de energía y capaces de acceder

a su nueva energía, para transportarse al interior, hacia nuevas dimensiones de realidad; nuevos mundos internos que desafiaban todo lo que hasta entonces habían creído posible.



La práctica de la recapitulación proporciona un cuadro más claro de la

necesidad de que todo lo que sucedió en su existencia tuviera lugar de la forma precisa en que lo hizo. La recapitulación hace trizas la creencia de que la

energía, una vez consumida, no se puede recuperar. Usted puede acceder

tanto a su cuerpo como a su cuerpo energético y conocer nuevos mundos. La recapitulación es una entrada a esos mundos.

Estas ideas de recuperación de energía, limpieza de energía e intercambio de energía entre las personas puede que le parezcan absurdas. De ser así, ello se debe a que ha llegado a confiar en sus cinco sentidos hasta tal punto que cualquier realidad extrasensorial le parece increíble.

Todo es energía en el universo. Usted no puede moverse sin influir en la

energía. Usted es un conjunto de energía, y siempre lo ha sido. Vaya más allá de sus sentidos y experimente un nuevo tipo de energía que lo pondrá en contacto con mundos que tal vez nunca ha imaginado

El proceso de recapitulación es algo increíble. Usted puede redistribuir su energía normal e intensificarla de tal modo que dé un salto espectacular hasta

el mundo de lo inimaginable. Le recomiendo que lea el libro de Taisha Abelar, The Sorcerers’ Crossing, para obtener una descripción detallada del proceso

de recapitulación.



Aunque le resulte difícil alcanzar la posición de observador, lleve a la práctica algunas de estas ideas. Más que nada, la perspectiva del espectador le hace conocer su yo espiritual. Le hace compartir el gran secreto: usted no es sus problemas, ni sus frustraciones, ni siquiera su vida física. Es el que percibe todo esto.

No puede aferrar ni examinar ese glorioso aspecto de sí mismo porque reside en el yo invisible. Sin embargo, es el núcleo de su búsqueda espiritual.

Usted ha de conseguir que sea su yo espiritual quien gobierne su vida.

Necesita una experiencia más profunda y rica de la vida. Ésta le será esquiva

si no llega a conocer ese aspecto superior de sí mismo. El ser un espectador le iniciará en este conocimiento. Nisargadatta Maharaj afirma en I Am that: “Es la idea de que yo soy mi cuerpo la que resulta tan calamitosa. Te ciega por

completo ante tu verdadera naturaleza. Aunque sea por un momento, no pienses que eres el cuerpo. No te des ningún nombre, ninguna forma. La realidad se encuentra en la oscuridad y el silencio”.







Al cultivar esta nueva conciencia se encontrará con que disfruta del silencio aún más que cuando solía buscar al bullicio por compañero. El cultivar la observación le hará reconocerse no como el que hace, sino como el que observa al que hace. Llegará a recibir de buen grado este reino como un respiro del ajustado mundo en el que ha estado viviendo.

La tercera clave de acceso a la conciencia superior le hará avanzar más en su búsqueda espiritual. Es un arte gemelo de la condición de espectador.







6





Acallar el diálogo interior



Vacíate de todo.

Deja que la mente descanse en paz.